Ineficacia y simulación en el combate a la corrupción
Luego de conocerse que, en 20 años, de las mil cuatro denuncias que la Auditoría Superior de la Federación ha presentado ante el órgano persecutor de los delitos en nuestro país, sólo 22 han concluido con sentencia, no puedo pensar otra cosa, mas que ha habido ineficacia y una gran simulación en el combate a la corrupción.
Se trata, en su mayoría, de denuncias que se derivaron de la revisión de las cuentas públicas que van de 1998 a 2018. Del total de denuncias, sólo en 22 casos hay sentencia, sin especificarse si son condenatorias o absolutorias.
Tales datos se desprenden del Informe del Estado que Guarda la Solventación de Observaciones y Acciones Promovidas a las Entidades Fiscalizadas por la Auditoría Superior de la Federación, hasta el mes de marzo de este año, que puede ser consultado, por internet, en su página oficial.
Conviene recordar que la Auditoría Superior de la Federación, de acuerdo con el artículo 79 de la Constitución General de la República, se encarga de fiscalizar los ingresos, egresos y deuda; las garantías que otorgue el gobierno federal respecto a empréstitos a entidades federativas y municipios; el manejo, la custodia y la aplicación de fondos de los Poderes de la Unión y entes públicos federales, así como presentar informe sobre el resultado de la fiscalización superior de la cuenta pública, entre otras de sus atribuciones.
Destaca que la Auditoría Superior de la Federación tiene la atribución de investigar actos u omisiones que impliquen alguna irregularidad o conducta ilícita en el ingreso, egreso, manejo, custodia y aplicación de fondos y recursos federales, y derivado de dichas investigaciones, promover las responsabilidades para que se impongan sanciones.
Tal organismo ha presentado denuncias sobre hechos muy comentados mediáticamente, como la Estafa Maestra y el caso de Agronitrogenados, en los que se han hecho imputaciones a quienes fueron servidores públicos y ocuparon importantes cargos en la administración pública federal.
En tal virtud, la Auditoría Superior de la Federación tiene un rol clave en el combate a la corrupción, al realizar la fiscalización superior, y si detecta que se trata de hechos que pueden ser constitutivos de delitos, presenta las denuncias correspondientes ante la Fiscalía General de la República, antes Procuraduría General de la República, para que ésta ejerza las atribuciones que tiene encomendadas constitucionalmente.
En el diseño constitucional parece que todo funcionara muy bien, pero la realidad es que los datos relativos a las sentencias dictadas, sumados a otros que he comentado en diversas colaboraciones, reflejan lo que acontece en nuestro país en el combate a la corrupción: que hay ineficacia y una gran simulación en el combate a la corrupción.
En cuanto a la ineficacia, es debido a que no se han cumplido los objetivos que se fijaron constitucionalmente con la creación del sistema anticorrupción, pues no todas las piezas del sistema actúan con la misma diligencia y hay algunas en las que se han creado cuellos de botella; hay pugnas entre los titulares de diversas instituciones, mismas que se hicieron públicas, entre el Fiscal General de la República y el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, así como la falta de separación real entre el poder político y el sistema de justicia.
En cuanto a la simulación, nuestra historia está plagada de ejemplos, en los que, varios personajes que han detentando el poder político, hacen creer a la población, o al menos eso pretenden, que con las medidas adoptadas se resolvieron o se pueden llegar a resolver ciertos problemas que nos aquejan, pero ello no es así, tal como sucede con el aumento de la punibilidad, llamado populismo penal, que no soluciona el problema de la delincuencia.
Los resultados de los casos que se están sustanciando, nos proporcionarán luz para saber si hay cambios sustanciales en el combate a la corrupción o como se dice coloquialmente, será más de lo mismo.
