/ sábado 18 de septiembre de 2021

Contienda santa

“Ahora me doy cuenta de que debo escribirles sobre otro tema para rogarles que defiendan la fe que Dios ha confiado de una vez y para siempre a su pueblo santo” (Judas 3)

El verdadero cristiano es una persona con convicciones tan fuertes por las cuales está dispuesto a dar su vida, a costa de su comodidad, de su prestigio, de su conveniencia, de sus posesiones o de cualquier otra cosa que tenga valor en este mundo. El verdadero discípulo de Jesús sabe que está llamado a librar una un combate intenso, una guerra que no acaba hasta que se muera o venga Él a buscarnos.

¿Contra qué luchamos aquellos que nos llamamos cristianos? “Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales” (Efesios 6.12). Aunque parezca la descripción de una película de ciencia ficción, no lo es, es la descripción de una realidad tan “real” como las cosas que vemos y tocamos.

Los cristianos no luchamos contra seres humanos sino contra espíritus inmundos que hoy en día se pueden identificar claramente en cada uno de los postulados que pregona la conocida ideología de género: “Derechos sexuales reproductivos”, “Desarrollo libre de la personalidad”, “Igualdad sustantiva y de género”, “Democratización de la familia”, “Interrupción legal del embarazo”, todos “eufemismos” de una cultura de la muerte.

Independientemente de la tradición a la que pertenezca o denominación o institución religiosa, el verdadero cristiano; es decir, aquel que ha tenido un encuentro personal con Dios recibiendo a Jesucristo como su Señor y Salvador, no es una persona tibia, apática, indiferente y pusilánime. Es un guerrero. Un luchador. Alguien que defiende la fe con garras y uñas, alguien que libra una “contienda santa”.

leonardolombar@gmail.com

“Ahora me doy cuenta de que debo escribirles sobre otro tema para rogarles que defiendan la fe que Dios ha confiado de una vez y para siempre a su pueblo santo” (Judas 3)

El verdadero cristiano es una persona con convicciones tan fuertes por las cuales está dispuesto a dar su vida, a costa de su comodidad, de su prestigio, de su conveniencia, de sus posesiones o de cualquier otra cosa que tenga valor en este mundo. El verdadero discípulo de Jesús sabe que está llamado a librar una un combate intenso, una guerra que no acaba hasta que se muera o venga Él a buscarnos.

¿Contra qué luchamos aquellos que nos llamamos cristianos? “Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales” (Efesios 6.12). Aunque parezca la descripción de una película de ciencia ficción, no lo es, es la descripción de una realidad tan “real” como las cosas que vemos y tocamos.

Los cristianos no luchamos contra seres humanos sino contra espíritus inmundos que hoy en día se pueden identificar claramente en cada uno de los postulados que pregona la conocida ideología de género: “Derechos sexuales reproductivos”, “Desarrollo libre de la personalidad”, “Igualdad sustantiva y de género”, “Democratización de la familia”, “Interrupción legal del embarazo”, todos “eufemismos” de una cultura de la muerte.

Independientemente de la tradición a la que pertenezca o denominación o institución religiosa, el verdadero cristiano; es decir, aquel que ha tenido un encuentro personal con Dios recibiendo a Jesucristo como su Señor y Salvador, no es una persona tibia, apática, indiferente y pusilánime. Es un guerrero. Un luchador. Alguien que defiende la fe con garras y uñas, alguien que libra una “contienda santa”.

leonardolombar@gmail.com

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