/ viernes 30 de agosto de 2019

A tres años de distancia

En un pequeño salón comedor, se dieron cita un puñado de hijos o nietos de fundadores del Partido Acción Nacional, el propósito fue el encuentro cercano con el entonces candidato a la gubernatura José Rosas Aispuro Torres, el acto mas allá de las implicaciones interpretativas que se dieron, de mostrar en cierta forma el respaldo al abanderado azul, el propósito de fondo fue y sigue siendo el marcar en la historia de Durango, la diferencia entre las tesis de los gobiernos anteriores a la de un gobierno con raíces en el humanismo político.

Si bien para muchos seguidores o cuasi seguidores de Manuel Gómez Morín, la praxis del México post moderno, implica dejar en vacaciones la ortodoxia, el diálogo marco que la administración publica, debería reflejar su quehacer sin olvidar los pilares del humanismo; Solidaridad, subsidiariedad, bien común y respeto a la dignidad de la persona humana.

El domingo de la elección, a media tarde ya se presagiaba, se sentía, que Aispuro se la llevaba de calle, ante los incrédulos rostros de quienes operaron por décadas los procesos electorales en Durango, el hartazgo de los dos sexenios anteriores impulso aun a los propios creyentes del enunciado de la justicia social, cruzar el primer cuadro superior izquierdo de la boleta electoral.

Las expectativas creadas por algunos momentos, superaban a la realidad, era o es tanto el enojo por la corrupción anunciada, que se dibujaba el caldoso con líquido hemático abundante y repleto de testas, el olor a desquite impregnaba la ropa, el respetable público en el acto de toma de protesta se desbocó con el “fuera, fuera”.

A tres años de distancia hemos podido observar el panorama nacional, que imperaba en el mandato de Peña Nieto, los infructuosos litigios en varios estados del país, con matices diferenciados, demuestran la maraña del Poder Ejecutivo Federal y del Poder Judicial, los casos de los Duarte ilustrativos de los acuerdos del parecer pasado régimen por la impunidad, el trabajo doméstico en este sentido, ha topado con miles de amparos y con el arropamiento de la cúpula tricolor a los señalados.

Lo anterior ha provocado desilusión en quienes tiene como objetivo superior sólo las rejas para los culpables, el sufragio se limitó a eso, para otros muchos, entre los que me incluyo, el voto representa no sólo el cambio de color, sino de compromiso, de corresponsabilidad ciudadana, para quien y quienes elegimos nos gobernará durante seis años.

La posición más cómoda resulta ser la de que el gobierno lo resuelva todo, nuestra actitud ante el cambio de gobierno, implica también, el cambio de actitud personal, desde hechos simples y cotidianos como lo es el respeto a las más elementales normas del urbanismo; respeto a los peatones, el manejo consciente y responsable del uso del agua y de los residuos que generamos, por decir lo menos.

Desde el primer año de gobierno, he seguido con atención la evolución de la administración, sin perder en ningún momento aquella sentencia de filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset “Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo”.

Sólo para esbozar el contexto haré referencia de que en suerte me ha tocado estar cerca del poder estatal, algunas veces muy próximo, otras no tanto, militante por años en la oposición, me eduqué en la crítica pero también en la observación, por lo que puedo comentar que calificar si Rosas Aispuro es o ha sido el mejor gobernador de Durango, sería cómplice de los corifeos que abundan, repito, el hombre y sus circunstancias”

De lo que sí puedo hablar, es de lo que me ha tocado vivir en estos tres años, los dos últimos, cierto, como funcionario de la administración, sin que por ello, se me obligue a escribir lo que no es o a hablar de lo que sí, lo hago como siempre lo he hecho en este espacio.

Las circunstancias económicas recibidas y la economía a nivel nacional, sobre todo en este último año, han sido un verdadero reto para la ejecución de obras y prestación de servicios, de ahí el afanoso ir y venir del gobernador a cuanto espacio y a cuanto funcionario sea necesario acudir, con resultados favorables para Durango, apunto a manera de ejemplo la inclusión al programa Sembrando vida.

En el tema de seguridad no se podrá negar la tranquilidad en la que se vive, relativa a cobro de derecho de piso, secuestros, homicidios, desaparecidos, circunstancia muy pero muy lejana a lo vivido todavía en algunos estados del país como Veracruz y Tamaulipas, o en lo local en los años del 2004-2016.

En las próximas semanas iremos comentando lo que el propio titular del ejecutivo estatal nos dé a conocer cómo en la glosa de los funcionarios públicos, dejando asentado que “los resultados es el esfuerzo de todos”.

En un pequeño salón comedor, se dieron cita un puñado de hijos o nietos de fundadores del Partido Acción Nacional, el propósito fue el encuentro cercano con el entonces candidato a la gubernatura José Rosas Aispuro Torres, el acto mas allá de las implicaciones interpretativas que se dieron, de mostrar en cierta forma el respaldo al abanderado azul, el propósito de fondo fue y sigue siendo el marcar en la historia de Durango, la diferencia entre las tesis de los gobiernos anteriores a la de un gobierno con raíces en el humanismo político.

Si bien para muchos seguidores o cuasi seguidores de Manuel Gómez Morín, la praxis del México post moderno, implica dejar en vacaciones la ortodoxia, el diálogo marco que la administración publica, debería reflejar su quehacer sin olvidar los pilares del humanismo; Solidaridad, subsidiariedad, bien común y respeto a la dignidad de la persona humana.

El domingo de la elección, a media tarde ya se presagiaba, se sentía, que Aispuro se la llevaba de calle, ante los incrédulos rostros de quienes operaron por décadas los procesos electorales en Durango, el hartazgo de los dos sexenios anteriores impulso aun a los propios creyentes del enunciado de la justicia social, cruzar el primer cuadro superior izquierdo de la boleta electoral.

Las expectativas creadas por algunos momentos, superaban a la realidad, era o es tanto el enojo por la corrupción anunciada, que se dibujaba el caldoso con líquido hemático abundante y repleto de testas, el olor a desquite impregnaba la ropa, el respetable público en el acto de toma de protesta se desbocó con el “fuera, fuera”.

A tres años de distancia hemos podido observar el panorama nacional, que imperaba en el mandato de Peña Nieto, los infructuosos litigios en varios estados del país, con matices diferenciados, demuestran la maraña del Poder Ejecutivo Federal y del Poder Judicial, los casos de los Duarte ilustrativos de los acuerdos del parecer pasado régimen por la impunidad, el trabajo doméstico en este sentido, ha topado con miles de amparos y con el arropamiento de la cúpula tricolor a los señalados.

Lo anterior ha provocado desilusión en quienes tiene como objetivo superior sólo las rejas para los culpables, el sufragio se limitó a eso, para otros muchos, entre los que me incluyo, el voto representa no sólo el cambio de color, sino de compromiso, de corresponsabilidad ciudadana, para quien y quienes elegimos nos gobernará durante seis años.

La posición más cómoda resulta ser la de que el gobierno lo resuelva todo, nuestra actitud ante el cambio de gobierno, implica también, el cambio de actitud personal, desde hechos simples y cotidianos como lo es el respeto a las más elementales normas del urbanismo; respeto a los peatones, el manejo consciente y responsable del uso del agua y de los residuos que generamos, por decir lo menos.

Desde el primer año de gobierno, he seguido con atención la evolución de la administración, sin perder en ningún momento aquella sentencia de filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset “Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo”.

Sólo para esbozar el contexto haré referencia de que en suerte me ha tocado estar cerca del poder estatal, algunas veces muy próximo, otras no tanto, militante por años en la oposición, me eduqué en la crítica pero también en la observación, por lo que puedo comentar que calificar si Rosas Aispuro es o ha sido el mejor gobernador de Durango, sería cómplice de los corifeos que abundan, repito, el hombre y sus circunstancias”

De lo que sí puedo hablar, es de lo que me ha tocado vivir en estos tres años, los dos últimos, cierto, como funcionario de la administración, sin que por ello, se me obligue a escribir lo que no es o a hablar de lo que sí, lo hago como siempre lo he hecho en este espacio.

Las circunstancias económicas recibidas y la economía a nivel nacional, sobre todo en este último año, han sido un verdadero reto para la ejecución de obras y prestación de servicios, de ahí el afanoso ir y venir del gobernador a cuanto espacio y a cuanto funcionario sea necesario acudir, con resultados favorables para Durango, apunto a manera de ejemplo la inclusión al programa Sembrando vida.

En el tema de seguridad no se podrá negar la tranquilidad en la que se vive, relativa a cobro de derecho de piso, secuestros, homicidios, desaparecidos, circunstancia muy pero muy lejana a lo vivido todavía en algunos estados del país como Veracruz y Tamaulipas, o en lo local en los años del 2004-2016.

En las próximas semanas iremos comentando lo que el propio titular del ejecutivo estatal nos dé a conocer cómo en la glosa de los funcionarios públicos, dejando asentado que “los resultados es el esfuerzo de todos”.