/ domingo 6 de junio de 2021

Antes y después

Hace un año a estas alturas, el Covid-19 puso de rodillas al mundo entero. No distinguió entre países ricos o países pobres y como dicen los clásicos: agarró piso parejo. Como una avalancha de nieve, por los contagios y muertes por el virus, la Organización Mundial de la Salud, declaró la pandemia y los países entraron en un estado de emergencia. También en esos días, se empezó a hablar de una vacuna y al mismo tiempo, se comentó que podría tardarse aproximadamente de uno a dos años, lo cual representaba un escenario preocupante y un reto mayor para los laboratorios y la industria farmacéutica.

Los efectos colaterales usted ya los conoce. La economía mundial se colapsó y no se diga, los sistemas de salud, salvo excepciones. Casi a todos les tocó bailar con la más fea. En nuestro México lindo y querido, a la clase política mexicana la pandemia les cayó como anillo al dedo. Los cálculos iniciales de Hugo López Gatell sobre los contagios y las defunciones, le dieron los argumentos a la oposición en contra de la "Cuarta Transformación", 4T, para comenzar a construir su proyecto electoral 2021 cuya primera parte, podría culminar hoy 6 de junio. Pero eso es, otra historia.

Lo que sí es cierto, es cómo quedó al descubierto lo que ya sabíamos: exhibió a nuestro endeble y vulnerable sistema de salud pública, con graves fallas estructurales, desde falta de medicamentos, infraestructura hospitalaria, clínicas y hospitales sin terminar o abandonados, falta de médicos especialistas y otras linduras que se han acumulado a través de muchos años.

En nuestro país, para salvarnos de los efectos principales de la pandemia, se aplicaron políticas públicas en dos ejes fundamentales: la salud y la economía. Esto significó un dilema: privilegiar la salud de los mexicanos o una política económica de emergencia. En este contexto, todos los países se dieron cuenta que la única forma de no tocar fondo en el tema de salud y el de la economía, era encontrar lo más pronto posible una vacuna que nos inmunizara en contra del Covid-19.

Con el tiempo, se pudo ver una luz al final del túnel: la vacuna. Con esa luz otra vez, la clase política unos buscando regresar al poder y otros conservarlo, aprovecharon el tema como el eje central de sus campañas, pasando por alto que vale más la salud y la vida de los mexicanos, que la mayoría en los congresos locales, en San Lázaro o las gobernaturas en juego.

Como dijo el clásico: no atestiguo con muertos. No hace mucho, políticas y políticos que hoy buscan un puesto de elección popular, “nos juraban ante una virgen y frente a un altar”, que la vacuna tardaría en llegar a Durango siete años y otros 100 años para vacunar a todo el país. Pero como ellos creen que la sociedad no tiene memoria, de seguro están pensando, que este domingo votaremos por ellos. Quienes le apostaban al fracaso de la vacuna se equivocaron.

El gobierno del estado y el municipal, se han coordinado con el gobierno federal en el tema de la logística para la vacuna, con resultados y éxito total. Lo mismo el sector salud, voluntarios, instituciones públicas como lo es la Universidad Juárez del Estado de Durango, UJED, han sacado adelante con la vacuna a miles de mujeres y hombres duranguenses.

A la clase política local le recordamos: no se puede politizar la salud y la vida de miles de personas.

Hace un año a estas alturas, el Covid-19 puso de rodillas al mundo entero. No distinguió entre países ricos o países pobres y como dicen los clásicos: agarró piso parejo. Como una avalancha de nieve, por los contagios y muertes por el virus, la Organización Mundial de la Salud, declaró la pandemia y los países entraron en un estado de emergencia. También en esos días, se empezó a hablar de una vacuna y al mismo tiempo, se comentó que podría tardarse aproximadamente de uno a dos años, lo cual representaba un escenario preocupante y un reto mayor para los laboratorios y la industria farmacéutica.

Los efectos colaterales usted ya los conoce. La economía mundial se colapsó y no se diga, los sistemas de salud, salvo excepciones. Casi a todos les tocó bailar con la más fea. En nuestro México lindo y querido, a la clase política mexicana la pandemia les cayó como anillo al dedo. Los cálculos iniciales de Hugo López Gatell sobre los contagios y las defunciones, le dieron los argumentos a la oposición en contra de la "Cuarta Transformación", 4T, para comenzar a construir su proyecto electoral 2021 cuya primera parte, podría culminar hoy 6 de junio. Pero eso es, otra historia.

Lo que sí es cierto, es cómo quedó al descubierto lo que ya sabíamos: exhibió a nuestro endeble y vulnerable sistema de salud pública, con graves fallas estructurales, desde falta de medicamentos, infraestructura hospitalaria, clínicas y hospitales sin terminar o abandonados, falta de médicos especialistas y otras linduras que se han acumulado a través de muchos años.

En nuestro país, para salvarnos de los efectos principales de la pandemia, se aplicaron políticas públicas en dos ejes fundamentales: la salud y la economía. Esto significó un dilema: privilegiar la salud de los mexicanos o una política económica de emergencia. En este contexto, todos los países se dieron cuenta que la única forma de no tocar fondo en el tema de salud y el de la economía, era encontrar lo más pronto posible una vacuna que nos inmunizara en contra del Covid-19.

Con el tiempo, se pudo ver una luz al final del túnel: la vacuna. Con esa luz otra vez, la clase política unos buscando regresar al poder y otros conservarlo, aprovecharon el tema como el eje central de sus campañas, pasando por alto que vale más la salud y la vida de los mexicanos, que la mayoría en los congresos locales, en San Lázaro o las gobernaturas en juego.

Como dijo el clásico: no atestiguo con muertos. No hace mucho, políticas y políticos que hoy buscan un puesto de elección popular, “nos juraban ante una virgen y frente a un altar”, que la vacuna tardaría en llegar a Durango siete años y otros 100 años para vacunar a todo el país. Pero como ellos creen que la sociedad no tiene memoria, de seguro están pensando, que este domingo votaremos por ellos. Quienes le apostaban al fracaso de la vacuna se equivocaron.

El gobierno del estado y el municipal, se han coordinado con el gobierno federal en el tema de la logística para la vacuna, con resultados y éxito total. Lo mismo el sector salud, voluntarios, instituciones públicas como lo es la Universidad Juárez del Estado de Durango, UJED, han sacado adelante con la vacuna a miles de mujeres y hombres duranguenses.

A la clase política local le recordamos: no se puede politizar la salud y la vida de miles de personas.