/ jueves 2 de enero de 2020

2020 el trampolín, 2021 la alberca

Dijo el clásico: Cuando se ejerce el poder, los días son cortos y las noches largas. Para los que aspiran a que Durango deje de ser el Chiapas del Norte, 2020 será muy largo y 2021 muy corto. No tendrá que esperar el calendario oficial electoral para que la clase política local nos haga saber sus intenciones.

Sin duda, diputadas y diputados locales que integran la actual legislatura ya están pensando en la reelección para repetir en el Congreso, en cambio otros le apuestan al 2022, saben de la importancia de una diputación federal porque ese año habrá próximo presidente municipal y gobernador.

Estamos hablando por supuesto no sólo del Municipio de la capital, también de Gómez Palacio y Lerdo. De las diputadas federales se comenta que Martha Olivia García y Maribel Aguilera quieren reelegirse. Patricia Ortega no está descartada para convertirse en la próxima “superdelegada”. Más allá de eso, no habrá caras nuevas buscando puestos de elección popular, serán los mismos de siempre, claro, en diferentes partidos.

Ya ve usted, los del PRI se visten de Morenos, los del PRD no son muy exigentes con el color que les pongan bailan, las palomitas blancas vestidas de azul, que le juraron amor eterno a sus colores, el color naranja los embrujó, bueno, ahora hasta son dirigentes de ese partido. No cabe duda: Tal parece que vivir fuera de la nómina de un partido es un error.

La sociedad duranguense enfrenta el dilema: No tener alternativas para acceder al poder, hoy patrimonio de la clase política local, conformada por familias, grupos de interés fuera y dentro de los partidos, los poderes fácticos acostumbrados a hacer negocios con recursos públicos y los amigos que nunca faltan. Gane quien gane en 2021 y 2022, saldrán de la partidocracia local.

Nosotros como sociedad informada, pero no politizada, no hemos sido capaces de construir una figura política que vaya más allá de los mismos de siempre, una personalidad que rebase a los políticos tradicionales de Durango que son los responsables de que nuestro estado se encuentre como ejemplo, donde nunca pasa nada, sino todo lo contrario.

Si nosotros como sociedad no atacamos las causas de nuestro atraso, seguiremos padeciendo los mismos efectos: Un poco de desarrollo económico pero no crecimiento. Dejar que los partidos pongan sus candidatos y nosotros seguir votando por ellos. En pocas palabras: que todo cambie, para que todo siga igual.

No se sorprenda si dos exgobernadores del PRI, llenos de nostalgia por el poder que un día ejercieron, nos quieran imponer a sus amigas, amigos, familiares o ellos mismos como candidatos en algún distrito electoral federal. La democracia representativa fracasó; ahora, le toca el turno a la democracia participativa.

Dijo el clásico: Cuando se ejerce el poder, los días son cortos y las noches largas. Para los que aspiran a que Durango deje de ser el Chiapas del Norte, 2020 será muy largo y 2021 muy corto. No tendrá que esperar el calendario oficial electoral para que la clase política local nos haga saber sus intenciones.

Sin duda, diputadas y diputados locales que integran la actual legislatura ya están pensando en la reelección para repetir en el Congreso, en cambio otros le apuestan al 2022, saben de la importancia de una diputación federal porque ese año habrá próximo presidente municipal y gobernador.

Estamos hablando por supuesto no sólo del Municipio de la capital, también de Gómez Palacio y Lerdo. De las diputadas federales se comenta que Martha Olivia García y Maribel Aguilera quieren reelegirse. Patricia Ortega no está descartada para convertirse en la próxima “superdelegada”. Más allá de eso, no habrá caras nuevas buscando puestos de elección popular, serán los mismos de siempre, claro, en diferentes partidos.

Ya ve usted, los del PRI se visten de Morenos, los del PRD no son muy exigentes con el color que les pongan bailan, las palomitas blancas vestidas de azul, que le juraron amor eterno a sus colores, el color naranja los embrujó, bueno, ahora hasta son dirigentes de ese partido. No cabe duda: Tal parece que vivir fuera de la nómina de un partido es un error.

La sociedad duranguense enfrenta el dilema: No tener alternativas para acceder al poder, hoy patrimonio de la clase política local, conformada por familias, grupos de interés fuera y dentro de los partidos, los poderes fácticos acostumbrados a hacer negocios con recursos públicos y los amigos que nunca faltan. Gane quien gane en 2021 y 2022, saldrán de la partidocracia local.

Nosotros como sociedad informada, pero no politizada, no hemos sido capaces de construir una figura política que vaya más allá de los mismos de siempre, una personalidad que rebase a los políticos tradicionales de Durango que son los responsables de que nuestro estado se encuentre como ejemplo, donde nunca pasa nada, sino todo lo contrario.

Si nosotros como sociedad no atacamos las causas de nuestro atraso, seguiremos padeciendo los mismos efectos: Un poco de desarrollo económico pero no crecimiento. Dejar que los partidos pongan sus candidatos y nosotros seguir votando por ellos. En pocas palabras: que todo cambie, para que todo siga igual.

No se sorprenda si dos exgobernadores del PRI, llenos de nostalgia por el poder que un día ejercieron, nos quieran imponer a sus amigas, amigos, familiares o ellos mismos como candidatos en algún distrito electoral federal. La democracia representativa fracasó; ahora, le toca el turno a la democracia participativa.