/ miércoles 20 de julio de 2022

A conciencia

Reforma integral en la formación médica

Lo sucedido recientemente con el cobarde asesinato de Erick Andrade Ramírez mientras realizaba el servicio social como médico en el Hospital Integral de El Salto, terminó por abrir la caja de pandora que evidencia la realidad por la que atraviesan quienes realizan su servicio social en el área de la salud, en especial los médicos, que en la mayoría de las ocasiones son el único recurso humano en este rubro en comunidades alejadas.

Tanto la UJED como la UAD anunciaron de inmediato que retirarían a los médicos pasantes de los lugares en donde no se cumpla con la Norma Oficial Mexicana del Servicio Social, ni se cuente con las condiciones necesarias de seguridad, elementos e insumos para el ejercicio de la profesión médica. Prácticamente sería retirarlos de todas las unidades rurales e incluso, algunas urbanas, lo que sin duda es un golpe duro pero necesario para el sistema estatal de salud.

Este tipo de crímenes ocurren mientras el Gobierno Federal insiste en que no se cuenta con especialistas que quieran ir a las zonas marginadas y ahora vemos que no les falta razón. El ejercicio de la profesión médica se ha convertido en un riesgo, ya que entidades como la nuestra no cuenta con los requerimientos mínimos de seguridad para ejercerla y hay que resaltar que, en este caso, el crimen se da en un hospital regional establecido en un municipio prácticamente cercano a la capital.

Ante toda esta situación las autoridades han reaccionado tratando de brindar las condiciones de seguridad al personal de salud, pues como fue mencionado en párrafos anteriores, hay centros que para la atención médica a la sociedad sólo cuentan con pasantes de servicio social.

Por lo pronto, el secretario de Salud, Sergio González Romero, se reunió con sus jefes jurisdiccionales para poder cubrir las necesidades de los servicios y de la población, situación que será compleja pues implica enviar personal de base o de contrato a cubrir dichos espacios sin garantizar su seguridad, por lo que el Sindicato de Salud debe de estar al pendiente para defender a sus agremiados y a los siempre desprotegidos contratos.

A todo esto, hay que agregar que el suicidio en los médicos representa una crisis mundial de salud pública pues siempre se sitúan cercanos a la cima de las profesiones con el mayor riesgo de muerte por suicidio. La tasa de depresión de estudiantes de medicina se estima en 27% y las tasas de ansiedad y agotamiento superan el 50%. Enfermedades neoplásicas y suicidio son las principales causas de muerte en los residentes.

Por ello urge un análisis a fondo en cuanto a la solicitud de estudiantes de medicina de terminar con el servicio social, así como la forma errada e inhumana de la preparación en la residencia para las especialidades, en donde, en muchas ocasiones el principal conflicto radica en los propios médicos adscritos y jefes de enseñanza que, so pretexto de haber sido formados del mismo modo, se resisten a reformar un sistema obsoleto que claramente trastoca los derechos humanos al no garantizar ingresos y condiciones laborales dignas y ahora, ni siquiera seguridad.

Lo vivido por el personal de salud ha desatado muchas manifestaciones en redes sociales y en las calles, sin embargo, si no se llevan a cabo cambios drásticos a través de una reforma integral en la formación médica junto con la responsabilidad del Estado para brindar seguridad, será el equivalente a que los crímenes queden impunes.

@raulgonzalezr

Reforma integral en la formación médica

Lo sucedido recientemente con el cobarde asesinato de Erick Andrade Ramírez mientras realizaba el servicio social como médico en el Hospital Integral de El Salto, terminó por abrir la caja de pandora que evidencia la realidad por la que atraviesan quienes realizan su servicio social en el área de la salud, en especial los médicos, que en la mayoría de las ocasiones son el único recurso humano en este rubro en comunidades alejadas.

Tanto la UJED como la UAD anunciaron de inmediato que retirarían a los médicos pasantes de los lugares en donde no se cumpla con la Norma Oficial Mexicana del Servicio Social, ni se cuente con las condiciones necesarias de seguridad, elementos e insumos para el ejercicio de la profesión médica. Prácticamente sería retirarlos de todas las unidades rurales e incluso, algunas urbanas, lo que sin duda es un golpe duro pero necesario para el sistema estatal de salud.

Este tipo de crímenes ocurren mientras el Gobierno Federal insiste en que no se cuenta con especialistas que quieran ir a las zonas marginadas y ahora vemos que no les falta razón. El ejercicio de la profesión médica se ha convertido en un riesgo, ya que entidades como la nuestra no cuenta con los requerimientos mínimos de seguridad para ejercerla y hay que resaltar que, en este caso, el crimen se da en un hospital regional establecido en un municipio prácticamente cercano a la capital.

Ante toda esta situación las autoridades han reaccionado tratando de brindar las condiciones de seguridad al personal de salud, pues como fue mencionado en párrafos anteriores, hay centros que para la atención médica a la sociedad sólo cuentan con pasantes de servicio social.

Por lo pronto, el secretario de Salud, Sergio González Romero, se reunió con sus jefes jurisdiccionales para poder cubrir las necesidades de los servicios y de la población, situación que será compleja pues implica enviar personal de base o de contrato a cubrir dichos espacios sin garantizar su seguridad, por lo que el Sindicato de Salud debe de estar al pendiente para defender a sus agremiados y a los siempre desprotegidos contratos.

A todo esto, hay que agregar que el suicidio en los médicos representa una crisis mundial de salud pública pues siempre se sitúan cercanos a la cima de las profesiones con el mayor riesgo de muerte por suicidio. La tasa de depresión de estudiantes de medicina se estima en 27% y las tasas de ansiedad y agotamiento superan el 50%. Enfermedades neoplásicas y suicidio son las principales causas de muerte en los residentes.

Por ello urge un análisis a fondo en cuanto a la solicitud de estudiantes de medicina de terminar con el servicio social, así como la forma errada e inhumana de la preparación en la residencia para las especialidades, en donde, en muchas ocasiones el principal conflicto radica en los propios médicos adscritos y jefes de enseñanza que, so pretexto de haber sido formados del mismo modo, se resisten a reformar un sistema obsoleto que claramente trastoca los derechos humanos al no garantizar ingresos y condiciones laborales dignas y ahora, ni siquiera seguridad.

Lo vivido por el personal de salud ha desatado muchas manifestaciones en redes sociales y en las calles, sin embargo, si no se llevan a cabo cambios drásticos a través de una reforma integral en la formación médica junto con la responsabilidad del Estado para brindar seguridad, será el equivalente a que los crímenes queden impunes.

@raulgonzalezr

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