/ domingo 31 de marzo de 2019

¿A qué vino “el líder nacional” del SNTE?

Las respuestas que implica la pregunta del título serían muchísimas, dada la trayectoria de la perla negra que la inspira. Pero veamos las mentiras más urgentes que a sus patiños convenía que expresara, para mantener pastando a las ovejas en el redil de la ignominia y el engaño.

Vino a sorprendernos y a orquestar el truco de la legitimidad que no tiene; vino a montar una faramalla de liderazgo espurio que le dieron los líderes estatales, pero no la base; vino a presidir una farsa que pretende engañar a los maestros bajo el señuelo de una defensa que nunca ofrendó cuando el magisterio la requería.

Vino a presidir la faramalla de la impudicia, donde no tuvo empacho en expresar que ya habían hecho las enmiendas a una reforma que tanto daño nos hizo y desafortunadamente los dañados asistieron a legitimar semejante falsedad; que no es poca cosa. Como tampoco lo es, la forma criminal de despilfarrar las cuotas en tiempos de austeridad, trazados por el Presidente de la República, a cuyo personaje descalificó hasta el cansancio y ahora desfachatadamente quiere reivindicarse a través de eventos faraónicos y sindicaleros, bajo el pretexto de la defensa a la educación pública, cuando el fin de la reforma que apoyaron era privatizarla.

Vino a festejar el silencio que sobre su liderazgo ha guardado el presidente de la República, sin intuir siquiera en el desprecio del que ha sido objeto el líder de los petroleros, cuyo ejemplo debiera aquilatar y poner sus capilares en agua tibia, y no andar haciendo uso del derecho de antigüedad, porque aquí no cabe la primicia de la usurpación para ser el primero en reconocimiento.

Vino a darse baños de magisterio, que rehusó darse cuando a éste le llegaba el agua hasta el cuello, y que en la medida que se hundía, mayor era la cantidad de dinero que Juan y Alfonso recibían, porque el objetivo a lograr, era que el verdugo se alzara con la victoria y ellos levantarle la mano, para que no cupiera duda de su vil complicidad.

Vino dizque a promover la unidad, cuando él y Juan provocaron la desbandada, para que a los matarifes se les facilitara la tarea de destazar a la víctima y ellos alzarse con la pata de oro por habérsela detenido. Así generaron la división y ahora agradece profundamente a su pandilla para que le ayude a recoger los despojos de la unidad que vulneraron.

Vino a dar un mensaje de unidad, para que la autonomía del SNTE siga siendo respetada; cuando está demostrado que ellos mismos violaron dicho postulado, al obedecer ciegamente las órdenes de Peña Nieto, anulando así la autonomía que ahora dicen fortalecer, pero que ya está más que exhibido y evidenciado, que dicho principio se vulnera cada vez que al presidente se le antoja que le hagan los mandados.

Vino a solicitar a los maestros a que cierren filas, cuando Alfonso Cepeda y Juan Díaz, fueron los encargados de romperlas, para que se debilitara cualquier acción que perturbara o incidiera en la aplicación inquisitoria de la Ley del servicio profesional docente, que los dejaba a la deriva en caso de ser despedidos o degradados.

Vino a dar un mensaje donde cínicamente presume la derogación de la mal llamada reforma educativa, a cuya aberración le agregó el plus de que no son convenencieros ni acomodaticios y aquí es donde se filtra la contradicción; si de entrada reconoce que la reforma era dañina, entonces por qué la aceptaron; o en su defecto que hubiera continuado, dudo mucho que hubiera hecho alusión a sus rigores.

Además su silencio estaba sujeto a una de dos cosas: El dinero o la cárcel y la conveniencia y la comodidad los obligó a que se decidieran por lo primero. De ahí que cualquier postura reivindicadora en contra de la reforma, carece de juicio, porque quién ignora las barbaridades que el SNTE solapó, con el ánimo de que ésta se sostuviera a sangre y fuego.

Vino a agradecer a sus amigos y a extrañar a los que no estuvieron, por cierto que merece mención aparte Artemio Romero Sánchez, quien se llevó la palma de oro de la ausencia, cosa que no le valió, para que su amigo lo hiciera partícipe del silencio y la lealtad, en posiciones tan denigrantes, como la de implorar clemencia institucional al presidente de la República, cuando es de sobra conocido que el profesorado con su voto lo apoyó y los líderes y su cáfila con las cuotas millonarias del SNTE apoyaron al contrario.

Vino a dar a los maestros una explicación puntual de los logros obtenidos, cuando en el sexenio pasado los ignoraron pese a que la exigían. Pero ahora cual hermano amable y arrepentido, vino a saldar la afrenta con aquellos que pasaron a la guillotina y él y Juan ayudaron al verdugo a dejar caer la cuchilla.

Vino a presumir que ahora sí trae los pantalones bien fajados para defender a los docentes, cuando a ellos les consta que se le cayeron cuando Peña Nieto le pagó por eso, a cambio de extenderle el certificado de impunidad.

Con dichas respuestas sobre su visita nos queda claro que a lo largo de casi cinco meses de usurpación, se ha visto obligado a mostrar su lado más vulnerable. Su flanco más débil. Los temas espinosos y las posiciones cuestionables que ha asumido frente a ellos. Todo lo que tiene que ver con un liderazgo hasta hoy no legitimado por las nuevas reglas de la democracia.

Esas son las principales razones por las que Alfonso Cepeda se ha visto obligado a recorrer el país, cuya caravana no sorprende a los docentes, pero sí pretende sorprender al presidente Andrés Manuel López Obrador, que él es el que tiene “el poder de convocatoria” y para demostrarlo acude a la estrategia gastada del acarreo y la obligatoriedad de los maestros a que suspendieran clases ese día y darles otro como recompensa, por asistir al evento masivo, sin reparar en el abandono de sus áreas de trabajo.

Maestros ofendidos por la traición de Alfonso Cepeda, que fueron sonsacados para que oficialmente lo reconocieran como su líder, y le aplaudieran por las ofensas recibidas en el haber de su gestión. Maestros que asistieron para no quedar mal con el secretario delegacional y aprovechar el permiso como día de asueto; porque no creo que les interesara escuchar a los oradores y mucho menos atender el mensaje que expresara el Judas que los vendió.

Desde luego que los maestros invitados fueron debidamente seleccionados, para que ahí no fueran a desentonar y hubiera alguien que osara desenmascarar a la estrella del evento y le exigiera que dicha gira fuera del perdón y despedida, por sus trapacerías en contra de los docentes y que llegan al colmo de la burla, cuando la comilona y la beberecua tuvieron que correr a cuenta de las víctimas, a quienes no conformes con engañar y traicionar, todavía les invitan a que les rindan pleitesía y a que se queden quietos ante el despilfarro de sus cuotas.

De ahí que dicho evento sea una mala referencia, para quien a fuerza pretende hacerse pasar como el líder legítimo del sindicato y que lo logrará al menos en su imaginación, sin despistar su subordinación al poder y al dinero, lo que implica el desplazamiento de cualquier compromiso ético con el magisterio por su pragmatismo absolutamente corrupto y traidor.

Las respuestas que implica la pregunta del título serían muchísimas, dada la trayectoria de la perla negra que la inspira. Pero veamos las mentiras más urgentes que a sus patiños convenía que expresara, para mantener pastando a las ovejas en el redil de la ignominia y el engaño.

Vino a sorprendernos y a orquestar el truco de la legitimidad que no tiene; vino a montar una faramalla de liderazgo espurio que le dieron los líderes estatales, pero no la base; vino a presidir una farsa que pretende engañar a los maestros bajo el señuelo de una defensa que nunca ofrendó cuando el magisterio la requería.

Vino a presidir la faramalla de la impudicia, donde no tuvo empacho en expresar que ya habían hecho las enmiendas a una reforma que tanto daño nos hizo y desafortunadamente los dañados asistieron a legitimar semejante falsedad; que no es poca cosa. Como tampoco lo es, la forma criminal de despilfarrar las cuotas en tiempos de austeridad, trazados por el Presidente de la República, a cuyo personaje descalificó hasta el cansancio y ahora desfachatadamente quiere reivindicarse a través de eventos faraónicos y sindicaleros, bajo el pretexto de la defensa a la educación pública, cuando el fin de la reforma que apoyaron era privatizarla.

Vino a festejar el silencio que sobre su liderazgo ha guardado el presidente de la República, sin intuir siquiera en el desprecio del que ha sido objeto el líder de los petroleros, cuyo ejemplo debiera aquilatar y poner sus capilares en agua tibia, y no andar haciendo uso del derecho de antigüedad, porque aquí no cabe la primicia de la usurpación para ser el primero en reconocimiento.

Vino a darse baños de magisterio, que rehusó darse cuando a éste le llegaba el agua hasta el cuello, y que en la medida que se hundía, mayor era la cantidad de dinero que Juan y Alfonso recibían, porque el objetivo a lograr, era que el verdugo se alzara con la victoria y ellos levantarle la mano, para que no cupiera duda de su vil complicidad.

Vino dizque a promover la unidad, cuando él y Juan provocaron la desbandada, para que a los matarifes se les facilitara la tarea de destazar a la víctima y ellos alzarse con la pata de oro por habérsela detenido. Así generaron la división y ahora agradece profundamente a su pandilla para que le ayude a recoger los despojos de la unidad que vulneraron.

Vino a dar un mensaje de unidad, para que la autonomía del SNTE siga siendo respetada; cuando está demostrado que ellos mismos violaron dicho postulado, al obedecer ciegamente las órdenes de Peña Nieto, anulando así la autonomía que ahora dicen fortalecer, pero que ya está más que exhibido y evidenciado, que dicho principio se vulnera cada vez que al presidente se le antoja que le hagan los mandados.

Vino a solicitar a los maestros a que cierren filas, cuando Alfonso Cepeda y Juan Díaz, fueron los encargados de romperlas, para que se debilitara cualquier acción que perturbara o incidiera en la aplicación inquisitoria de la Ley del servicio profesional docente, que los dejaba a la deriva en caso de ser despedidos o degradados.

Vino a dar un mensaje donde cínicamente presume la derogación de la mal llamada reforma educativa, a cuya aberración le agregó el plus de que no son convenencieros ni acomodaticios y aquí es donde se filtra la contradicción; si de entrada reconoce que la reforma era dañina, entonces por qué la aceptaron; o en su defecto que hubiera continuado, dudo mucho que hubiera hecho alusión a sus rigores.

Además su silencio estaba sujeto a una de dos cosas: El dinero o la cárcel y la conveniencia y la comodidad los obligó a que se decidieran por lo primero. De ahí que cualquier postura reivindicadora en contra de la reforma, carece de juicio, porque quién ignora las barbaridades que el SNTE solapó, con el ánimo de que ésta se sostuviera a sangre y fuego.

Vino a agradecer a sus amigos y a extrañar a los que no estuvieron, por cierto que merece mención aparte Artemio Romero Sánchez, quien se llevó la palma de oro de la ausencia, cosa que no le valió, para que su amigo lo hiciera partícipe del silencio y la lealtad, en posiciones tan denigrantes, como la de implorar clemencia institucional al presidente de la República, cuando es de sobra conocido que el profesorado con su voto lo apoyó y los líderes y su cáfila con las cuotas millonarias del SNTE apoyaron al contrario.

Vino a dar a los maestros una explicación puntual de los logros obtenidos, cuando en el sexenio pasado los ignoraron pese a que la exigían. Pero ahora cual hermano amable y arrepentido, vino a saldar la afrenta con aquellos que pasaron a la guillotina y él y Juan ayudaron al verdugo a dejar caer la cuchilla.

Vino a presumir que ahora sí trae los pantalones bien fajados para defender a los docentes, cuando a ellos les consta que se le cayeron cuando Peña Nieto le pagó por eso, a cambio de extenderle el certificado de impunidad.

Con dichas respuestas sobre su visita nos queda claro que a lo largo de casi cinco meses de usurpación, se ha visto obligado a mostrar su lado más vulnerable. Su flanco más débil. Los temas espinosos y las posiciones cuestionables que ha asumido frente a ellos. Todo lo que tiene que ver con un liderazgo hasta hoy no legitimado por las nuevas reglas de la democracia.

Esas son las principales razones por las que Alfonso Cepeda se ha visto obligado a recorrer el país, cuya caravana no sorprende a los docentes, pero sí pretende sorprender al presidente Andrés Manuel López Obrador, que él es el que tiene “el poder de convocatoria” y para demostrarlo acude a la estrategia gastada del acarreo y la obligatoriedad de los maestros a que suspendieran clases ese día y darles otro como recompensa, por asistir al evento masivo, sin reparar en el abandono de sus áreas de trabajo.

Maestros ofendidos por la traición de Alfonso Cepeda, que fueron sonsacados para que oficialmente lo reconocieran como su líder, y le aplaudieran por las ofensas recibidas en el haber de su gestión. Maestros que asistieron para no quedar mal con el secretario delegacional y aprovechar el permiso como día de asueto; porque no creo que les interesara escuchar a los oradores y mucho menos atender el mensaje que expresara el Judas que los vendió.

Desde luego que los maestros invitados fueron debidamente seleccionados, para que ahí no fueran a desentonar y hubiera alguien que osara desenmascarar a la estrella del evento y le exigiera que dicha gira fuera del perdón y despedida, por sus trapacerías en contra de los docentes y que llegan al colmo de la burla, cuando la comilona y la beberecua tuvieron que correr a cuenta de las víctimas, a quienes no conformes con engañar y traicionar, todavía les invitan a que les rindan pleitesía y a que se queden quietos ante el despilfarro de sus cuotas.

De ahí que dicho evento sea una mala referencia, para quien a fuerza pretende hacerse pasar como el líder legítimo del sindicato y que lo logrará al menos en su imaginación, sin despistar su subordinación al poder y al dinero, lo que implica el desplazamiento de cualquier compromiso ético con el magisterio por su pragmatismo absolutamente corrupto y traidor.