/ martes 5 de enero de 2021

Alianza electoral PAN, PRI, PRD

Críticas y justificaciones ha traído consigo la alianza electoral que suscribieron el PAN, PRI y PRD, de cara a las elecciones intermedias que se celebrarán el primer domingo de junio de este 2021.

Desde luego que las voces que critican la alianza provienen de Morena y sus aliados, y las justificaciones de los tres partidos en cuestión y de sus panegiristas; los argumentos en pro y en contra son, para efectos de esta reflexión, irrelevantes.

Así, la unión no debe tildarse de mala, buena y mucho menos de innatural, dadas las condiciones imperantes en el entramado político-electoral, la teleología de cualquier partido político y la experiencia de la elección anterior, la alianza es, simplemente, un hecho normal. Me explico.

La triada partidista sabe que si van solos no lograran nada; el presidente López Obrador tiene de su lado lo que Morena necesita para ganar: dinero para comprar voluntades y poder para seguir asfixiando financieramente a los gobiernos estatales de oposición para que no puedan comprar voluntades.

Por otro lado, un partido político busca siempre, o la consecución del poder, o al menos incidir en su ejercicio, así que ante la exigua posibilidad de que alguno de los tres partidos en comento lo haga por sí solo, se unen para ganarlo; la tunda que les puso López Obrador en 2018 les ha marcado, per se, la estrategia.

Todo aquello de las ideologías, principios y valores que dicen los opositores a la alianza y la promesa de salvar a México que enhiestan los promotores, es puro rollo mareador, en México aquello nunca ha existido –ni existirá dijo el otro- y esto es una mentira, como aquella de quienes dijeron ser la esperanza de México.

Críticas y justificaciones ha traído consigo la alianza electoral que suscribieron el PAN, PRI y PRD, de cara a las elecciones intermedias que se celebrarán el primer domingo de junio de este 2021.

Desde luego que las voces que critican la alianza provienen de Morena y sus aliados, y las justificaciones de los tres partidos en cuestión y de sus panegiristas; los argumentos en pro y en contra son, para efectos de esta reflexión, irrelevantes.

Así, la unión no debe tildarse de mala, buena y mucho menos de innatural, dadas las condiciones imperantes en el entramado político-electoral, la teleología de cualquier partido político y la experiencia de la elección anterior, la alianza es, simplemente, un hecho normal. Me explico.

La triada partidista sabe que si van solos no lograran nada; el presidente López Obrador tiene de su lado lo que Morena necesita para ganar: dinero para comprar voluntades y poder para seguir asfixiando financieramente a los gobiernos estatales de oposición para que no puedan comprar voluntades.

Por otro lado, un partido político busca siempre, o la consecución del poder, o al menos incidir en su ejercicio, así que ante la exigua posibilidad de que alguno de los tres partidos en comento lo haga por sí solo, se unen para ganarlo; la tunda que les puso López Obrador en 2018 les ha marcado, per se, la estrategia.

Todo aquello de las ideologías, principios y valores que dicen los opositores a la alianza y la promesa de salvar a México que enhiestan los promotores, es puro rollo mareador, en México aquello nunca ha existido –ni existirá dijo el otro- y esto es una mentira, como aquella de quienes dijeron ser la esperanza de México.