/ martes 13 de agosto de 2019

Centenario luctuoso del general villista M. López

Para los que estudiamos la etapa de la Revolución Mexicana, la misteriosa muerte y desaparición del cadáver del general chihuahuense Martín López Aguirre, aún continúa siendo un misterio, no obstante, de nuevas informaciones que recabamos en un periódico local, contenido que, en su momento ignoramos.

En lo personal he trabajado en el tema desde hace 15 años, sin encontrar haber encontrado datos relevantes respecto a la misteriosa desaparición del cadáver del referido general de la División del Norte, sin embargo, nuevos datos salen a relucir a cerca del destino de sus restos, gracias a una reseña escrita en un periódico duranguense fechado en septiembre de 1919 y consultado en la hemeroteca de la Biblioteca Pública “José Ignacio Gallegos Caballero” donde se confirma que el cadáver del general Martín López Aguirre, fue identificado por el entonces coronel Tranquilino Mendoza, oriundo de San Juan del Río, mismo que refiere que el cuerpo del revolucionario fue encontrado y sepultado en el rancho Las Cruces, del municipio de San Juan del Río, dato consignado en un acta que firmaron algunos moradores del referido poblado.

El revolucionario villista había resultado herido por las fuerzas del general Cesario Castro, en las cercanías del poblado La Tinaja, hoy José María Morelos, a siete kilómetros de la ciudad de Durango, y de allí fue trasladado hasta Las Cruces, por su misma gente. Cuando fallece Martín López, por las heridas recibidas, el propio Centauro del Norte, vistió el cadáver con su vestimenta; besó su frente y lloró, y dispuso que fuera sepultado en un sitio donde no lo profanaran los carrancistas. Este hecho tuvo efecto el día 4 de septiembre de 1919.

La historiadora durangueña Nellie Campobello, apasionada investigadora del villismo, dejó testimonio en su libro “Cartucho” una hipótesis más, que se sumó al enigma que rodea la trágica muerte y desenlace de Martín, basada en sus indagaciones, afirmó que después de que fuera sepultado el cuerpo del joven general por los villistas, el cadáver fue eventualmente exhumado por sus adversarios a fin de corroborar su muerte.

Nellie Campobello lo refiere así: “Los ´Carranzas´ llegaron unos días después y lo desenterraron. Querían ver si, efectivamente, era Martín López. Le tenían tanto miedo, que cuando lo sacaron de debajo de la tierra, lo vieron incrédulos. Le sacudieron la cara, le limpiaron los ojos, le abrieron la blusa y le vieron el vientre donde tenía alojada la bala. También le despegaron unas hojas todavía verdes que le cubrían la herida. Hicieron muchas cosas para convencerse de que Martín estaba muerto. Martín López el hombre que les había hecho tantas derrotas, aquel joven general que no los dejaba ni dormir. Le tenían mucho miedo. El general Villa lo lloró más que a nadie. Lo quería más que a un hijo. Desde la edad de 12 años, en 1911, Martín López era su asistente…El muchacho delgado y rubio estaba borrado por la tierra con que le habían tapado los compañeros. Sus manos, ágiles para manejar las riendas y repartir las balas, ya no existían. Podían quedar contentos los enemigos, podían llorarlos sus compañeros, otro Martín López no volvería a verse por esos rumbos”.

Pablo López Aguirre hermano de Martín, sostuvo a cerca del incierto destino de los restos de su hermano lo siguiente: “Martín murió en condiciones no aclaradas en territorio de Durango después de un combate que se había verificado el 14 de agosto de 1919 ya cuando las fuerzas villistas se encontraban lejos del enemigo. Sucedió que cuando daban agua a los caballos una bala atravesó su vientre dejándolo muy mal herido, motivo por el cual murió enseguida en un pueblo cercano. A mi hermano lo sepultaron muy superficialmente enredado en una cobija y después lo cambiaron a otro lugar; parece ser que quemaron su cadáver.

Son muchas y variadas las historias que se entretejen en Durango a cerca de la muerte y destino final del general Martín López, a ello se le abonan las conjeturas y suposiciones que forjan varios historiadores e investigadores al respecto, sin embargo, persiste la idea popular de mitificar sus héroes.

En este centenario de su muerte, tanto el municipio de Canatlán como el municipio de San Juan del Río deberían de unir esfuerzos para recuperar los restos del general villista y realizar un homenaje a 100 años de su trágica muerte.

Para los que estudiamos la etapa de la Revolución Mexicana, la misteriosa muerte y desaparición del cadáver del general chihuahuense Martín López Aguirre, aún continúa siendo un misterio, no obstante, de nuevas informaciones que recabamos en un periódico local, contenido que, en su momento ignoramos.

En lo personal he trabajado en el tema desde hace 15 años, sin encontrar haber encontrado datos relevantes respecto a la misteriosa desaparición del cadáver del referido general de la División del Norte, sin embargo, nuevos datos salen a relucir a cerca del destino de sus restos, gracias a una reseña escrita en un periódico duranguense fechado en septiembre de 1919 y consultado en la hemeroteca de la Biblioteca Pública “José Ignacio Gallegos Caballero” donde se confirma que el cadáver del general Martín López Aguirre, fue identificado por el entonces coronel Tranquilino Mendoza, oriundo de San Juan del Río, mismo que refiere que el cuerpo del revolucionario fue encontrado y sepultado en el rancho Las Cruces, del municipio de San Juan del Río, dato consignado en un acta que firmaron algunos moradores del referido poblado.

El revolucionario villista había resultado herido por las fuerzas del general Cesario Castro, en las cercanías del poblado La Tinaja, hoy José María Morelos, a siete kilómetros de la ciudad de Durango, y de allí fue trasladado hasta Las Cruces, por su misma gente. Cuando fallece Martín López, por las heridas recibidas, el propio Centauro del Norte, vistió el cadáver con su vestimenta; besó su frente y lloró, y dispuso que fuera sepultado en un sitio donde no lo profanaran los carrancistas. Este hecho tuvo efecto el día 4 de septiembre de 1919.

La historiadora durangueña Nellie Campobello, apasionada investigadora del villismo, dejó testimonio en su libro “Cartucho” una hipótesis más, que se sumó al enigma que rodea la trágica muerte y desenlace de Martín, basada en sus indagaciones, afirmó que después de que fuera sepultado el cuerpo del joven general por los villistas, el cadáver fue eventualmente exhumado por sus adversarios a fin de corroborar su muerte.

Nellie Campobello lo refiere así: “Los ´Carranzas´ llegaron unos días después y lo desenterraron. Querían ver si, efectivamente, era Martín López. Le tenían tanto miedo, que cuando lo sacaron de debajo de la tierra, lo vieron incrédulos. Le sacudieron la cara, le limpiaron los ojos, le abrieron la blusa y le vieron el vientre donde tenía alojada la bala. También le despegaron unas hojas todavía verdes que le cubrían la herida. Hicieron muchas cosas para convencerse de que Martín estaba muerto. Martín López el hombre que les había hecho tantas derrotas, aquel joven general que no los dejaba ni dormir. Le tenían mucho miedo. El general Villa lo lloró más que a nadie. Lo quería más que a un hijo. Desde la edad de 12 años, en 1911, Martín López era su asistente…El muchacho delgado y rubio estaba borrado por la tierra con que le habían tapado los compañeros. Sus manos, ágiles para manejar las riendas y repartir las balas, ya no existían. Podían quedar contentos los enemigos, podían llorarlos sus compañeros, otro Martín López no volvería a verse por esos rumbos”.

Pablo López Aguirre hermano de Martín, sostuvo a cerca del incierto destino de los restos de su hermano lo siguiente: “Martín murió en condiciones no aclaradas en territorio de Durango después de un combate que se había verificado el 14 de agosto de 1919 ya cuando las fuerzas villistas se encontraban lejos del enemigo. Sucedió que cuando daban agua a los caballos una bala atravesó su vientre dejándolo muy mal herido, motivo por el cual murió enseguida en un pueblo cercano. A mi hermano lo sepultaron muy superficialmente enredado en una cobija y después lo cambiaron a otro lugar; parece ser que quemaron su cadáver.

Son muchas y variadas las historias que se entretejen en Durango a cerca de la muerte y destino final del general Martín López, a ello se le abonan las conjeturas y suposiciones que forjan varios historiadores e investigadores al respecto, sin embargo, persiste la idea popular de mitificar sus héroes.

En este centenario de su muerte, tanto el municipio de Canatlán como el municipio de San Juan del Río deberían de unir esfuerzos para recuperar los restos del general villista y realizar un homenaje a 100 años de su trágica muerte.