/ viernes 25 de junio de 2021

A consecuencia...

Ya concluidas las elecciones, ha habido voces que se han alzado en contra de Alejandro Moreno Cárdenas, dirigente del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional.

Le han acusado, desde el sur hasta el norte del país, de entregar los peores resultados del PRI desde su fundación, argumentando que se perdieron ocho de los doce estados en donde eran gobierno, conservando únicamente el Estado de México, Coahuila, Oaxaca e Hidalgo.

No hubo un buen cálculo en cuanto a las decisiones políticas. Aferrarse a la candidatura de su propio sobrino en Campeche a quien despacharon hasta el tercer lugar y apoyar a Lupita Jones en lugar de a Jorge Hank Rhon (que sacó 230 mil votos por sí mismo) en Baja California -lo que hizo que el priísmo de aquella entidad se le volteara en plena contienda- son sólo un par de ejemplos de los yerros que evidencian de “Alito” Moreno y por los que piden su salida.

Sus cercanos argumentan que levantó la votación del PRI en comparación con el último proceso electoral federal. Lo cierto es que será dificil que los antagónicos puedan hacer que el líder del CEN renuncie, pues claramente está acuerpado por los liderazgos de sectores y organizaciones. El año entrante será crucial para el Revolucionario Institucional y las decisiones deben de ser tomadas de manera quirúrgica para Aguascalientes, Durango, Quintana Roo, Hidalgo, Oaxaca y Tamaulipas.

En el caso de nuestra entidad, el PRI recuperó mucho de lo perdido y se encuentra más vivo que nunca, quizá no para contender por sí mismo, pero sí para ser quien encabece la candidatura en la alianza PRI-PAN que deberá prevalecer para la sucesión gubernamental. El primero en levantar la mano de manera abierta en algunos medios de comunicación ha sido Esteban Villegas Villarreal, quien no goza de la mejor relación con Ismael Hernández Deras ni con Leticia Herrera Ale, a pesar de lo que cualquiera de ellos quieran proyectar. Caso contrario con el gobernador José Rosas Aispuro Torres, a quien ha sabido acercarse tejiendo la idea de ser el único que le garantiza tranquilidad en la sucesión.

Si bien es cierto, Esteban tiene equipo político -que siempre lo encapsula en las contiendas- su historia se ha basado en el cambio de lealtades, lo que le ha generado enconos y quizá sea lo que le impida transitar hacia una candidatura dentro de la alianza entre Ismael y Aispuro. Aunado a ello, su discurso sigue siendo característico: mucha forma, nada de fondo.

Alito necesitrá perfiles que puedan transitar con Aispuro, Ismael y el panismo. Que no tenga conflicto con ningun grupo político de la entidad y cuyo garante sea la palabra para cumplir acuerdos. Si Alejandro Moreno tiene que pugnar por algún perfil, tendra que ser por alguien que cubra estos requisitos y en el PRI se cuentan con una mano.

Verificando todos estos puntos, no hay que descartar a Rubén Escajeda Jiménez. Aunado a que fue uno de los pocos líderes estatales del tricolor que entregó buenos resultados a la dirigencia nacional, es un político probado que nunca ha perdido ninguna elección en la que ha participado y que cuenta con una gran trayectoria política. Pero quizá, lo más destacable, es que comenzó en estos menesteres en el mismo grupo que José Rosas Aispuro Torres y transitó de manera natural con Ismael Hernández Deras, a quien pudo heredar la dirigencia nacional de la CNC con la que el ex gobernador retomó fuerza y trascencencia.

Así pues, habrá que sumarlo a la lista de priistas que ya levantaron la mano y se encuentran trabajando abiertamente para ser quienes encabecen la candidatura para suceder a José Rosas Aispuro Torres.

Ya concluidas las elecciones, ha habido voces que se han alzado en contra de Alejandro Moreno Cárdenas, dirigente del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional.

Le han acusado, desde el sur hasta el norte del país, de entregar los peores resultados del PRI desde su fundación, argumentando que se perdieron ocho de los doce estados en donde eran gobierno, conservando únicamente el Estado de México, Coahuila, Oaxaca e Hidalgo.

No hubo un buen cálculo en cuanto a las decisiones políticas. Aferrarse a la candidatura de su propio sobrino en Campeche a quien despacharon hasta el tercer lugar y apoyar a Lupita Jones en lugar de a Jorge Hank Rhon (que sacó 230 mil votos por sí mismo) en Baja California -lo que hizo que el priísmo de aquella entidad se le volteara en plena contienda- son sólo un par de ejemplos de los yerros que evidencian de “Alito” Moreno y por los que piden su salida.

Sus cercanos argumentan que levantó la votación del PRI en comparación con el último proceso electoral federal. Lo cierto es que será dificil que los antagónicos puedan hacer que el líder del CEN renuncie, pues claramente está acuerpado por los liderazgos de sectores y organizaciones. El año entrante será crucial para el Revolucionario Institucional y las decisiones deben de ser tomadas de manera quirúrgica para Aguascalientes, Durango, Quintana Roo, Hidalgo, Oaxaca y Tamaulipas.

En el caso de nuestra entidad, el PRI recuperó mucho de lo perdido y se encuentra más vivo que nunca, quizá no para contender por sí mismo, pero sí para ser quien encabece la candidatura en la alianza PRI-PAN que deberá prevalecer para la sucesión gubernamental. El primero en levantar la mano de manera abierta en algunos medios de comunicación ha sido Esteban Villegas Villarreal, quien no goza de la mejor relación con Ismael Hernández Deras ni con Leticia Herrera Ale, a pesar de lo que cualquiera de ellos quieran proyectar. Caso contrario con el gobernador José Rosas Aispuro Torres, a quien ha sabido acercarse tejiendo la idea de ser el único que le garantiza tranquilidad en la sucesión.

Si bien es cierto, Esteban tiene equipo político -que siempre lo encapsula en las contiendas- su historia se ha basado en el cambio de lealtades, lo que le ha generado enconos y quizá sea lo que le impida transitar hacia una candidatura dentro de la alianza entre Ismael y Aispuro. Aunado a ello, su discurso sigue siendo característico: mucha forma, nada de fondo.

Alito necesitrá perfiles que puedan transitar con Aispuro, Ismael y el panismo. Que no tenga conflicto con ningun grupo político de la entidad y cuyo garante sea la palabra para cumplir acuerdos. Si Alejandro Moreno tiene que pugnar por algún perfil, tendra que ser por alguien que cubra estos requisitos y en el PRI se cuentan con una mano.

Verificando todos estos puntos, no hay que descartar a Rubén Escajeda Jiménez. Aunado a que fue uno de los pocos líderes estatales del tricolor que entregó buenos resultados a la dirigencia nacional, es un político probado que nunca ha perdido ninguna elección en la que ha participado y que cuenta con una gran trayectoria política. Pero quizá, lo más destacable, es que comenzó en estos menesteres en el mismo grupo que José Rosas Aispuro Torres y transitó de manera natural con Ismael Hernández Deras, a quien pudo heredar la dirigencia nacional de la CNC con la que el ex gobernador retomó fuerza y trascencencia.

Así pues, habrá que sumarlo a la lista de priistas que ya levantaron la mano y se encuentran trabajando abiertamente para ser quienes encabecen la candidatura para suceder a José Rosas Aispuro Torres.

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