/ viernes 22 de noviembre de 2019

Al parecer es cierto el diagnóstico

Tanto se ha dicho de determinada persona, por cierto, muy conocida, que padece trastorno de paranoia, que decidí ponerme a estudiar sobre ese tema, del cual tenía un ligero concepto no errado, pero con la idea de saber si el diagnóstico que se empleaba para designar a esa persona era el apropiado o tenía alguna semejanza.

Encontré que la paranoia es un trastorno mental al igual que los delirios, es decir, las ideas absurdas y descabelladas en las que se cree son percibidas con un rigor que va más allá de lo razonable.

Quien padece este trastorno tiene una tendencia a creer todo lo que ocurre y que percibe conscientemente, es por la causa de un mismo hecho y que, se intenta ocultar por fuerzas misteriosas.

Las personas que expresan paranoia perciben en forma constante suficientes motivos para no confiar en nadie o en casi nadie, pues para ellos la gran mayoría son sus enemigos, contarios, atacantes o espías.

Textualmente se señala que, quienes tienen este padecimiento, ostentan una rigidez cognitiva, o incapacidad de autocorrección, y cuando sus ideas y planes son refutados, quien lo llegue así a verificar, termina como su acérrimo enemigo.

Cuando las predicciones basadas en sus delirios no se cumplen, simplemente se busca otra explicación, un culpable o tener otros datos, cuyo único requisito tiene que ser, que no vaya en contra de la idea principal que estructura la paranoia.

Eso significa que, mientras se cumpla este criterio, las nuevas explicaciones pueden ser tan enrevesadas y poco razonables como las demás.

Señalan los profesionales en la materia que, la influencia ambiental y social puede hacer que miles de personas expresen patrones de paranoia sin llegar a formar parte de casos clínicos, apuntando que, si son resistentes a muchas evidencias, con esquemas explicativos vagos, además de perseguir constantemente sus intereses políticos y económicos, dividen a los demás con el objetivo de manipular a su antojo.

Entonces llego a la conclusión que, sí hay razón para señalar a ciertas personas como paranoicos, quienes, no obstante, en forma totalmente evidente manifiestan su rechazo y animadversión en contra de determinadas personas, pero que, por conveniencia hasta premian a los que fueron declarados anteriormente sus enemigos, como a algunos potentados de la clase social y se llegan a cegar hasta de los atracos cometidos por sus seguidores o quienes les brindan su apoyo incondicional.

Por supuesto que, quienes les hacen observaciones de su forma de actuar, no las aceptan y son adversarios, enemigos, contrarios y señalan que, los que opinan diferente, es a causa del odio que guardan en su contra; pero, atendiendo que el odio es un sentimiento negativo que es desear el mal para el sujeto u objeto odiado, al parecer por su mismo delirio, quien padece la paranoia, pero por la misma contrariedad que reciente, que busca degradar a los demás, dividir y atacar a quienes no piensen como él, entonces, tal vez quien está odiando es él.

El odio está vinculado a la enemistad y la repulsión, de tal manera que, quien solamente está marcando pautas y, señalando en contra de quienes considera sus enemigos, lo que está haciendo es odiar, además de reflejarlo con insultos, agresiones y apodos indignos o bajos.

Los profesionales en la materia señalan que, el ímpetu, intimidación o violencia, suele ser consecuencias del odio con el que responden estas personas.

El impedir circulación de las calles, atropellando los derechos de vía de los demás, las agresiones y las provocaciones violentas conllevan detalles que pueden manifestarse en trastornos, concluyendo en sociopatías, paranoias y trastornos negativos.

Se constata que, efectivamente, sí se cuenta efectivamente, con todas estas características que los profesionales indican que son las reacciones de quienes padecen de este trastorno y si no están en lo cierto en su diagnóstico, es algo sumamente aproximado, pero yo no soy ningún profesional en la materia para asegurarlo, sólo considero que, de conformidad a las pobres investigaciones que realicé, que ciertamente existen las características que señalan algunas personas con relación a una persona muy conocida por todos, y a los profesionales de la psicología o psiquiatría, a quienes solicito una disculpa si señalé algo impropio de lo que ellos sí conocen y yo solo soy un párvulo.

Dentro las recomendaciones que hacen los profesionales de la psicología para quienes padecen de este trastorno es: No contradecir sus ideas distorsionadas; aceptar su narración como verdadera usando su lenguaje; seguir la lógica del paciente, e inventar y construir otra realidad siguiendo la lógica del paciente, con el objeto de hacerle dudar de lo que él cree como totalmente cierto.

Es de tener consideración de esas personas y apoyarlas en un tratamiento adecuado, respetarlas por haber caído en ese tipo de trastornos a quien no deseamos para nadie, tratar de depurar los ambientes para impedir las contaminaciones que pueden contraerse con actos vandálicos, negativos, aberrantes y antisociales, pero pienso que, a toda costa se debe evitar, dar algún cargo a personas con este tipo de tendencias, pues las consecuencias pueden ser sumamente graves para una sociedad y mucho más para un pueblo entero.

Tanto se ha dicho de determinada persona, por cierto, muy conocida, que padece trastorno de paranoia, que decidí ponerme a estudiar sobre ese tema, del cual tenía un ligero concepto no errado, pero con la idea de saber si el diagnóstico que se empleaba para designar a esa persona era el apropiado o tenía alguna semejanza.

Encontré que la paranoia es un trastorno mental al igual que los delirios, es decir, las ideas absurdas y descabelladas en las que se cree son percibidas con un rigor que va más allá de lo razonable.

Quien padece este trastorno tiene una tendencia a creer todo lo que ocurre y que percibe conscientemente, es por la causa de un mismo hecho y que, se intenta ocultar por fuerzas misteriosas.

Las personas que expresan paranoia perciben en forma constante suficientes motivos para no confiar en nadie o en casi nadie, pues para ellos la gran mayoría son sus enemigos, contarios, atacantes o espías.

Textualmente se señala que, quienes tienen este padecimiento, ostentan una rigidez cognitiva, o incapacidad de autocorrección, y cuando sus ideas y planes son refutados, quien lo llegue así a verificar, termina como su acérrimo enemigo.

Cuando las predicciones basadas en sus delirios no se cumplen, simplemente se busca otra explicación, un culpable o tener otros datos, cuyo único requisito tiene que ser, que no vaya en contra de la idea principal que estructura la paranoia.

Eso significa que, mientras se cumpla este criterio, las nuevas explicaciones pueden ser tan enrevesadas y poco razonables como las demás.

Señalan los profesionales en la materia que, la influencia ambiental y social puede hacer que miles de personas expresen patrones de paranoia sin llegar a formar parte de casos clínicos, apuntando que, si son resistentes a muchas evidencias, con esquemas explicativos vagos, además de perseguir constantemente sus intereses políticos y económicos, dividen a los demás con el objetivo de manipular a su antojo.

Entonces llego a la conclusión que, sí hay razón para señalar a ciertas personas como paranoicos, quienes, no obstante, en forma totalmente evidente manifiestan su rechazo y animadversión en contra de determinadas personas, pero que, por conveniencia hasta premian a los que fueron declarados anteriormente sus enemigos, como a algunos potentados de la clase social y se llegan a cegar hasta de los atracos cometidos por sus seguidores o quienes les brindan su apoyo incondicional.

Por supuesto que, quienes les hacen observaciones de su forma de actuar, no las aceptan y son adversarios, enemigos, contrarios y señalan que, los que opinan diferente, es a causa del odio que guardan en su contra; pero, atendiendo que el odio es un sentimiento negativo que es desear el mal para el sujeto u objeto odiado, al parecer por su mismo delirio, quien padece la paranoia, pero por la misma contrariedad que reciente, que busca degradar a los demás, dividir y atacar a quienes no piensen como él, entonces, tal vez quien está odiando es él.

El odio está vinculado a la enemistad y la repulsión, de tal manera que, quien solamente está marcando pautas y, señalando en contra de quienes considera sus enemigos, lo que está haciendo es odiar, además de reflejarlo con insultos, agresiones y apodos indignos o bajos.

Los profesionales en la materia señalan que, el ímpetu, intimidación o violencia, suele ser consecuencias del odio con el que responden estas personas.

El impedir circulación de las calles, atropellando los derechos de vía de los demás, las agresiones y las provocaciones violentas conllevan detalles que pueden manifestarse en trastornos, concluyendo en sociopatías, paranoias y trastornos negativos.

Se constata que, efectivamente, sí se cuenta efectivamente, con todas estas características que los profesionales indican que son las reacciones de quienes padecen de este trastorno y si no están en lo cierto en su diagnóstico, es algo sumamente aproximado, pero yo no soy ningún profesional en la materia para asegurarlo, sólo considero que, de conformidad a las pobres investigaciones que realicé, que ciertamente existen las características que señalan algunas personas con relación a una persona muy conocida por todos, y a los profesionales de la psicología o psiquiatría, a quienes solicito una disculpa si señalé algo impropio de lo que ellos sí conocen y yo solo soy un párvulo.

Dentro las recomendaciones que hacen los profesionales de la psicología para quienes padecen de este trastorno es: No contradecir sus ideas distorsionadas; aceptar su narración como verdadera usando su lenguaje; seguir la lógica del paciente, e inventar y construir otra realidad siguiendo la lógica del paciente, con el objeto de hacerle dudar de lo que él cree como totalmente cierto.

Es de tener consideración de esas personas y apoyarlas en un tratamiento adecuado, respetarlas por haber caído en ese tipo de trastornos a quien no deseamos para nadie, tratar de depurar los ambientes para impedir las contaminaciones que pueden contraerse con actos vandálicos, negativos, aberrantes y antisociales, pero pienso que, a toda costa se debe evitar, dar algún cargo a personas con este tipo de tendencias, pues las consecuencias pueden ser sumamente graves para una sociedad y mucho más para un pueblo entero.