El atolladero en que se encuentra hoy inmersa la Universidad Juárez del Estado de Durango, es producto indudable, de la irresponsabilidad de antiguas administraciones, que por temor a los impacto políticos, simple y sencillamente, en una postura cómoda y abúlica, dejaron pasar la exigencia del gobierno federal, de comenzar a eliminar subsidios al Impuesto Sobre la Renta.
RIPLEY. Pudiera citarse que se trata de un dato increíble, para Ripley o algo parecido. Sin embargo para la forma como se manejan las cosas aquí, es un dato emanado de la propia casa de estudios, indica que la Universidad Juárez del Estado de Durango, es la única en el concierto nacional, que continúa subsidiando el Impuesto Sobre la Renta a sus trabajadores. Había otra más que lo seguí haciendo, específicamente la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, que en la exigencia del gobierno federal de reajustar sus finanzas, redujo ese beneficio del cual gozaban sus trabajadores.
UJED. Fue en 2009, durante el rectorado del actual secretario de Educación, Rubén Calderón Luján, que el Sistema de Administración Tributaria, comenzó a promover no solamente en la UJED, sino en todas las universidades del país en las mismas condiciones, la reducción paulatina del Impuesto Sobre la Renta, de tal forma que para 2015, quedaran completamente liberadas las instituciones de esta carga que legalmente corresponde asumirla a los trabajadores.
CALDERÓN. Entonces, el rector Rubén Calderón Luján desatendió la indicación y dejó pasar. Sus razones tendría. Vinieron Luis Tomás y Óscar Erasmo, quienes hicieron lo propio, simple y sencillamente también dejaron pasar y ahora las consecuencias son claras, con una Universidad que mantiene su edificio de gobierno tomado por los tres sindicatos universitarios, que en esta ocasión unieron fuerzas para defender lo que consideran un derecho.
MILLONES. Desde luego que, el asunto del ISR es solamente uno de tantos problemas de la Universidad Juárez del Estado de Durango. Mire usted, solamente por concepto de este impuesto, la UJED tendría que erogar cerca de 90 millones de pesos, que sobra decir que no le son proporcionados por la Federación. De esa cifra, 55 millones de pesos corresponden al pago de quincenas y 30 millones más al concepto de aguinaldos.
BARRIL. Sin embargo, nuestra Universidad es un auténtico “barril sin fondo”, cuando vive una circunstancia también producto de las posturas políticas irresponsables, displicentes, de quienes la han conducido y que tampoco es privativa de esta institución, como lo es la sensacional y fabulosa “jubilación dinámica”, donde quienes terminan su ciclo laboral, siguen ganando una cantidad como si permanecieran activos desempeñando una función en la institución.
JUBILADOS. De este concepto, la UJED erogó en 2010 100 millones de pesos para 220 exempleados. Para este 2022, con un total de 1200 jubilados, nuestra ajada máxima casa de estudios, tendrá que soltar 500 millones de pesos, una cifra que tiene que extraerse del gasto operativo, porque ni un cinco aportan otras instancias. En doce años, no se dobló ni se triplicó la cantidad, en los hechos, se cuadruplicó la cifra y de ese tamaño es el creciente boquete de la institución académica más importante del estado de Durango.
