/ domingo 22 de noviembre de 2020

Con Alba, una época increíble de “La Casa de la Cultura” con su belleza y personalidad

Alba fue la primera actriz que conocí como a sus 35 años de edad, con su vestido negro de gala en una presentación que tuvo en la calle Victoria con los Caballeros de Colón que tenían un local por ahí. No hablé con ella que era como una estrella Italiana.

En la UJED realizaba su trabajo en el teatro el entonces estudiante de medicina José Francisco Zavala, a quien le interesaba el teatro más que su carrera y dejó una buena escuela, antes de irse a vivir a Suiza donde se hizo siquiatra y allá murió. Luego, entre otros, estuvo Alberto Hernández y el teatro siempre ha sido importante en Durango, con los premios nacionales e internacionales de Enrique Mijares y varios grupos.

Alba fue la primera actriz de muchas obras, hasta que acabó teniendo su propio teatro en casa, y ahí mismo una librería. Y la traté hasta que regresé de España en los 70s cuando fundamos “La Casa de la Cultura Independiente” que funcionaba con nuestros propios recursos, en una etapa en la que la vida era barata, y Durango tenía a un buen grupo de artistas consolidados y otros muy jóvenes, como Edgar Mijares que llegó a realizar cine en súper 8, y por otro lado al mismo tiempo andaban Luis Alberto Tejada y el mismo Juan Antonio de la Riva.

Con Lalo Campos en el INJUVE Durango llegó a ganar durante varios años muchos premios nacionales en distintas disciplinas, y luego premios internacionales en teatro con Enrique Mijares, en cine con De la Riva, y en novela yo mismo, o sea que nuestro estado ha mantenido una vieja tradición en el arte, con Fernando Andrade en pintura.

Fue una etapa de gran convivencia en la que rentamos una casa en plena plaza de armas, donde se impartían distintos talleres y nos presentamos en las instalaciones de la UJED; Fernando Andrade había puesto su restaurant “La Bohemia” con una galería en la parte de atrás, pero donde yo recuerdo a la gran familia de artistas que son Los Salas, es en “La Ferrería”, que se la encargaron a Chalío, donde había exposiciones divertidas y conciertos y tocadas inolvidables. Un verdadero palacio para todos nosotros y una familia muy completa: Chalío y Enrique en las guitarras; Manuel en la pintura y Guillermo en la escultura y la escritura; y Alba en teatro.

La otra familia de artistas son Los Escalante, donde don Evodio nos recibía frecuentemente y vivimos conciertos inolvidables con todos sus hijos, y pasó como con Los Salas que sus nietos y nietas también se dedicaron al arte. Chalío y Alba en especial, dejando una herencia de belleza exagerada, en sus cinco hijas, con sus nietas en el arte al más alto nivel y ahí vienen las bisnietas.

Por cierto, la “Fundación Guadalupe y Pereyra” le publicó un importante libro de recuerdos a Chalío, titulado “Velardeña”, Relatos de un pueblo minero, que es de donde los Salas son originarios, y estoy escuchando el disco que grabaron Chalío y Enrique, y en este momento estoy escuchando cantar a Alba acompañada por estos señores

También nos daba asilo “Dulcinea”, si no me equivoco con el nombre, el lugar que pusieron Enrique y su esposa Rosa, que también acabó actuando. Pero eran muy agradables las reuniones en la casa de Enrique y su familia. De Manuel me acuerdo la magna exposición en el Museo Angel Zárraga.

Inolvidable también el homenaje al Che Guevara en el que participó Alba, y aparte del gran poeta y declamador Enrique Torres Cabral, creo que el Jimmy y Macario Rueda. A Alba le llevé a su librería una caja con mis libros, y por supuesto que fui a verla al teatro de su casa, en síntesis: una reina.

Alba fue la primera actriz que conocí como a sus 35 años de edad, con su vestido negro de gala en una presentación que tuvo en la calle Victoria con los Caballeros de Colón que tenían un local por ahí. No hablé con ella que era como una estrella Italiana.

En la UJED realizaba su trabajo en el teatro el entonces estudiante de medicina José Francisco Zavala, a quien le interesaba el teatro más que su carrera y dejó una buena escuela, antes de irse a vivir a Suiza donde se hizo siquiatra y allá murió. Luego, entre otros, estuvo Alberto Hernández y el teatro siempre ha sido importante en Durango, con los premios nacionales e internacionales de Enrique Mijares y varios grupos.

Alba fue la primera actriz de muchas obras, hasta que acabó teniendo su propio teatro en casa, y ahí mismo una librería. Y la traté hasta que regresé de España en los 70s cuando fundamos “La Casa de la Cultura Independiente” que funcionaba con nuestros propios recursos, en una etapa en la que la vida era barata, y Durango tenía a un buen grupo de artistas consolidados y otros muy jóvenes, como Edgar Mijares que llegó a realizar cine en súper 8, y por otro lado al mismo tiempo andaban Luis Alberto Tejada y el mismo Juan Antonio de la Riva.

Con Lalo Campos en el INJUVE Durango llegó a ganar durante varios años muchos premios nacionales en distintas disciplinas, y luego premios internacionales en teatro con Enrique Mijares, en cine con De la Riva, y en novela yo mismo, o sea que nuestro estado ha mantenido una vieja tradición en el arte, con Fernando Andrade en pintura.

Fue una etapa de gran convivencia en la que rentamos una casa en plena plaza de armas, donde se impartían distintos talleres y nos presentamos en las instalaciones de la UJED; Fernando Andrade había puesto su restaurant “La Bohemia” con una galería en la parte de atrás, pero donde yo recuerdo a la gran familia de artistas que son Los Salas, es en “La Ferrería”, que se la encargaron a Chalío, donde había exposiciones divertidas y conciertos y tocadas inolvidables. Un verdadero palacio para todos nosotros y una familia muy completa: Chalío y Enrique en las guitarras; Manuel en la pintura y Guillermo en la escultura y la escritura; y Alba en teatro.

La otra familia de artistas son Los Escalante, donde don Evodio nos recibía frecuentemente y vivimos conciertos inolvidables con todos sus hijos, y pasó como con Los Salas que sus nietos y nietas también se dedicaron al arte. Chalío y Alba en especial, dejando una herencia de belleza exagerada, en sus cinco hijas, con sus nietas en el arte al más alto nivel y ahí vienen las bisnietas.

Por cierto, la “Fundación Guadalupe y Pereyra” le publicó un importante libro de recuerdos a Chalío, titulado “Velardeña”, Relatos de un pueblo minero, que es de donde los Salas son originarios, y estoy escuchando el disco que grabaron Chalío y Enrique, y en este momento estoy escuchando cantar a Alba acompañada por estos señores

También nos daba asilo “Dulcinea”, si no me equivoco con el nombre, el lugar que pusieron Enrique y su esposa Rosa, que también acabó actuando. Pero eran muy agradables las reuniones en la casa de Enrique y su familia. De Manuel me acuerdo la magna exposición en el Museo Angel Zárraga.

Inolvidable también el homenaje al Che Guevara en el que participó Alba, y aparte del gran poeta y declamador Enrique Torres Cabral, creo que el Jimmy y Macario Rueda. A Alba le llevé a su librería una caja con mis libros, y por supuesto que fui a verla al teatro de su casa, en síntesis: una reina.