/ lunes 18 de enero de 2021

CMIC: Discordia por el reparto de obra pública

En la disputa por la renovación de la dirigencia de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, capítulo Durango, lo que en realidad está en juego, es la distribución de la obra pública, ya que “por tradición”, los empresarios pudientes económicamente que están al frente de la agrupación, son los que se llevan la mayor tajada del pastel.

Sin embargo, cada vez es más fuerte la corriente de socios inconformes, sobre todo los que pertenecen al sector de las “Mypymes”, que demanda equidad en el reparto de las acciones a ejecutar con recursos del erario público, y que representan el mayor porcentaje de la obra que se genera en la entidad.

Y es que, según el sentir de constructores de “mediana talla”, por años han sido los grandes empresarios, aquellos con recursos, tanto materiales como económicos, los que acceden a las obras públicas, y se dejan “migajas” a los considerados como pequeños, cayéndose en un círculo vicioso del que no se ha podido salir.

En esta ocasión son dos grupos de constructores los que luchan por obtener la directiva de la CMIC para los dos años próximos: El que encabeza Jaime Nevárez Gutiérrez, con la planilla Balance Empresarial, y Suma con Raúl Montelongo al frente.

Nevárez Gutiérrez representa la corriente hegemónica de socios de la construcción, aunque en esta ocasión la planilla está conformada por “neos”, pero también por empresarios de los de antes, lo que significa un equilibrio que a la postre pudiera traducirse en lograr un “balance” en la distribución de la obra pública, que es lo que al final se persigue.

Mientras que Raúl Montelongo, incluso joven de edad, simboliza la sangre nueva de los afiliados, aún cuando muchos de ellos son descendientes de constructores de viejo cuño, pero con ganas de impulsar la agrupación por los carriles de la modernización, y que también ofrecen pugnar por el reparto equitativo de la obra pública.

Los pocos más de 300 grandes, pequeños y medianos constructores que integran el padrón de socios de la CMIC en Durango, tendrán para escoger entre las 2 opciones, el próximo dos de febrero en que se lleve a cabo la votación, ya que según trascendió, el Consejo Consultivo que se encarga de la organización, oficializará el registro de las dos planillas contendientes.

Existía la duda entre algunos de los socios, que al parecer ya fue disipada y subsanada, de que en el grupo de Suma, hubiera uno o dos de los integrantes, que también se habían manifestado como miembros del ala disidente en la AMIC.

Se espera que prive la madurez y civilidad de los constructores, y elijan en un marco de armonía a la nueva directiva, y se trabaje por lograr el equilibrio en el reparto del “pastel” que representa la asignación de obras públicas que se concursan, y/o asignan directamente por los tres órdenes de gobierno.

En la disputa por la renovación de la dirigencia de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, capítulo Durango, lo que en realidad está en juego, es la distribución de la obra pública, ya que “por tradición”, los empresarios pudientes económicamente que están al frente de la agrupación, son los que se llevan la mayor tajada del pastel.

Sin embargo, cada vez es más fuerte la corriente de socios inconformes, sobre todo los que pertenecen al sector de las “Mypymes”, que demanda equidad en el reparto de las acciones a ejecutar con recursos del erario público, y que representan el mayor porcentaje de la obra que se genera en la entidad.

Y es que, según el sentir de constructores de “mediana talla”, por años han sido los grandes empresarios, aquellos con recursos, tanto materiales como económicos, los que acceden a las obras públicas, y se dejan “migajas” a los considerados como pequeños, cayéndose en un círculo vicioso del que no se ha podido salir.

En esta ocasión son dos grupos de constructores los que luchan por obtener la directiva de la CMIC para los dos años próximos: El que encabeza Jaime Nevárez Gutiérrez, con la planilla Balance Empresarial, y Suma con Raúl Montelongo al frente.

Nevárez Gutiérrez representa la corriente hegemónica de socios de la construcción, aunque en esta ocasión la planilla está conformada por “neos”, pero también por empresarios de los de antes, lo que significa un equilibrio que a la postre pudiera traducirse en lograr un “balance” en la distribución de la obra pública, que es lo que al final se persigue.

Mientras que Raúl Montelongo, incluso joven de edad, simboliza la sangre nueva de los afiliados, aún cuando muchos de ellos son descendientes de constructores de viejo cuño, pero con ganas de impulsar la agrupación por los carriles de la modernización, y que también ofrecen pugnar por el reparto equitativo de la obra pública.

Los pocos más de 300 grandes, pequeños y medianos constructores que integran el padrón de socios de la CMIC en Durango, tendrán para escoger entre las 2 opciones, el próximo dos de febrero en que se lleve a cabo la votación, ya que según trascendió, el Consejo Consultivo que se encarga de la organización, oficializará el registro de las dos planillas contendientes.

Existía la duda entre algunos de los socios, que al parecer ya fue disipada y subsanada, de que en el grupo de Suma, hubiera uno o dos de los integrantes, que también se habían manifestado como miembros del ala disidente en la AMIC.

Se espera que prive la madurez y civilidad de los constructores, y elijan en un marco de armonía a la nueva directiva, y se trabaje por lograr el equilibrio en el reparto del “pastel” que representa la asignación de obras públicas que se concursan, y/o asignan directamente por los tres órdenes de gobierno.