/ domingo 12 de enero de 2020

Benítez llama a todos los partidos a hacer un frente común

El día diez de enero del año que inicia, nos topamos en los medios de comunicación, las declaraciones del dirigente estatal del PRI, donde convoca a los demás partidos a que se unan en un solo frente.

El objetivo de dicho frente, según las palabras del declarante y dirigente priista, está encaminado a defender al Estado de Durango, de los malos tratos y desatenciones que el gobierno federal le ha dado.

Al analizar a groso modo las quejas y lamentos del dirigente priista, no existe mucho fondo que buscar, porque todo se supedita al factor dinero. En este caso a los recortes que según él, impactan en el presupuesto, que a decir verdad no hay tal reducción, lo que pasa es que la operatividad de los recursos ya no favorece a las organizaciones parásitas de las que electoralmente estaba acostumbrado a medrar su partido.

Resulta absurdo, que ahora haga un llamado a los partidos para armar dicho frente, cuando todo mundo sabe que siempre han estado unidos, para enfrentar al personaje que ahora es presidente de la República, y que pese a los esfuerzos y maniobras que hicieron para detenerlo, no surtieron efecto, como tampoco surtirán las que implementen para bajarlo del nivel de las preferencias que en la actualidad se encuentra.

Es ahí, donde se justifica la desesperación de las cúpulas priistas, porque han hecho de todo y el fracaso ha sido el resultado de dichas estrategias, que han estado siempre supeditadas a la línea del gobernador, pero huérfanas de las pacas de dinero de las que aún no han aprendido a prescindir.

Aquellas alianzas atípicas que el PRI condenaba, cunado se establecían entre el PAN y el PRD, parece que han pasado a la normalidad ahora que el PRI plantea echarle montón a AMLO, primero con el brete de sacarle más dinero a la Federación y luego enfrentar a morena a nivel local, donde es obvio que en algo pudieran avanzar, pero sin saber para quien van a trabajar, porque es de párvulos comprender que al ratificarse el amasiato del PRIAN, los azules no les concederán sus prioridades.

Ahora que el presidente del PRI se expresa con tanta liviandad y seguridad, para conformar dicho frente con la derecha y los de ultra, resulta obvio entender, que la contienda que se diera entre el PRI y el PAN en las elecciones del 2016 para elegir gobernador, estaba sostenida en rivalidades espurias, cuya evidencia ya es cultura que no necesita discutirse en los medios, ni cuestionarse en las élites políticas.

Con las cosas así, no hay necesidad de que el PRI a través de su dirigencia se degaste en proponer frentes que ya están hechos. Porque basta ver que el comportamiento del PRIAN no ha desaparecido, ha aflorado ya sin máscaras y con vigor renovado tras el fin del tricolor en la gubernatura.

Desafortunadamente con dicha derrota, no hubo fin de la historia. Lo que hubo fue el inicio de otra historia más negra, dominada por las viejas mañas y refinada por las nuevas, que no han tenido ningún recato en sostener al PRIAN, pero tampoco ningún respeto a quien prometieron ajustar y eliminar a sus impulsores.

Desde este punto de vista, podemos pensar que también el PRI ha fracasado en su principal misión, que estriba en querer ocultar la simulación. La ciudadanía tiene un grado mayor de participación; quizás también de decisión, que son suficientes para detectar los vicios, la corrupción y las complicidades que el PRIAN mediáticamente pretende ocultar, bajo el llamado a frentes que ni siquiera a ultranza, sino descaradamente están establecidos.

Pero es tanta la desfachatez que raya en la indecencia, cuando declara el presidente del PRI, que urge que la ciudadanía establezca el contraste de los gobiernos actuales, con los anteriores del PRI, cosa que no podría darse, “porque es el mismo toro nomás que por otra puerta”.

Pero abundando sobre la ocurrencia del contraste que propone nuestro aludido, donde el cinismo no tiene límites, al pensar que la gente cuerda aún puede concederles el beneficio de la duda, sin aquilatar que el reto que asumimos muchos duranguenses, fue extremadamente responsable, al desahogar el hartazgo a nivel presidencial que “peor ya no nos podría ir”.

Sin duda que el nuevo PRI que promociona su dirigente, no ha cambiado una pizca en su discurso rudimentario que adolece de una retórica vacía, en la cual se machacan una y otra vez frases como: Mejorar a Durango, defender lo nuestro, mantener los equilibrios y mejorar la democracia, etcétera, pero que poco o nada han contribuido a cambiar la conciencia ética de aquellos liderazgos ordinarios, que exigen cantidades millonarias ni de los otros que venden el voto por una despensa.

Con semejante perfil, ha sido capaz de lanzar a todos los partidos la divisa de permanecer unidos por el bienestar de Durango, cosa que nunca ha sido para el PRI propósito central. En consecuencia, no ha dado a las masas las destrezas para construirlo. La educación básica fue reducida a mera ampliación de estructuras seccionales, que servían sólo para traficar con los votos y depender vergonzosamente de los recursos públicos.

Los hechos -no sólo la lógica- muestran el error histórico básico en que incurrió el partido. Burocratizado, este organismo se convirtió en refugio de políticos y rufianes fracasados, o de élites y técnicas desvinculadas de todo auténtico compromiso ético y político con la democracia, que ahora el líder toma como bandera, pero sin desprenderse de la vieja estructura ni de la rémora de tramposos y alquimistas que le dieron en la madre.

El día diez de enero del año que inicia, nos topamos en los medios de comunicación, las declaraciones del dirigente estatal del PRI, donde convoca a los demás partidos a que se unan en un solo frente.

El objetivo de dicho frente, según las palabras del declarante y dirigente priista, está encaminado a defender al Estado de Durango, de los malos tratos y desatenciones que el gobierno federal le ha dado.

Al analizar a groso modo las quejas y lamentos del dirigente priista, no existe mucho fondo que buscar, porque todo se supedita al factor dinero. En este caso a los recortes que según él, impactan en el presupuesto, que a decir verdad no hay tal reducción, lo que pasa es que la operatividad de los recursos ya no favorece a las organizaciones parásitas de las que electoralmente estaba acostumbrado a medrar su partido.

Resulta absurdo, que ahora haga un llamado a los partidos para armar dicho frente, cuando todo mundo sabe que siempre han estado unidos, para enfrentar al personaje que ahora es presidente de la República, y que pese a los esfuerzos y maniobras que hicieron para detenerlo, no surtieron efecto, como tampoco surtirán las que implementen para bajarlo del nivel de las preferencias que en la actualidad se encuentra.

Es ahí, donde se justifica la desesperación de las cúpulas priistas, porque han hecho de todo y el fracaso ha sido el resultado de dichas estrategias, que han estado siempre supeditadas a la línea del gobernador, pero huérfanas de las pacas de dinero de las que aún no han aprendido a prescindir.

Aquellas alianzas atípicas que el PRI condenaba, cunado se establecían entre el PAN y el PRD, parece que han pasado a la normalidad ahora que el PRI plantea echarle montón a AMLO, primero con el brete de sacarle más dinero a la Federación y luego enfrentar a morena a nivel local, donde es obvio que en algo pudieran avanzar, pero sin saber para quien van a trabajar, porque es de párvulos comprender que al ratificarse el amasiato del PRIAN, los azules no les concederán sus prioridades.

Ahora que el presidente del PRI se expresa con tanta liviandad y seguridad, para conformar dicho frente con la derecha y los de ultra, resulta obvio entender, que la contienda que se diera entre el PRI y el PAN en las elecciones del 2016 para elegir gobernador, estaba sostenida en rivalidades espurias, cuya evidencia ya es cultura que no necesita discutirse en los medios, ni cuestionarse en las élites políticas.

Con las cosas así, no hay necesidad de que el PRI a través de su dirigencia se degaste en proponer frentes que ya están hechos. Porque basta ver que el comportamiento del PRIAN no ha desaparecido, ha aflorado ya sin máscaras y con vigor renovado tras el fin del tricolor en la gubernatura.

Desafortunadamente con dicha derrota, no hubo fin de la historia. Lo que hubo fue el inicio de otra historia más negra, dominada por las viejas mañas y refinada por las nuevas, que no han tenido ningún recato en sostener al PRIAN, pero tampoco ningún respeto a quien prometieron ajustar y eliminar a sus impulsores.

Desde este punto de vista, podemos pensar que también el PRI ha fracasado en su principal misión, que estriba en querer ocultar la simulación. La ciudadanía tiene un grado mayor de participación; quizás también de decisión, que son suficientes para detectar los vicios, la corrupción y las complicidades que el PRIAN mediáticamente pretende ocultar, bajo el llamado a frentes que ni siquiera a ultranza, sino descaradamente están establecidos.

Pero es tanta la desfachatez que raya en la indecencia, cuando declara el presidente del PRI, que urge que la ciudadanía establezca el contraste de los gobiernos actuales, con los anteriores del PRI, cosa que no podría darse, “porque es el mismo toro nomás que por otra puerta”.

Pero abundando sobre la ocurrencia del contraste que propone nuestro aludido, donde el cinismo no tiene límites, al pensar que la gente cuerda aún puede concederles el beneficio de la duda, sin aquilatar que el reto que asumimos muchos duranguenses, fue extremadamente responsable, al desahogar el hartazgo a nivel presidencial que “peor ya no nos podría ir”.

Sin duda que el nuevo PRI que promociona su dirigente, no ha cambiado una pizca en su discurso rudimentario que adolece de una retórica vacía, en la cual se machacan una y otra vez frases como: Mejorar a Durango, defender lo nuestro, mantener los equilibrios y mejorar la democracia, etcétera, pero que poco o nada han contribuido a cambiar la conciencia ética de aquellos liderazgos ordinarios, que exigen cantidades millonarias ni de los otros que venden el voto por una despensa.

Con semejante perfil, ha sido capaz de lanzar a todos los partidos la divisa de permanecer unidos por el bienestar de Durango, cosa que nunca ha sido para el PRI propósito central. En consecuencia, no ha dado a las masas las destrezas para construirlo. La educación básica fue reducida a mera ampliación de estructuras seccionales, que servían sólo para traficar con los votos y depender vergonzosamente de los recursos públicos.

Los hechos -no sólo la lógica- muestran el error histórico básico en que incurrió el partido. Burocratizado, este organismo se convirtió en refugio de políticos y rufianes fracasados, o de élites y técnicas desvinculadas de todo auténtico compromiso ético y político con la democracia, que ahora el líder toma como bandera, pero sin desprenderse de la vieja estructura ni de la rémora de tramposos y alquimistas que le dieron en la madre.