/ jueves 16 de agosto de 2018

Comentarios constitucionales

La nueva distribución del poder político y sus efectos en los contrapesos al próximo presidente

En el diseño constitucional mexicano, una de las funciones que tiene el Congreso de la Unión cuando actúa en forma separada y sucesiva, es la de crear y reformar las leyes federales cuyo ámbito de aplicación es el territorio nacional; pero, no es la única, sino que también tiene la de ejercer control sobre los actos del presidente de la República, es decir, debe servir de contrapeso en muchas de sus decisiones.

Por tal motivo, conviene preguntarnos acerca de lo qué pasará en el próximo periodo presidencial, de acuerdo a la nueva distribución del poder político.

Ahora que el partido político del próximo titular del Poder Ejecutivo de la Unión en conjunción con los demás institutos políticos que integraron la coalición Juntos Haremos Historia, tienen mayoría en ambas cámaras, ¿el Congreso de la Unión ejercerá realmente la función relativa al control mencionado?, ¿qué otros contrapesos tendrá el próximo presidente de la República? Me parece que el control sobre los actos del próximo presidente y los contrapesos que deberá tener, es uno de los temas más importantes a discutir.

Durante décadas en el sistema político mexicano, no hubo un equilibrio entre los Poderes de la Unión (lo cual se reprodujo en el ámbito local), ya que el presidente de la República tenía numerosas facultades constitucionales y metaconstitucionales, lo que le permitió concentrar en su persona un gran poder, con débiles contrapesos, lo que propició abusos y corrupción.

En contra de dicha situación se emprendió la lucha por hacer realidad el régimen democrático, y un momento clave en la transición fue que, en mil novecientos noventa y siete, el partido dominante perdió la mayoría en la Cámara de Diputados. A partir de ese momento, ya no hubo gobiernos de mayoría, sino divididos, pero ahora con el triunfo de la coalición antes mencionada, ésta tiene la mayoría en la Cámara de Diputados con trescientos seis legisladores y en la Cámara de Senadores con sesenta y nueve.

Con esa mayoría, se pueden aprobar sin mayor dificultad las iniciativas de ley o de reforma que presente el próximo presidente, además de acuerdo a las facultades de cada Cámara, ratificar nombramientos, aprobar anualmente el presupuesto de egresos de la Federación, en los términos que lo envíe el titular del Poder Ejecutivo, entre otras.

No tiene el número suficiente de legisladores para llevar a cabo una reforma constitucional, le faltaría a la coalición solamente veintisiete diputados y quince senadores, pero seguramente pueden conseguir el número requerido en determinada situación mediante la negociación con otro partido político.

Todo lo anterior, se encuentra dentro del marco constitucional, pero qué sucede con los grandes problemas nacionales, si se toma una decisión que perjudique, por ejemplo, a la calidad de la educación, o si se pretende hacer el nombramiento de un Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que no cultive las virtudes cardinales ni las propias de un juzgador como es la independencia.

En los casos antes mencionados, ¿los legisladores serán un contrapeso del presidente de la República?, ¿se atreverán a contradecir a quien será titular del Poder Ejecutivo de la Unión y líder del partido que encabezó la coalición triunfadora?, ¿o actuarán como algunos legisladores lo hicieron en el pasado, que con tal de no coartar su carrera política aprobaron todas las propuestas del presidente en turno aun cuando algunas fueran contrarias a los intereses sociales o incluso al de la nación mexicana?

Al tener la coalición mencionada la mayoría en ambas cámaras, el próximo Presidente podrá emprender muchas acciones en favor de la sociedad mexicana, y esperemos que así sea, sobre todo en el aspecto social para elevar la calidad de vida de la población, pero como todo ser humano, puede cometer errores, de ahí que sea necesario que haya contrapesos, pero por la conformación de las cámaras y los mensajes que se han enviado en esta etapa de transición del poder, al parecer, tendrá más peso la función de legislar que la de ser un contrapeso real.

Entonces, quien deberá jugar un papel muy importante como contrapeso del próximo Presidente, sin duda, es la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero también lo deberán ser los órganos constitucionales autónomos, la prensa, la sociedad civil, entre otros. La ciudadanía tenemos como tarea ser vigilantes y críticos en su actuar si consideramos que se aparta del mandato constitucional, pero también apoyarlo cuando emprenda acciones en beneficio de la población y de la nación mexicana, previo proceso deliberativo.

La nueva distribución del poder político y sus efectos en los contrapesos al próximo presidente

En el diseño constitucional mexicano, una de las funciones que tiene el Congreso de la Unión cuando actúa en forma separada y sucesiva, es la de crear y reformar las leyes federales cuyo ámbito de aplicación es el territorio nacional; pero, no es la única, sino que también tiene la de ejercer control sobre los actos del presidente de la República, es decir, debe servir de contrapeso en muchas de sus decisiones.

Por tal motivo, conviene preguntarnos acerca de lo qué pasará en el próximo periodo presidencial, de acuerdo a la nueva distribución del poder político.

Ahora que el partido político del próximo titular del Poder Ejecutivo de la Unión en conjunción con los demás institutos políticos que integraron la coalición Juntos Haremos Historia, tienen mayoría en ambas cámaras, ¿el Congreso de la Unión ejercerá realmente la función relativa al control mencionado?, ¿qué otros contrapesos tendrá el próximo presidente de la República? Me parece que el control sobre los actos del próximo presidente y los contrapesos que deberá tener, es uno de los temas más importantes a discutir.

Durante décadas en el sistema político mexicano, no hubo un equilibrio entre los Poderes de la Unión (lo cual se reprodujo en el ámbito local), ya que el presidente de la República tenía numerosas facultades constitucionales y metaconstitucionales, lo que le permitió concentrar en su persona un gran poder, con débiles contrapesos, lo que propició abusos y corrupción.

En contra de dicha situación se emprendió la lucha por hacer realidad el régimen democrático, y un momento clave en la transición fue que, en mil novecientos noventa y siete, el partido dominante perdió la mayoría en la Cámara de Diputados. A partir de ese momento, ya no hubo gobiernos de mayoría, sino divididos, pero ahora con el triunfo de la coalición antes mencionada, ésta tiene la mayoría en la Cámara de Diputados con trescientos seis legisladores y en la Cámara de Senadores con sesenta y nueve.

Con esa mayoría, se pueden aprobar sin mayor dificultad las iniciativas de ley o de reforma que presente el próximo presidente, además de acuerdo a las facultades de cada Cámara, ratificar nombramientos, aprobar anualmente el presupuesto de egresos de la Federación, en los términos que lo envíe el titular del Poder Ejecutivo, entre otras.

No tiene el número suficiente de legisladores para llevar a cabo una reforma constitucional, le faltaría a la coalición solamente veintisiete diputados y quince senadores, pero seguramente pueden conseguir el número requerido en determinada situación mediante la negociación con otro partido político.

Todo lo anterior, se encuentra dentro del marco constitucional, pero qué sucede con los grandes problemas nacionales, si se toma una decisión que perjudique, por ejemplo, a la calidad de la educación, o si se pretende hacer el nombramiento de un Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que no cultive las virtudes cardinales ni las propias de un juzgador como es la independencia.

En los casos antes mencionados, ¿los legisladores serán un contrapeso del presidente de la República?, ¿se atreverán a contradecir a quien será titular del Poder Ejecutivo de la Unión y líder del partido que encabezó la coalición triunfadora?, ¿o actuarán como algunos legisladores lo hicieron en el pasado, que con tal de no coartar su carrera política aprobaron todas las propuestas del presidente en turno aun cuando algunas fueran contrarias a los intereses sociales o incluso al de la nación mexicana?

Al tener la coalición mencionada la mayoría en ambas cámaras, el próximo Presidente podrá emprender muchas acciones en favor de la sociedad mexicana, y esperemos que así sea, sobre todo en el aspecto social para elevar la calidad de vida de la población, pero como todo ser humano, puede cometer errores, de ahí que sea necesario que haya contrapesos, pero por la conformación de las cámaras y los mensajes que se han enviado en esta etapa de transición del poder, al parecer, tendrá más peso la función de legislar que la de ser un contrapeso real.

Entonces, quien deberá jugar un papel muy importante como contrapeso del próximo Presidente, sin duda, es la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero también lo deberán ser los órganos constitucionales autónomos, la prensa, la sociedad civil, entre otros. La ciudadanía tenemos como tarea ser vigilantes y críticos en su actuar si consideramos que se aparta del mandato constitucional, pero también apoyarlo cuando emprenda acciones en beneficio de la población y de la nación mexicana, previo proceso deliberativo.

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