/ miércoles 14 de noviembre de 2018

Acceso a la justicia es necesario para la democracia

Esta es una temática que en el mundo se discute la justicia transicional, que ha sido debatible y controversial en lugares altamente divididos.

Cuando no hay acceso a la justicia para las víctimas, un país se divide entre aquellos que guardan dolor y rabia y quienes pueden buscar una solución a través de la violencia.

De acuerdo con Michelle Bachelet, nueva comisionada de Derechos Humanos de la ONU, la reparación del daño no es venganza, los derechos humanos tienen que ser respetados y la gente que ha incurrido en delitos graves tienen que responder ante la justicia porque es una necesidad para la democracia, para las familias y el conjunto de la sociedad, para que el “nunca más” pueda ser una realidad.

Cada país debe tener sus propias reglas, los derechos humanos tienen que ser respetados y en el caso de Chile, del que fue presidente, los organismos de inteligencia que se crearon de manera especial para combatir la resistencia contra la dictadura, se analizó caso por caso, se hizo una comisión de verdad, justicia y reparación; se tomaron medidas para reparar a las víctimas, presos políticos, familiares de detenidos o desaparecidos, de ejecutados y en el caso de las personas imputadas, se hizo una investigación de caso y de acuerdo al nivel de gravedad y compromiso de los crímenes cometidos, los implicados están en la cárcel cumpliendo su pena.

En los casos donde se podía deducir que las órdenes las había entregado tal o cual persona, efectivamente tuvieron que responder ante la justicia. Esta es una temática que en el mundo se discute la justicia transicional, que ha sido debatible y controversial en lugares altamente divididos.

Halla una parte del país que está con dolor, con rabia, la otra puede querer reproducir o generar una situación de cambio a través de mecanismos violentos. Esta situación se ha visto en colonias palestinas que deciden pasar a una forma radical de lucha porque sus padres murieron en bombardeos o fueron asesinados. La salud de una sociedad también requiere de salud mental. Por eso se requiere primero que nada, conocer la verdad, tener acceso a la justicia.

En Chile, los familiares de desaparecidos los primero que querían saber es dónde estaban esos desaparecidos, qué les pasó, cómo se llegó a esa situación y tener justicia. A eso se añadió la reparación, porque no hay futuro si hay olvido. Eso no es sinónimo de venganza, sino de hacerse cargo de que estas cosas pasaron en un país, que había razones por las que pasaron y para que nunca más vuelvan a pasar, por lo que deber haber un compromiso y tiene que haber justicia.

Al igual que una herida que está sucia y no cicatriza, es necesario limpiarla, y se puede limpiar conociendo lo que pasó, asumiendo las responsabilidades de quien corresponda y recurriendo hasta llegar a la justicia, porque si no, esa herida queda y puede tener distintas expresiones en el futuro.

La única manera de no repetir el pasado es sacar las lecciones que dejó y construir en el interior del país un diálogo y acuerdo que permita que este tipo de iniciativa fructifique, porque hay iniciativas que son de la suerte de los gobiernos, pero otras requieren apoyo de los parlamentos, porque implican leyes compensatorias o reparatorias. Lo más amplio que se puede lograr en acuerdos y diálogos es lo que permitirá que sea exitosa una decisión de esa naturaleza.

También es importante tener lugares de memoria donde los familiares puedan ir a recordar a sus seres queridos, además de que las nuevas generaciones puedan tener una fuerte cultura de respeto a la vida, la libertad de expresión y los derechos de los otros, donde los niños puedan aprender también de los derechos humanos.

En México, todavía tenemos una asignatura pendiente, es necesario conjuntar esfuerzos para sanar nuestras heridas y poder ver un mejor futuro para todos.


Esta es una temática que en el mundo se discute la justicia transicional, que ha sido debatible y controversial en lugares altamente divididos.

Cuando no hay acceso a la justicia para las víctimas, un país se divide entre aquellos que guardan dolor y rabia y quienes pueden buscar una solución a través de la violencia.

De acuerdo con Michelle Bachelet, nueva comisionada de Derechos Humanos de la ONU, la reparación del daño no es venganza, los derechos humanos tienen que ser respetados y la gente que ha incurrido en delitos graves tienen que responder ante la justicia porque es una necesidad para la democracia, para las familias y el conjunto de la sociedad, para que el “nunca más” pueda ser una realidad.

Cada país debe tener sus propias reglas, los derechos humanos tienen que ser respetados y en el caso de Chile, del que fue presidente, los organismos de inteligencia que se crearon de manera especial para combatir la resistencia contra la dictadura, se analizó caso por caso, se hizo una comisión de verdad, justicia y reparación; se tomaron medidas para reparar a las víctimas, presos políticos, familiares de detenidos o desaparecidos, de ejecutados y en el caso de las personas imputadas, se hizo una investigación de caso y de acuerdo al nivel de gravedad y compromiso de los crímenes cometidos, los implicados están en la cárcel cumpliendo su pena.

En los casos donde se podía deducir que las órdenes las había entregado tal o cual persona, efectivamente tuvieron que responder ante la justicia. Esta es una temática que en el mundo se discute la justicia transicional, que ha sido debatible y controversial en lugares altamente divididos.

Halla una parte del país que está con dolor, con rabia, la otra puede querer reproducir o generar una situación de cambio a través de mecanismos violentos. Esta situación se ha visto en colonias palestinas que deciden pasar a una forma radical de lucha porque sus padres murieron en bombardeos o fueron asesinados. La salud de una sociedad también requiere de salud mental. Por eso se requiere primero que nada, conocer la verdad, tener acceso a la justicia.

En Chile, los familiares de desaparecidos los primero que querían saber es dónde estaban esos desaparecidos, qué les pasó, cómo se llegó a esa situación y tener justicia. A eso se añadió la reparación, porque no hay futuro si hay olvido. Eso no es sinónimo de venganza, sino de hacerse cargo de que estas cosas pasaron en un país, que había razones por las que pasaron y para que nunca más vuelvan a pasar, por lo que deber haber un compromiso y tiene que haber justicia.

Al igual que una herida que está sucia y no cicatriza, es necesario limpiarla, y se puede limpiar conociendo lo que pasó, asumiendo las responsabilidades de quien corresponda y recurriendo hasta llegar a la justicia, porque si no, esa herida queda y puede tener distintas expresiones en el futuro.

La única manera de no repetir el pasado es sacar las lecciones que dejó y construir en el interior del país un diálogo y acuerdo que permita que este tipo de iniciativa fructifique, porque hay iniciativas que son de la suerte de los gobiernos, pero otras requieren apoyo de los parlamentos, porque implican leyes compensatorias o reparatorias. Lo más amplio que se puede lograr en acuerdos y diálogos es lo que permitirá que sea exitosa una decisión de esa naturaleza.

También es importante tener lugares de memoria donde los familiares puedan ir a recordar a sus seres queridos, además de que las nuevas generaciones puedan tener una fuerte cultura de respeto a la vida, la libertad de expresión y los derechos de los otros, donde los niños puedan aprender también de los derechos humanos.

En México, todavía tenemos una asignatura pendiente, es necesario conjuntar esfuerzos para sanar nuestras heridas y poder ver un mejor futuro para todos.