/ jueves 3 de enero de 2019

1978 año axial en mis memorias autobiográficas

El compromiso de terminar el libro con la biografía de don Víctor -en el centenario de su nacimiento-, lo asumí en ocasión del reconocimiento que me hizo el H. Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, el 26 de enero de 2018.

Terminó 2018. En la historia de México se registrará como un año crucial en el sistema político pluripartidista. Los acontecimientos de julio, septiembre y diciembre muestran algo más que una nueva alternancia y un cambio en “el modo personal de gobernar” del Presidente de la República, AMLO inicia su sexenio metiendo el acelerador. Tiene prisa. Todo el día y todas las semanas están presentes sus acciones y mensajes en la agenda pública de la Nación.

En Durango cambia la composición de las fuerzas políticas en el Congreso, lo que se traduce en un nuevo ajuste en el “gobierno dividido”, que resultó de la alternancia de 2016 y de reacomodo de los actores de la clase política. Hubo llamativas migraciones interpartidistas.

Lo anterior obliga a un cambio de ritmo en la gestión de los históricos proyectos estructurales de desarrollo que dependen de decisiones presidenciales y el respaldo de la federación (entre estos el legendario ferrocarril Durango-Mazatlán). En ese escenario tenemos que hacer nuestra parte en los espacios gubernamentales y de la sociedad civil donde participamos los duranguenses. Mayores responsabilidades tenemos los que nos inscribimos en la “durangueñeidad activa”.

Por lo que a mí me toca. Seguiré escribiendo en El Sol de Durango, que desde 1988 publica mis artículos en las páginas de Análisis y Opinión. En lo personal me quedaron pendientes dos proyectos iniciados en 2018. Uno, la biografía del Ing. Víctor Bravo Ahuja, Secretario de Educación Pública en el sexenio del presidente Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), a cuyo equipo me integré en diciembre de 1968 cuando iniciaba su gestión como gobernador de Oaxaca.

A él debo mi nombramiento de director general de Educación Superior de la SEP en el mes de abril de 1976, desde el que transité al de director general de Institutos Tecnológicos Regionales por designación de Porfirio Muñoz Ledo, que le siguió como el titular de la SEP el sexenio de José López Portillo. Cargo en el que me refrendó Fernando Solana Morales, que le siguió en la conducción de la SEP en el sexenio. Con él colaboré hasta 1980, y junto con el gobernador Héctor Mayagoitia, presidió los grandes eventos con que se conmemoró en Durango en 1978 el 30 aniversario del Sistema Nacional de Institutos Tecnológicos y del ITD.

El compromiso de terminar el libro con la biografía de don Víctor -en el centenario de su nacimiento-, lo asumí en ocasión del reconocimiento que me hizo el H. Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, el 26 de enero de 2018. A Don Víctor lo recordamos como forjador del Sistema Nacional de Enseñanza Técnica y conductor de la 4ª Reforma Educativa del Siglo XX.

El segundo compromiso que me eché a cuestas, en lo que a escribir se refiere, son mis memorias. Propósito que rubriqué el pasado mes de abril, al terminar mis responsabilidades como Delegado Federal de la SEP y decidí tomar un “año sabático”. Camino que en el pasado seguí cuando al concluir mi gestión en algunas instituciones donde me desempeñé profesionalmente. Pausa que utilizo para documentar en libros, los principales resultados de mi gestión (Es el caso del Sistema Nacional de Institutos Tecnológicos -incluidos Oaxaca y Durango- del Conalep, la Secretaría de Educación Cultura y Deporte, los Centros de Informática Legislativa, y el Congreso del Estado). Estos libros con respaldo documental son fuente para la historia de las instituciones y referencia de lo que han sido mis aportaciones.

El proyecto de escribir mis memorias autobiográficas en el formato del escritor Gore Vidal, “una memoria es como uno recuerda su propia vida, mientras que una autobiografía requiere investigación, fechas, comprobación y ratificación de hechos”, se reactivó el pasado 10 de junio, cuando a los 97 años, partió al más allá mi mamá, María de Jesús Camargo.

Transitó a la otra vida, cuando ya había cumplido su misión en la tierra. Su historia personal es parte de la mía. Siendo la hija de la maestra rural, Josefa Camargo, se casó con el ejidatario Silvestre Hernández a quien enseñó a leer y escribir, con él formó a los nueve hijos de la familia Hernández Camargo a quienes nos legó los valores de la educación, el trabajo la solidaridad social. (De su historia de vida han escrito mis hermanos Julieta y Úrsulo).

A mi Dios me ha concedido una vida activa de participación social. Una versión de mi autobiografía se publicó en el libro, “Historias de Vida. Diez Rostros de Movilidad Social en México” que editó en 2016 el Centro de Estudios Espinoza Yglesias, A.C.

Algunos hechos históricos en los que estuve involucrado a lo largo de mi vida aparecen en lo que escribo en El Sol de Durango y en libros de reconocidos historiadores y escritores durangueses (Rosa María Valles Ruíz, Armando Victoria Santa María, José de la Cruz Pacheco y Manuel Lozoya Cigarroa, entre otros.) también en prólogos que escriben en mis libros distinguidos políticos e intelectuales con los que he coincidido en proyectos nacionales y estatales (en lo mejor de México hay mucho de lo mejor de Durango).

1978, año axial en mi vida profesional.

Esta vez tomo como fuente documental de mis acciones y proyectos que me tocó impulsar, mi libro, Los Institutos Tecnológicos Regionales. Educación Técnica Superior para la Provincia Mexicana (publicado en 1998). Ese año, axial en mi vida familiar y profesional, César, mi primogénito ganó el concurso de oratoria en el que participaron los estudiantes de 6º año de las escuelas primarias del Distrito Federal y yo desde la Dirección General de Institutos Tecnológicos Regionales de la SEP pude hacer realidad proyectos que venía trabajando, siguiendo el eje cardenal Oaxaca-Durango – con acciones favorables al Sistema Nacional de Enseñanza Técnica, el Instituto Tecnológico de Durango, las organizaciones de egresados de tecnológicos, la identidad duranguense plasmada en mi libro, Durangueñeidad. El Orgullo de lo Nuestro.

Génesis de este fue la Serie Guadiana publicada en 1978 por la Dirección General de ITR y el ITD -en el marco del 30 Aniversario- integrada por 10 libros sobre la historia, la biografía, el arte, la política, la naturaleza, elocuencia, la técnica y la poética “fue un esfuerzo de rescate y testimonio que se ofreció en homenaje del nombre pueblo de Durango”. Uno de estos libros lleva por título “30 hombres ilustres de Durango”.

El compromiso de terminar el libro con la biografía de don Víctor -en el centenario de su nacimiento-, lo asumí en ocasión del reconocimiento que me hizo el H. Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, el 26 de enero de 2018.

Terminó 2018. En la historia de México se registrará como un año crucial en el sistema político pluripartidista. Los acontecimientos de julio, septiembre y diciembre muestran algo más que una nueva alternancia y un cambio en “el modo personal de gobernar” del Presidente de la República, AMLO inicia su sexenio metiendo el acelerador. Tiene prisa. Todo el día y todas las semanas están presentes sus acciones y mensajes en la agenda pública de la Nación.

En Durango cambia la composición de las fuerzas políticas en el Congreso, lo que se traduce en un nuevo ajuste en el “gobierno dividido”, que resultó de la alternancia de 2016 y de reacomodo de los actores de la clase política. Hubo llamativas migraciones interpartidistas.

Lo anterior obliga a un cambio de ritmo en la gestión de los históricos proyectos estructurales de desarrollo que dependen de decisiones presidenciales y el respaldo de la federación (entre estos el legendario ferrocarril Durango-Mazatlán). En ese escenario tenemos que hacer nuestra parte en los espacios gubernamentales y de la sociedad civil donde participamos los duranguenses. Mayores responsabilidades tenemos los que nos inscribimos en la “durangueñeidad activa”.

Por lo que a mí me toca. Seguiré escribiendo en El Sol de Durango, que desde 1988 publica mis artículos en las páginas de Análisis y Opinión. En lo personal me quedaron pendientes dos proyectos iniciados en 2018. Uno, la biografía del Ing. Víctor Bravo Ahuja, Secretario de Educación Pública en el sexenio del presidente Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), a cuyo equipo me integré en diciembre de 1968 cuando iniciaba su gestión como gobernador de Oaxaca.

A él debo mi nombramiento de director general de Educación Superior de la SEP en el mes de abril de 1976, desde el que transité al de director general de Institutos Tecnológicos Regionales por designación de Porfirio Muñoz Ledo, que le siguió como el titular de la SEP el sexenio de José López Portillo. Cargo en el que me refrendó Fernando Solana Morales, que le siguió en la conducción de la SEP en el sexenio. Con él colaboré hasta 1980, y junto con el gobernador Héctor Mayagoitia, presidió los grandes eventos con que se conmemoró en Durango en 1978 el 30 aniversario del Sistema Nacional de Institutos Tecnológicos y del ITD.

El compromiso de terminar el libro con la biografía de don Víctor -en el centenario de su nacimiento-, lo asumí en ocasión del reconocimiento que me hizo el H. Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, el 26 de enero de 2018. A Don Víctor lo recordamos como forjador del Sistema Nacional de Enseñanza Técnica y conductor de la 4ª Reforma Educativa del Siglo XX.

El segundo compromiso que me eché a cuestas, en lo que a escribir se refiere, son mis memorias. Propósito que rubriqué el pasado mes de abril, al terminar mis responsabilidades como Delegado Federal de la SEP y decidí tomar un “año sabático”. Camino que en el pasado seguí cuando al concluir mi gestión en algunas instituciones donde me desempeñé profesionalmente. Pausa que utilizo para documentar en libros, los principales resultados de mi gestión (Es el caso del Sistema Nacional de Institutos Tecnológicos -incluidos Oaxaca y Durango- del Conalep, la Secretaría de Educación Cultura y Deporte, los Centros de Informática Legislativa, y el Congreso del Estado). Estos libros con respaldo documental son fuente para la historia de las instituciones y referencia de lo que han sido mis aportaciones.

El proyecto de escribir mis memorias autobiográficas en el formato del escritor Gore Vidal, “una memoria es como uno recuerda su propia vida, mientras que una autobiografía requiere investigación, fechas, comprobación y ratificación de hechos”, se reactivó el pasado 10 de junio, cuando a los 97 años, partió al más allá mi mamá, María de Jesús Camargo.

Transitó a la otra vida, cuando ya había cumplido su misión en la tierra. Su historia personal es parte de la mía. Siendo la hija de la maestra rural, Josefa Camargo, se casó con el ejidatario Silvestre Hernández a quien enseñó a leer y escribir, con él formó a los nueve hijos de la familia Hernández Camargo a quienes nos legó los valores de la educación, el trabajo la solidaridad social. (De su historia de vida han escrito mis hermanos Julieta y Úrsulo).

A mi Dios me ha concedido una vida activa de participación social. Una versión de mi autobiografía se publicó en el libro, “Historias de Vida. Diez Rostros de Movilidad Social en México” que editó en 2016 el Centro de Estudios Espinoza Yglesias, A.C.

Algunos hechos históricos en los que estuve involucrado a lo largo de mi vida aparecen en lo que escribo en El Sol de Durango y en libros de reconocidos historiadores y escritores durangueses (Rosa María Valles Ruíz, Armando Victoria Santa María, José de la Cruz Pacheco y Manuel Lozoya Cigarroa, entre otros.) también en prólogos que escriben en mis libros distinguidos políticos e intelectuales con los que he coincidido en proyectos nacionales y estatales (en lo mejor de México hay mucho de lo mejor de Durango).

1978, año axial en mi vida profesional.

Esta vez tomo como fuente documental de mis acciones y proyectos que me tocó impulsar, mi libro, Los Institutos Tecnológicos Regionales. Educación Técnica Superior para la Provincia Mexicana (publicado en 1998). Ese año, axial en mi vida familiar y profesional, César, mi primogénito ganó el concurso de oratoria en el que participaron los estudiantes de 6º año de las escuelas primarias del Distrito Federal y yo desde la Dirección General de Institutos Tecnológicos Regionales de la SEP pude hacer realidad proyectos que venía trabajando, siguiendo el eje cardenal Oaxaca-Durango – con acciones favorables al Sistema Nacional de Enseñanza Técnica, el Instituto Tecnológico de Durango, las organizaciones de egresados de tecnológicos, la identidad duranguense plasmada en mi libro, Durangueñeidad. El Orgullo de lo Nuestro.

Génesis de este fue la Serie Guadiana publicada en 1978 por la Dirección General de ITR y el ITD -en el marco del 30 Aniversario- integrada por 10 libros sobre la historia, la biografía, el arte, la política, la naturaleza, elocuencia, la técnica y la poética “fue un esfuerzo de rescate y testimonio que se ofreció en homenaje del nombre pueblo de Durango”. Uno de estos libros lleva por título “30 hombres ilustres de Durango”.