/ sábado 19 de enero de 2019

¿Aprendió el PRI las lecciones de 2016 y 2018?

Para muestra basta un botón: hace unos cuantos días, el líder campesino de Lerdo, Juan Frayre de la Cruz hizo unas declaraciones que cimbraron a las estructuras del priismo estatal: “no aceptará la CNC candidatos por ‘dedazo’ en su partido”. Fue más allá, según el líder lerdense cuenta con 11 mil campesinos, los cuales analizarán su participación o no en el proceso electoral, de no haber consulta a la base.

Este mensaje tuvo dos destinatarios: Ismael Hernández Deras, Enrique Benítez y, de paso, por supuesto, el delegado nacional del PRI, a quien, por cierto, nadie conoce. Ha de ser porque ya no tienen como oficinas a un conocido hotel de la zona centro y ahora que ya no tienen recursos como antes, el PRI le ha de haber rentado una casa de interés social. Hay quienes apuestan a que las candidatas y candidatos del PRI serán por convención de delegados. Así que al líder campesino de Lerdo, si es pasión, que se le borre. El PRI no tiene remedio.

A las candidatas y candidatos de la CNC, no se hagan bolas, los pondrá Ismael Hernández, y si se “aploman” se puede convertir, de facto, en el presidente estatal del PRI para efectos electorales. En el año 2000 los priistas recibieron el primer aviso, aunque regresaron en 2012, no lo entendieron. Luego, aquí en Durango recibieron el segundo aviso. No se preocuparon mucho porque, después de todo, donde hubo amor cenizas quedan y por donde usted vea, los priistas están como el comercial de un whisky famoso: “siguen tan campantes”. Pero lo que sí los bajó de la nube en que andaban fue el tsunami de julio pasado. Con el candidato “ciudadano” Pepe Meade, el que les impuso Enrique Videgaray y compañía, estaban condenados al fracaso electoral, como así sucedió. Partiendo de estos resultados en el contexto local, ¿usted cree que los priistas aprendieron la lección? El primer domingo de junio lo sabremos. Para nadie es un secreto que el famoso delegado del PRI se está reuniendo con la crema y nata del tricolor para ponerse de acuerdo sobre quién será la candidata o candidato a la presidencia municipal.

El orden de los factores no altera el producto, hay de todo, como en botica. Ali Gamboa, una priista con una carrera política muy exitosa ha podido cobrar, desde hace muchos años, en la nómina de su partido y después en el Congreso local y federal. Ahora aspira a cobrar como presidenta municipal. Yolanda de la Torre sin duda sería una candidata inteligente, ya lo ha demostrado en su paso por los Congresos locales y federales, no se puede quejar, vive muy bien. Los distinguidos aspirantes del tricolor al ayuntamiento de Durango no cantan mal las rancheras. Gustavo Lugo Espinosa, por fama no se puede quejar, desde hace mucho tiempo ha buscado gobernar el municipio. Arturo Yáñez, otra de las cartas del PRI, en ocasiones juega mal, pero se acomoda. Jesús Diez, con muchos años de militancia en el PRI, está buscando que la revolución en el siglo XXI le haga justicia. Increíble pero cierto: el inefable Enrique Benítez Ojeda también quiere la candidatura. Benítez es un político que perdiendo gana, y en política eso es lo que importa. Si lo perdonó Jorge Herrera Caldera, ¿quién no podría perdonarlo?

Los tricolores locales piensan que hacen las cosas bien, pero no son las correctas. Algunos han tenido la honestidad de reconocer los motivos de sus derrotas. Los hemos escuchado decir: “nos alejamos de la gente, nunca tomamos en cuenta lo que pensaba de nosotros la sociedad, el poder nos hizo ciegos y soberbios y jamás pensamos que perderíamos el poder que nació con Plutarco Elías Calles”. Entonces, si saben la razón de la derrota, ¿por qué no intentan ponerle remedio? Deben buscar el candidato o candidata fuera de su partido, que los hay en la sociedad civil. En Durango existen hombres y mujeres que pueden ser presidente municipal. Ojalá los tricolores locales entiendan que ya no se puedan dar los lujos que antes se podían dar.

Para muestra basta un botón: hace unos cuantos días, el líder campesino de Lerdo, Juan Frayre de la Cruz hizo unas declaraciones que cimbraron a las estructuras del priismo estatal: “no aceptará la CNC candidatos por ‘dedazo’ en su partido”. Fue más allá, según el líder lerdense cuenta con 11 mil campesinos, los cuales analizarán su participación o no en el proceso electoral, de no haber consulta a la base.

Este mensaje tuvo dos destinatarios: Ismael Hernández Deras, Enrique Benítez y, de paso, por supuesto, el delegado nacional del PRI, a quien, por cierto, nadie conoce. Ha de ser porque ya no tienen como oficinas a un conocido hotel de la zona centro y ahora que ya no tienen recursos como antes, el PRI le ha de haber rentado una casa de interés social. Hay quienes apuestan a que las candidatas y candidatos del PRI serán por convención de delegados. Así que al líder campesino de Lerdo, si es pasión, que se le borre. El PRI no tiene remedio.

A las candidatas y candidatos de la CNC, no se hagan bolas, los pondrá Ismael Hernández, y si se “aploman” se puede convertir, de facto, en el presidente estatal del PRI para efectos electorales. En el año 2000 los priistas recibieron el primer aviso, aunque regresaron en 2012, no lo entendieron. Luego, aquí en Durango recibieron el segundo aviso. No se preocuparon mucho porque, después de todo, donde hubo amor cenizas quedan y por donde usted vea, los priistas están como el comercial de un whisky famoso: “siguen tan campantes”. Pero lo que sí los bajó de la nube en que andaban fue el tsunami de julio pasado. Con el candidato “ciudadano” Pepe Meade, el que les impuso Enrique Videgaray y compañía, estaban condenados al fracaso electoral, como así sucedió. Partiendo de estos resultados en el contexto local, ¿usted cree que los priistas aprendieron la lección? El primer domingo de junio lo sabremos. Para nadie es un secreto que el famoso delegado del PRI se está reuniendo con la crema y nata del tricolor para ponerse de acuerdo sobre quién será la candidata o candidato a la presidencia municipal.

El orden de los factores no altera el producto, hay de todo, como en botica. Ali Gamboa, una priista con una carrera política muy exitosa ha podido cobrar, desde hace muchos años, en la nómina de su partido y después en el Congreso local y federal. Ahora aspira a cobrar como presidenta municipal. Yolanda de la Torre sin duda sería una candidata inteligente, ya lo ha demostrado en su paso por los Congresos locales y federales, no se puede quejar, vive muy bien. Los distinguidos aspirantes del tricolor al ayuntamiento de Durango no cantan mal las rancheras. Gustavo Lugo Espinosa, por fama no se puede quejar, desde hace mucho tiempo ha buscado gobernar el municipio. Arturo Yáñez, otra de las cartas del PRI, en ocasiones juega mal, pero se acomoda. Jesús Diez, con muchos años de militancia en el PRI, está buscando que la revolución en el siglo XXI le haga justicia. Increíble pero cierto: el inefable Enrique Benítez Ojeda también quiere la candidatura. Benítez es un político que perdiendo gana, y en política eso es lo que importa. Si lo perdonó Jorge Herrera Caldera, ¿quién no podría perdonarlo?

Los tricolores locales piensan que hacen las cosas bien, pero no son las correctas. Algunos han tenido la honestidad de reconocer los motivos de sus derrotas. Los hemos escuchado decir: “nos alejamos de la gente, nunca tomamos en cuenta lo que pensaba de nosotros la sociedad, el poder nos hizo ciegos y soberbios y jamás pensamos que perderíamos el poder que nació con Plutarco Elías Calles”. Entonces, si saben la razón de la derrota, ¿por qué no intentan ponerle remedio? Deben buscar el candidato o candidata fuera de su partido, que los hay en la sociedad civil. En Durango existen hombres y mujeres que pueden ser presidente municipal. Ojalá los tricolores locales entiendan que ya no se puedan dar los lujos que antes se podían dar.