/ sábado 5 de diciembre de 2020

¿Cómo será una Navidad sin Sta. Claus?

“Este año Santa Claus no podrá pasar a dejar regalos por motivos del Covid-19, ya que tiene más de 70 años, es hipertenso y tiene problemas de obesidad”.

Así se escuchaba un anuncio en un videíto gracioso “montado” para un par de niños que salieron corriendo del aparato de radio frente a la “aterradora” noticia. Por cierto, muy graciosa la escena. Me puse en la mente de los niños y me pregunté: ¿Cómo será una navidad sin Santa Claus?

Todo parece indicar que el aguinaldo no servirá tanto para comprar regalos como para pagar deudas o para hacer un “guardadito” frente a la incertidumbre económica creciente. Todo parece indicar que si hay intercambios el presupuesto de los mismos se verá afectado considerablemente. Todo parece indicar que las reuniones familiares serán menos numerosas y por ende menos costosa la celebración. ¿Cómo será una Navidad sin Santa Claus?

Quizá sea la oportunidad para arreglar nuestras diferencias familiares con honestidad en lugar de prolongar la tregua bajo el somnífero del arbolito. La oportunidad para pedirnos perdón en vez de alimentar el resentimiento con el ejercicio de la codicia y su menos pecaminosa versión de la comparación. Quizá sea el momento de ejercitarnos en la solidaridad con los más vulnerables, en vez de alimentar el monstruo del hiperindividualismo que pronto nos va a “tragar”.

¿Cómo será una navidad sin Santa Claus? Quizá sea la mejor Navidad de la historia. La oportunidad para que realmente le demos lugar a Jesús, el Salvador del mundo. A Cristo, el redentor de la humanidad. El que siendo Dios se hizo hombre y nació de la Virgen para vivir entre nosotros y morir por nosotros. Para reconciliarnos con Dios. Para salvarnos de la pandemia del pecado. Quizá sea la oportunidad para darnos cuenta de que sólo en Él tenemos vida verdadera, paz y felicidad. ¿Cómo será una Navidad sin Santa Claus?

Quizá sea la oportunidad para que Santa se quede en el ártico y venga Jesucristo a nuestro hogar.

“Este año Santa Claus no podrá pasar a dejar regalos por motivos del Covid-19, ya que tiene más de 70 años, es hipertenso y tiene problemas de obesidad”.

Así se escuchaba un anuncio en un videíto gracioso “montado” para un par de niños que salieron corriendo del aparato de radio frente a la “aterradora” noticia. Por cierto, muy graciosa la escena. Me puse en la mente de los niños y me pregunté: ¿Cómo será una navidad sin Santa Claus?

Todo parece indicar que el aguinaldo no servirá tanto para comprar regalos como para pagar deudas o para hacer un “guardadito” frente a la incertidumbre económica creciente. Todo parece indicar que si hay intercambios el presupuesto de los mismos se verá afectado considerablemente. Todo parece indicar que las reuniones familiares serán menos numerosas y por ende menos costosa la celebración. ¿Cómo será una Navidad sin Santa Claus?

Quizá sea la oportunidad para arreglar nuestras diferencias familiares con honestidad en lugar de prolongar la tregua bajo el somnífero del arbolito. La oportunidad para pedirnos perdón en vez de alimentar el resentimiento con el ejercicio de la codicia y su menos pecaminosa versión de la comparación. Quizá sea el momento de ejercitarnos en la solidaridad con los más vulnerables, en vez de alimentar el monstruo del hiperindividualismo que pronto nos va a “tragar”.

¿Cómo será una navidad sin Santa Claus? Quizá sea la mejor Navidad de la historia. La oportunidad para que realmente le demos lugar a Jesús, el Salvador del mundo. A Cristo, el redentor de la humanidad. El que siendo Dios se hizo hombre y nació de la Virgen para vivir entre nosotros y morir por nosotros. Para reconciliarnos con Dios. Para salvarnos de la pandemia del pecado. Quizá sea la oportunidad para darnos cuenta de que sólo en Él tenemos vida verdadera, paz y felicidad. ¿Cómo será una Navidad sin Santa Claus?

Quizá sea la oportunidad para que Santa se quede en el ártico y venga Jesucristo a nuestro hogar.

ÚLTIMASCOLUMNAS