/ jueves 3 de septiembre de 2020

Comentarios constitucionales


El segundo informe y las crisis


En el mensaje que emitió el presidente de la República con motivo del segundo informe del estado que guarda la administración pública del país, se refirió a dos crisis, la económica y la de salud, pero omitió mencionar como tercera crisis, la inseguridad pública que enfrenta nuestro país, aun cuando sí se refirió a ella, pero sin calificarla de esa manera.

Hace un año, el propio titular del Poder Ejecutivo de la Unión, antes de la rendición del primer informe, emitió, también, un mensaje en el que reconoció que, hasta ese momento, “no son buenos los resultados en cuanto a la disminución de la incidencia delictiva en el país”, y ahora reconoce que, en cuanto a homicidios dolosos, el problema se ha agravado.

Me parece que se le debe dar la dimensión correcta al problema antes mencionado, a mi juicio, de una crisis, misma que no se generó con el gobierno federal actual, sino que viene de años atrás, empero durante la actual administración se ha agravado.

Si bien es cierto que se han puesto en práctica programas sociales, que incluso se elevaron a rango constitucional al reformarse el artículo cuarto de la Constitución General de la República, y se creó la Guardia Nacional, entre otras medidas adoptadas, lo cierto es que no ha disminuido la violencia que genera homicidios dolosos. El Primer Mandatario reconoció en su mensaje que dicho delito aumentó 12.7 por ciento y la extorsión 7.9 por ciento.

Si no se califica como crisis de seguridad pública que haya miles de muertos cada año a causa de la violencia, entonces, pregunto, ¿cómo se le debe llamar?, o acaso ¿nos debemos acostumbrar a que esa sea la normalidad para la sociedad mexicana? Debemos rechazar que se vea como algo normal que diariamente sean asesinadas personas por diversos motivos, es para alarmarse y estar a la defensiva.

En la gestión del actual Presidente de la República, suman 58 mil 58 personas privadas de su vida, pero en el lapso de enero a julio la cifra asciende a 20 mil 494, es decir, el promedio es de aproximadamente 96 personas asesinadas cada día, por lo que parece que sí se cumplirá el pronóstico de que sea el año más violento.

También existe una gran cantidad de feminicidios, puesto que de enero a julio murieron 2 mil 400 mujeres, lo que da un promedio diario de 10.5 mujeres que fueron privadas de su vida, y que, en comparación con el año pasado, ha aumentado.

El jefe de la administración pública federal puso énfasis en el combate a la corrupción, tema que fue clave para obtener el triunfo en la elección presidencial, y ahora ha sido un factor muy importante para sostener niveles de aceptación, lo que puede redituar en votos para su partido político, ya que perfiló el tema como parte de la estrategia puesta en práctica para tratar de ganar la elección del año próximo.

No obstante, el combate a la corrupción debe estar acompañado de una buena estrategia para enfrentar la crisis de seguridad pública y contar con los recursos presupuestales suficientes para alcanzar los objetivos fijados. Los pésimos resultados alcanzados hasta ahora en materia de seguridad pública son claro síntoma que se está fallando en este renglón y algo se debe hacer para que no forme parte de la vida cotidiana.

En tal virtud, es grave la situación debido a las crisis existentes: una, la más antigua, la referente a la falta de seguridad pública que genera miles de muertos cada año y que ha ido en aumento; otra, la de tipo económico que comenzó a gestarse desde el año pasado, la vivimos actualmente y como consecuencia produjo la pérdida de más de un millón de empleos y se agudizará el año próximo, según lo reconoció el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y, la tercera crisis, la más reciente, acumula ya más de 64 mil personas fallecidas a causa de la Covid-19.

Considero, sinceramente, que es necesario corregir el rumbo e imperativo generar un acuerdo nacional para formar un solo frente ante las crisis, divididos se agravarán las consecuencias y tardaremos más tiempo en superarlas, el tiempo apremia.


El segundo informe y las crisis


En el mensaje que emitió el presidente de la República con motivo del segundo informe del estado que guarda la administración pública del país, se refirió a dos crisis, la económica y la de salud, pero omitió mencionar como tercera crisis, la inseguridad pública que enfrenta nuestro país, aun cuando sí se refirió a ella, pero sin calificarla de esa manera.

Hace un año, el propio titular del Poder Ejecutivo de la Unión, antes de la rendición del primer informe, emitió, también, un mensaje en el que reconoció que, hasta ese momento, “no son buenos los resultados en cuanto a la disminución de la incidencia delictiva en el país”, y ahora reconoce que, en cuanto a homicidios dolosos, el problema se ha agravado.

Me parece que se le debe dar la dimensión correcta al problema antes mencionado, a mi juicio, de una crisis, misma que no se generó con el gobierno federal actual, sino que viene de años atrás, empero durante la actual administración se ha agravado.

Si bien es cierto que se han puesto en práctica programas sociales, que incluso se elevaron a rango constitucional al reformarse el artículo cuarto de la Constitución General de la República, y se creó la Guardia Nacional, entre otras medidas adoptadas, lo cierto es que no ha disminuido la violencia que genera homicidios dolosos. El Primer Mandatario reconoció en su mensaje que dicho delito aumentó 12.7 por ciento y la extorsión 7.9 por ciento.

Si no se califica como crisis de seguridad pública que haya miles de muertos cada año a causa de la violencia, entonces, pregunto, ¿cómo se le debe llamar?, o acaso ¿nos debemos acostumbrar a que esa sea la normalidad para la sociedad mexicana? Debemos rechazar que se vea como algo normal que diariamente sean asesinadas personas por diversos motivos, es para alarmarse y estar a la defensiva.

En la gestión del actual Presidente de la República, suman 58 mil 58 personas privadas de su vida, pero en el lapso de enero a julio la cifra asciende a 20 mil 494, es decir, el promedio es de aproximadamente 96 personas asesinadas cada día, por lo que parece que sí se cumplirá el pronóstico de que sea el año más violento.

También existe una gran cantidad de feminicidios, puesto que de enero a julio murieron 2 mil 400 mujeres, lo que da un promedio diario de 10.5 mujeres que fueron privadas de su vida, y que, en comparación con el año pasado, ha aumentado.

El jefe de la administración pública federal puso énfasis en el combate a la corrupción, tema que fue clave para obtener el triunfo en la elección presidencial, y ahora ha sido un factor muy importante para sostener niveles de aceptación, lo que puede redituar en votos para su partido político, ya que perfiló el tema como parte de la estrategia puesta en práctica para tratar de ganar la elección del año próximo.

No obstante, el combate a la corrupción debe estar acompañado de una buena estrategia para enfrentar la crisis de seguridad pública y contar con los recursos presupuestales suficientes para alcanzar los objetivos fijados. Los pésimos resultados alcanzados hasta ahora en materia de seguridad pública son claro síntoma que se está fallando en este renglón y algo se debe hacer para que no forme parte de la vida cotidiana.

En tal virtud, es grave la situación debido a las crisis existentes: una, la más antigua, la referente a la falta de seguridad pública que genera miles de muertos cada año y que ha ido en aumento; otra, la de tipo económico que comenzó a gestarse desde el año pasado, la vivimos actualmente y como consecuencia produjo la pérdida de más de un millón de empleos y se agudizará el año próximo, según lo reconoció el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y, la tercera crisis, la más reciente, acumula ya más de 64 mil personas fallecidas a causa de la Covid-19.

Considero, sinceramente, que es necesario corregir el rumbo e imperativo generar un acuerdo nacional para formar un solo frente ante las crisis, divididos se agravarán las consecuencias y tardaremos más tiempo en superarlas, el tiempo apremia.

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