/ miércoles 25 de marzo de 2020

Atienda la parálisis facial con rapidez

En muchas ocasiones, a consecuencia de un cambio brusco de temperatura, de un momento al otro, una parte del rostro se detiene por completo, los labios no se mueven, no se puede sonreír y tampoco cerrar el ojo, lo que es probable que sea un parálisis de Bell o facial.

El 35% de los casos son leves y se recuperan antes de tres semanas, dicen los especialistas, aunque existe el temor popular de que la exposición repentina al frío paraliza la cara y aunque las bajas temperaturas no es la causa, sí puede ser un factor precipitante de lo que se conoce como parálisis facial periférica.

Esta parálisis es la pérdida del movimiento de la cara cuando se afecta el nervio facial, responsable de la movilidad de los músculos de la expresión, cada lado de la cara tiene un nervio facial, y la parálisis generalmente compromete sólo uno, por lo que rara vez se presenta en ambos lados de la cara.

Aunque no se sabe con exactitud por qué ocurre este padecimiento, se cree que es provocado por la inflamación de uno de los dos nervios faciales que controlan los músculos de la cara, por lo que es necesario antes que nada, tranquilizarse, debido a que el estrés y la tensión pueden empeorar el problema.

Tampoco se sabe con precisión por qué se inflama el nervio, pero la hipótesis con la que se ha encontrado mayor relación es la exposición a infecciones virales, sobre todo, porque son virus que normalmente todos lo traemos en nuestro sistema y cuando existe una baja de defensas o disminución de las defensas, se activa el virus y hace una inflamación.

De entre estos virus, pudiera ser el del herpes, el de la varicela, los de enfermedades respiratorias, la rubéola, la influenza u otros que afectan a tejidos que rodean al nervio facial. El inicio es rápido, ya que se desarrolla en menos de cinco días, aunque en muchas ocasiones antes de la parálisis, la persona puede sentir dolor detrás de la oreja y alteraciones en el sentido del gusto. Según la cantidad de fibras del nervio comprometidas, la parálisis puede ser parcial o completa.

La diabetes es también un factor de riesgo para la parálisis de Bell, porque en los pacientes diabéticos se pueden dañar la mielina o el axón, que son los dos componentes principales del nervio, a causa del exceso de glucosa que circula en el cuerpo, se pega a las proteínas de la cubierta de mielina y no permite que el nervio conduzca los impulsos correctamente, el tejido se daña y se inflama, causa principal de la parálisis.

Por eso, se recomienda que a las primeras señales haya que acudir al médico para descartar una afectación al cerebro e iniciar el tratamiento, aunque tanto en el infarto cerebral como en el caso de parálisis la boca se desvía y en este caso, sólo un profesional de la salud puede diferenciar ambos padecimientos, con lo que iniciar el tratamiento en el primer día eleva la probabilidad de lograr una recuperación completa.

Según la causa, el tratamiento médico puede incluir medicamentos antiinflamatorios como esteroides, antivirales y, si es necesario, tratamiento para diabetes y otras enfermedades que puedan producir la parálisis, además de rehabilitación física, ya que la mejoría no es inmediata y varía en cada caso, pero puede darse en un promedio de dos meses.

Se debe tapar el ojo, usar lágrimas artificiales e iniciar un programa dirigido de rehabilitación que incluya fisioterapia con relajación de los músculos del cuello y la cabeza y reeducación de los músculos afectados.

Cuando hay cambios de temperatura, hay una baja de defensas y hay una mayor incidencia de virus, y por eso la incidencia de la parálisis, de ahí los dichos de la abuela o de la mamá: “No salgas al frío porque se te enchueca la boca”, lo que sucede porque el nervio facial está pocos milímetros por debajo de la piel, por lo que al enfriar el rostro de manera súbita, los vasos sanguíneos se contraen y dejan de mandar oxígeno al tejido.

Por eso, es necesario tomar cuidados con cambios bruscos de temperatura para evitar contraer cualquier enfermedad asociada y aunque no es una enfermedad grave, es necesario acudir al médico. El objetivo es vigilar que no haya otras alteraciones serias que la produzcan, cuidemos nuestra salud.

En muchas ocasiones, a consecuencia de un cambio brusco de temperatura, de un momento al otro, una parte del rostro se detiene por completo, los labios no se mueven, no se puede sonreír y tampoco cerrar el ojo, lo que es probable que sea un parálisis de Bell o facial.

El 35% de los casos son leves y se recuperan antes de tres semanas, dicen los especialistas, aunque existe el temor popular de que la exposición repentina al frío paraliza la cara y aunque las bajas temperaturas no es la causa, sí puede ser un factor precipitante de lo que se conoce como parálisis facial periférica.

Esta parálisis es la pérdida del movimiento de la cara cuando se afecta el nervio facial, responsable de la movilidad de los músculos de la expresión, cada lado de la cara tiene un nervio facial, y la parálisis generalmente compromete sólo uno, por lo que rara vez se presenta en ambos lados de la cara.

Aunque no se sabe con exactitud por qué ocurre este padecimiento, se cree que es provocado por la inflamación de uno de los dos nervios faciales que controlan los músculos de la cara, por lo que es necesario antes que nada, tranquilizarse, debido a que el estrés y la tensión pueden empeorar el problema.

Tampoco se sabe con precisión por qué se inflama el nervio, pero la hipótesis con la que se ha encontrado mayor relación es la exposición a infecciones virales, sobre todo, porque son virus que normalmente todos lo traemos en nuestro sistema y cuando existe una baja de defensas o disminución de las defensas, se activa el virus y hace una inflamación.

De entre estos virus, pudiera ser el del herpes, el de la varicela, los de enfermedades respiratorias, la rubéola, la influenza u otros que afectan a tejidos que rodean al nervio facial. El inicio es rápido, ya que se desarrolla en menos de cinco días, aunque en muchas ocasiones antes de la parálisis, la persona puede sentir dolor detrás de la oreja y alteraciones en el sentido del gusto. Según la cantidad de fibras del nervio comprometidas, la parálisis puede ser parcial o completa.

La diabetes es también un factor de riesgo para la parálisis de Bell, porque en los pacientes diabéticos se pueden dañar la mielina o el axón, que son los dos componentes principales del nervio, a causa del exceso de glucosa que circula en el cuerpo, se pega a las proteínas de la cubierta de mielina y no permite que el nervio conduzca los impulsos correctamente, el tejido se daña y se inflama, causa principal de la parálisis.

Por eso, se recomienda que a las primeras señales haya que acudir al médico para descartar una afectación al cerebro e iniciar el tratamiento, aunque tanto en el infarto cerebral como en el caso de parálisis la boca se desvía y en este caso, sólo un profesional de la salud puede diferenciar ambos padecimientos, con lo que iniciar el tratamiento en el primer día eleva la probabilidad de lograr una recuperación completa.

Según la causa, el tratamiento médico puede incluir medicamentos antiinflamatorios como esteroides, antivirales y, si es necesario, tratamiento para diabetes y otras enfermedades que puedan producir la parálisis, además de rehabilitación física, ya que la mejoría no es inmediata y varía en cada caso, pero puede darse en un promedio de dos meses.

Se debe tapar el ojo, usar lágrimas artificiales e iniciar un programa dirigido de rehabilitación que incluya fisioterapia con relajación de los músculos del cuello y la cabeza y reeducación de los músculos afectados.

Cuando hay cambios de temperatura, hay una baja de defensas y hay una mayor incidencia de virus, y por eso la incidencia de la parálisis, de ahí los dichos de la abuela o de la mamá: “No salgas al frío porque se te enchueca la boca”, lo que sucede porque el nervio facial está pocos milímetros por debajo de la piel, por lo que al enfriar el rostro de manera súbita, los vasos sanguíneos se contraen y dejan de mandar oxígeno al tejido.

Por eso, es necesario tomar cuidados con cambios bruscos de temperatura para evitar contraer cualquier enfermedad asociada y aunque no es una enfermedad grave, es necesario acudir al médico. El objetivo es vigilar que no haya otras alteraciones serias que la produzcan, cuidemos nuestra salud.