/ lunes 20 de diciembre de 2021

Alianza del PRIAN va por dedazo

Desde que empezó el brete de armar la coalición “Va por Durango” Esteban Villegas Villarreal, por el PRI se puso de pie y levantó la mano. De ahí fue secundado por un pésimo coro de aspirantes que al mismo tiempo también se autodestaparon; quizá para engordarle el caldo o presumir a los presuntos aliados que al dinosaurio todavía le sobra el hilo para enredar murciélagos y atrapar escarabajos.

Pero al PAN dicha estrategia ni lo engarrotó ni lo sorprendió, al contario lo motivaron a que los imitara y de inmediato lanzó al ruedo su lista de novilleros, que al escuchar la voz de las vacas sagradas que sentenciaron que el candidato de la alianza tenía que ser del PAN, abandonaron la faena, para dejar libre la corrida al ex secretario general de gobierno, cuyo figura de bajo perfil, parece que ha logrado apabullar las ansias y bríos de los priistas.

Y hasta ahora ahí los vemos callados y azorrillados, ante la eficacia de sus aliados, que con dicho madruguete tal vez los avasallen, pero logran su propósito de cobrar ventaja en este proceso, donde están luchando a muerte para imponer sus timbres. O dicho más claro y llanamente, no quieren lastimar la alianza, pero sí apretarle hasta que el PRI obedezca sin chistar sus órdenes.

Ante estos acontecimientos, se nota que la efervecencia política en el PRIAN tiene un especial significado, ya que no cabe la menor duda que ha servido para demostrar que las dirigencias de ambos partidos, no han tenido la capacidad real, para consensar ante las bases una candidatura común que emane del sentir democrático.

Hoy, de acuerdo a las circunstancias y los hechos irreversibles que apuntan al dedazo, parece que han sido rebasados por los intereses partidarios y las pasiones de viejo cuño, que han impedido una negociación adecuada. Seguramente los declinantes del PAN, alentados o mandados por “ya saben quien” aceptaron no de buen grado retirarse; pero sí convencidos de que si cuaja el proyecto de Héctor Flores, tendrán más de lo mismo.

Los panistas insisten en que el candidato de la Alianza, debe ser panista, con el único argumento de que ellos gobiernan el Estado y la capital, omitiendo obviamente, que sus alfiles que lo hacen están muy desgastados y que es mucha la osadía de los cuadros tradicionales y vetustos, exigir llevar mano cuando sus cartas no dan ni para blofear.

Pero la cosa después de tanto teje y maneje, no resultará fácil y sencilla para una precandidatura de la alianza como la de Héctor Flores, que apenas da sus primeros pasos, y que está aún aprendiendo a medir sus propias fuerzas y que no sabe aún a ciencia cierta, todo el camino que le falta recorrer y que desafortunadamente está lleno de piedras, a las que a pesar de sus grandes virtudes que le endosan sus aduladores, no pudo evitar ponerle algunas.

De ahí que dudo mucho que los que renunciaron a su aspiración, estén convencidos de que la imposición del ex secretario general de gobierno sea la mejor ruta hacia la democracia. El señor, pese al gran oficio político que dicen que tiene, carece de tela de donde cortar a su favor. Adrián Alanís, lo recordará siempre como el campeón del avasallamiento y los electores como el “As” del quién es?

Hasta ahora esas son las credenciales que ha mostrado el presunto precandidato de la alianza, que ignoramos bajo que ritual o protocolo pensarán bendecirlo o descartarlo de la jugada, ya que a decir de muchos es el amarrado, sin haber cuerda que le garantice atarlo, salvo a la que él se atiene y que todos saben que está muy torcida y oxidada.

Así que poco habremos de esperar para ver el desenlace de este agandalle mediático de los panistas, que sin duda le apuestan a que la alianza va y el PRI no tiene saque y si se pone a las patadas, pierde hasta las migajas que le corresponden.

La alianza nos está presentando un PRI pasivo, dispuesto a aceptar lo que su pareja diga con tal de mantener vivo su matrimonio.

Desde que empezó el brete de armar la coalición “Va por Durango” Esteban Villegas Villarreal, por el PRI se puso de pie y levantó la mano. De ahí fue secundado por un pésimo coro de aspirantes que al mismo tiempo también se autodestaparon; quizá para engordarle el caldo o presumir a los presuntos aliados que al dinosaurio todavía le sobra el hilo para enredar murciélagos y atrapar escarabajos.

Pero al PAN dicha estrategia ni lo engarrotó ni lo sorprendió, al contario lo motivaron a que los imitara y de inmediato lanzó al ruedo su lista de novilleros, que al escuchar la voz de las vacas sagradas que sentenciaron que el candidato de la alianza tenía que ser del PAN, abandonaron la faena, para dejar libre la corrida al ex secretario general de gobierno, cuyo figura de bajo perfil, parece que ha logrado apabullar las ansias y bríos de los priistas.

Y hasta ahora ahí los vemos callados y azorrillados, ante la eficacia de sus aliados, que con dicho madruguete tal vez los avasallen, pero logran su propósito de cobrar ventaja en este proceso, donde están luchando a muerte para imponer sus timbres. O dicho más claro y llanamente, no quieren lastimar la alianza, pero sí apretarle hasta que el PRI obedezca sin chistar sus órdenes.

Ante estos acontecimientos, se nota que la efervecencia política en el PRIAN tiene un especial significado, ya que no cabe la menor duda que ha servido para demostrar que las dirigencias de ambos partidos, no han tenido la capacidad real, para consensar ante las bases una candidatura común que emane del sentir democrático.

Hoy, de acuerdo a las circunstancias y los hechos irreversibles que apuntan al dedazo, parece que han sido rebasados por los intereses partidarios y las pasiones de viejo cuño, que han impedido una negociación adecuada. Seguramente los declinantes del PAN, alentados o mandados por “ya saben quien” aceptaron no de buen grado retirarse; pero sí convencidos de que si cuaja el proyecto de Héctor Flores, tendrán más de lo mismo.

Los panistas insisten en que el candidato de la Alianza, debe ser panista, con el único argumento de que ellos gobiernan el Estado y la capital, omitiendo obviamente, que sus alfiles que lo hacen están muy desgastados y que es mucha la osadía de los cuadros tradicionales y vetustos, exigir llevar mano cuando sus cartas no dan ni para blofear.

Pero la cosa después de tanto teje y maneje, no resultará fácil y sencilla para una precandidatura de la alianza como la de Héctor Flores, que apenas da sus primeros pasos, y que está aún aprendiendo a medir sus propias fuerzas y que no sabe aún a ciencia cierta, todo el camino que le falta recorrer y que desafortunadamente está lleno de piedras, a las que a pesar de sus grandes virtudes que le endosan sus aduladores, no pudo evitar ponerle algunas.

De ahí que dudo mucho que los que renunciaron a su aspiración, estén convencidos de que la imposición del ex secretario general de gobierno sea la mejor ruta hacia la democracia. El señor, pese al gran oficio político que dicen que tiene, carece de tela de donde cortar a su favor. Adrián Alanís, lo recordará siempre como el campeón del avasallamiento y los electores como el “As” del quién es?

Hasta ahora esas son las credenciales que ha mostrado el presunto precandidato de la alianza, que ignoramos bajo que ritual o protocolo pensarán bendecirlo o descartarlo de la jugada, ya que a decir de muchos es el amarrado, sin haber cuerda que le garantice atarlo, salvo a la que él se atiene y que todos saben que está muy torcida y oxidada.

Así que poco habremos de esperar para ver el desenlace de este agandalle mediático de los panistas, que sin duda le apuestan a que la alianza va y el PRI no tiene saque y si se pone a las patadas, pierde hasta las migajas que le corresponden.

La alianza nos está presentando un PRI pasivo, dispuesto a aceptar lo que su pareja diga con tal de mantener vivo su matrimonio.