/ lunes 20 de junio de 2022

Acosado el ganador por los puestos

En este artículo describiré brevemente las angustias de aquellos que ya están siendo merecedores del reparto de huesos y que algunos articulistas ya se los están otorgando, bajo el encanto mágico de que sin haber siquiera una orden puesta de cabeza y de pescuezo, ellos ya las están sirviendo.

Sin duda que la repartición generosa de los especuladores en este ramo, obedece a quedar bien con aquellos hambrientos de poder, que bajo ninguna circunstancia pueden disimular su apetito y el que sin duda aumenta, cuando los privilegiados de la pluma les dibujan el tamaño del hueso al que según ellos tienen derecho.

Claro que nadie les puede prohibir a que se expresen y a que se guíen por el sentido de la lógica, pero no deben omitir que aún aquellos que están sentados a la mesa y a la diestra del señor, no dejan de correr el riesgo de quedarse en ayunas, aunque con anticipación se hayan chupado los dedos.

Aparte de éstos que se consideran las mesas de adentro y que cuentan con el visto bueno de algunos periodistas; el gobernador electo, por otro lado es acosado y perseguido por los oportunistas, que se deshacen y perecen por hacerle patentes sus felicitaciones y en las que implícitamente agregarán que fueron hechos y educados en la gracia de Dios y que están listos para hincarse ante su elegido y hacer su voluntad, mostrándole como garantías de obediencia sus medallas y milagros.

Pero el abanico del acoso no se cierra ahí, sino que también se abre a aquellos que a ultranza se la jugaron en los espacios oficiales para que el candidato se alzara con el triunfo, del que ahora según ellos con todo derecho se consideran parte y que no le darán tregua hasta verse palomeados en el próximo gabinete.

En el mismo escenario se encuentran los que no forman parte de la élite, pero sí de los aspiracionistas a una chamba y que demostraron que se saben asolear y talachar y que por supuesto dicho esfuerzo no lo van a plasmar en el lienzo de las cortesías, donde quede constancia de que trabajaron por amor al arte.

Hace seis años que el actual gobernador se liberó de dicha persecución y acoso, porque “la enfermedad de su esposa” lo concentró en la ciudad de México, por un lapso de sesenta días, suficientes para que la marea del atosigamiento persecutorio bajara y así, libre de las presiones de afecto personal y de los compromisos en especie, actuó relajadamente en la conformación de su gabinete.

Cosa que ahora no será tan sencilla, dada la conformación de la alianza, donde las cuotas a partidos arroparán cualquier interés personal o de grupo, ya que el PAN no va a subastar su amor por lo que la buena voluntad aconseje al gobernador electo ofrecerles.

Y es ahí donde las posibilidades se reducirán escandalosamente para los tiradores arriba descritos, donde los que blindaron al candidato noche y día corren el riesgo de no ser llamados; los que le invirtieron lana y ésta sin ningún problema puede pasar a fondo perdido; los que colaboraron de forma muy responsable y comprometida y que puedan ser sustituidos por aquellos que ni una ni otra cosa son; los que aportaron las ideas y que corren el riesgo de ser desechados por los aduladores y adictos al ¡sí señor!; los que a diario limpiaban la imagen del candidato y que puedan ser ignorados y sustituidos por los que se la ensuciaban; los que con sus grandes manos construyeron toda la estructura de la campaña y que a la hora de la hora en el ánimo del señor sólo estén los aplaudidores.

De ahí que su estrés aumentará, cuando se tiren de alfombra y ya nos los pise; cuando le soliciten audiencia y ya no los reciba; cuando los citen en determinado lugar y el jefe no llegue: cuando en algún evento quieran cazarlo y éste pase de largo y ya no los vea; cuando le griten y éste ya no los oiga. En fin, hay mucho que comentar, pero por lo pronto cerraré diciendo: ojala y el próximo gobernador blinde su equipo de los porros y los impresentables que adolezcan de antecedentes penales.

En este artículo describiré brevemente las angustias de aquellos que ya están siendo merecedores del reparto de huesos y que algunos articulistas ya se los están otorgando, bajo el encanto mágico de que sin haber siquiera una orden puesta de cabeza y de pescuezo, ellos ya las están sirviendo.

Sin duda que la repartición generosa de los especuladores en este ramo, obedece a quedar bien con aquellos hambrientos de poder, que bajo ninguna circunstancia pueden disimular su apetito y el que sin duda aumenta, cuando los privilegiados de la pluma les dibujan el tamaño del hueso al que según ellos tienen derecho.

Claro que nadie les puede prohibir a que se expresen y a que se guíen por el sentido de la lógica, pero no deben omitir que aún aquellos que están sentados a la mesa y a la diestra del señor, no dejan de correr el riesgo de quedarse en ayunas, aunque con anticipación se hayan chupado los dedos.

Aparte de éstos que se consideran las mesas de adentro y que cuentan con el visto bueno de algunos periodistas; el gobernador electo, por otro lado es acosado y perseguido por los oportunistas, que se deshacen y perecen por hacerle patentes sus felicitaciones y en las que implícitamente agregarán que fueron hechos y educados en la gracia de Dios y que están listos para hincarse ante su elegido y hacer su voluntad, mostrándole como garantías de obediencia sus medallas y milagros.

Pero el abanico del acoso no se cierra ahí, sino que también se abre a aquellos que a ultranza se la jugaron en los espacios oficiales para que el candidato se alzara con el triunfo, del que ahora según ellos con todo derecho se consideran parte y que no le darán tregua hasta verse palomeados en el próximo gabinete.

En el mismo escenario se encuentran los que no forman parte de la élite, pero sí de los aspiracionistas a una chamba y que demostraron que se saben asolear y talachar y que por supuesto dicho esfuerzo no lo van a plasmar en el lienzo de las cortesías, donde quede constancia de que trabajaron por amor al arte.

Hace seis años que el actual gobernador se liberó de dicha persecución y acoso, porque “la enfermedad de su esposa” lo concentró en la ciudad de México, por un lapso de sesenta días, suficientes para que la marea del atosigamiento persecutorio bajara y así, libre de las presiones de afecto personal y de los compromisos en especie, actuó relajadamente en la conformación de su gabinete.

Cosa que ahora no será tan sencilla, dada la conformación de la alianza, donde las cuotas a partidos arroparán cualquier interés personal o de grupo, ya que el PAN no va a subastar su amor por lo que la buena voluntad aconseje al gobernador electo ofrecerles.

Y es ahí donde las posibilidades se reducirán escandalosamente para los tiradores arriba descritos, donde los que blindaron al candidato noche y día corren el riesgo de no ser llamados; los que le invirtieron lana y ésta sin ningún problema puede pasar a fondo perdido; los que colaboraron de forma muy responsable y comprometida y que puedan ser sustituidos por aquellos que ni una ni otra cosa son; los que aportaron las ideas y que corren el riesgo de ser desechados por los aduladores y adictos al ¡sí señor!; los que a diario limpiaban la imagen del candidato y que puedan ser ignorados y sustituidos por los que se la ensuciaban; los que con sus grandes manos construyeron toda la estructura de la campaña y que a la hora de la hora en el ánimo del señor sólo estén los aplaudidores.

De ahí que su estrés aumentará, cuando se tiren de alfombra y ya nos los pise; cuando le soliciten audiencia y ya no los reciba; cuando los citen en determinado lugar y el jefe no llegue: cuando en algún evento quieran cazarlo y éste pase de largo y ya no los vea; cuando le griten y éste ya no los oiga. En fin, hay mucho que comentar, pero por lo pronto cerraré diciendo: ojala y el próximo gobernador blinde su equipo de los porros y los impresentables que adolezcan de antecedentes penales.