/ domingo 25 de julio de 2021

Cuba: La revolución eterna

Como bien lo mencionó una muy querida maestra y excelente analista, Vanessa Cárdenas Zanatta, ¡qué difícil es pensar en Cuba! Este 11 de julio la isla llamó la atención de la comunidad internacional. Era desde la revolución de 1959 con Fidel Castro que no se habían visto protestas como las de la semana pasada en contra del actual gobierno cubano de Miguel Díaz-Canel. Si bien se puede aludir a varios factores para diferenciar las protestas de aquel entonces y las de hoy, las redes sociales fueron clave para la detonación del mensaje que los cubanos emitieron. Hashtags como #SOSCuba y #SOSMatanzas salieron a la luz para pedir ayuda internacional y sin duda lograron hacer voltear la mirada de actores internacionales.

No es sorpresa que todavía quedan generaciones al interior de Cuba con lealtad a la revolución, el régimen castrista y una interpretación del sistema internacional que se remonta a la Guerra Fría. Díaz-Canel sin duda aprovechó esta inclinación izquierdista de un buen número de cubanos para anunciar frente a televisión que los manifestantes, a los cuales no se abstuvo de llamarlos “delincuentes” y “vulgares”, debían ser enfrentados y detenidos. El mandatario incluso enalteció un simbolismo castrista para llamar a aquellos leales al régimen, “revolucionarios”.

Díaz-Canel no sólo incitó a reprimir a los manifestantes, sino que tocó el corazón y el sentido de identidad de muchos cubanos para salir a las calles de La Habana a defender y a gritar “Viva Castro”, “Viva la Revolución”.

Sin embargo, esta inestabilidad social y política se interpreta desde otro enfoque fuerte también. Desde que Raúl Castro subió al poder en el 2008, se propició una mayor apertura al internet, fortaleciendo los lazos de conectividad, algo que hoy los cubanos aprovechan para lanzar fotos a las redes sobre cómo es Cuba en realidad y cómo sus protestas han sido reprimidas violetamente.

Los manifestantes abogan que no sólo es la crisis económica y sanitaria por la cual Cuba pasa y de la cual Miguel Díaz-Canel ha hecho un mal manejo, sino la falta de libertad y la represión de los derechos humanos.

Cuba hoy se muestra difícil, desde los defensores del gobierno revolucionario, como Nicolás Maduro, hasta aquellos como Jair Bolsonaro que critican la izquierda y la falta de libertad. Cabe señalar también el papel que juega EE.UU. en este hartazgo, pues muchos cubanos atribuyen parte de su descontento a los embargos impuestos desde la pasada administración norteamericana de Donald Trump y la dura política exterior que ha dificultado la vida diaria de los ciudadanos.

Asimismo, la escasez de medicinas y alimentos; la dependencia energética; los apagones de hasta 4 horas al día; el control de las redes sociales; la censura en la repentina muerte del máximo jefe del Ejército Oriental, Agustín Peña; y la incapacidad de accionar frente a la crisis sanitaria, han acumulado un enojo entre los cubanos.

Las nuevas generaciones al interior del país exigen un gobierno capaz de adaptarse a las nuevas necesidades, y aunque Raúl Castro en algún momento reclutó jóvenes para el Partido Comunista, la agenda doméstica del gobierno no termina por solucionar los problemas del país. Los cubanos reconocen los tintes de gerontocracia que existen en el gobierno y cómo la lealtad a los principios revolucionarios ya no encaja con el sentido de cambio y evolución con los que las generaciones jóvenes han crecido.

Finalmente, aunque el gobierno se aferre al grito de la revolución castrista, la Guerra Fría ya acabó y la URSS ya no existe. Los tiempos han cambiado y Cuba también. La vigencia del régimen castrista que en algún momento se adaptó a las necesidades de la entonces Cuba e hizo a Fidel un “hombre del pueblo”, muere poco a poco. Sin duda esta es la Cuba de la revolución eterna con un mismo mensaje que grita por cambio y por libertad.

*Estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad Anáhuac en la Ciudad de México.

Desde que Raúl Castro subió al poder en el 2008, se propició una mayor apertura al internet, fortaleciendo los lazos de conectividad, algo que hoy los cubanos aprovechan para lanzar fotos a las redes sobre cómo es Cuba en realidad y cómo sus protestas han sido reprimidas violetamente.

Las nuevas generaciones al interior del país exigen un gobierno capaz de adaptarse a las nuevas necesidades, y aunque Raúl Castro en algún momento reclutó jóvenes para el Partido Comunista, la agenda doméstica del gobierno no termina por solucionar los problemas del país. Los cubanos reconocen los tintes de gerontocracia que existen en el gobierno.

Como bien lo mencionó una muy querida maestra y excelente analista, Vanessa Cárdenas Zanatta, ¡qué difícil es pensar en Cuba! Este 11 de julio la isla llamó la atención de la comunidad internacional. Era desde la revolución de 1959 con Fidel Castro que no se habían visto protestas como las de la semana pasada en contra del actual gobierno cubano de Miguel Díaz-Canel. Si bien se puede aludir a varios factores para diferenciar las protestas de aquel entonces y las de hoy, las redes sociales fueron clave para la detonación del mensaje que los cubanos emitieron. Hashtags como #SOSCuba y #SOSMatanzas salieron a la luz para pedir ayuda internacional y sin duda lograron hacer voltear la mirada de actores internacionales.

No es sorpresa que todavía quedan generaciones al interior de Cuba con lealtad a la revolución, el régimen castrista y una interpretación del sistema internacional que se remonta a la Guerra Fría. Díaz-Canel sin duda aprovechó esta inclinación izquierdista de un buen número de cubanos para anunciar frente a televisión que los manifestantes, a los cuales no se abstuvo de llamarlos “delincuentes” y “vulgares”, debían ser enfrentados y detenidos. El mandatario incluso enalteció un simbolismo castrista para llamar a aquellos leales al régimen, “revolucionarios”.

Díaz-Canel no sólo incitó a reprimir a los manifestantes, sino que tocó el corazón y el sentido de identidad de muchos cubanos para salir a las calles de La Habana a defender y a gritar “Viva Castro”, “Viva la Revolución”.

Sin embargo, esta inestabilidad social y política se interpreta desde otro enfoque fuerte también. Desde que Raúl Castro subió al poder en el 2008, se propició una mayor apertura al internet, fortaleciendo los lazos de conectividad, algo que hoy los cubanos aprovechan para lanzar fotos a las redes sobre cómo es Cuba en realidad y cómo sus protestas han sido reprimidas violetamente.

Los manifestantes abogan que no sólo es la crisis económica y sanitaria por la cual Cuba pasa y de la cual Miguel Díaz-Canel ha hecho un mal manejo, sino la falta de libertad y la represión de los derechos humanos.

Cuba hoy se muestra difícil, desde los defensores del gobierno revolucionario, como Nicolás Maduro, hasta aquellos como Jair Bolsonaro que critican la izquierda y la falta de libertad. Cabe señalar también el papel que juega EE.UU. en este hartazgo, pues muchos cubanos atribuyen parte de su descontento a los embargos impuestos desde la pasada administración norteamericana de Donald Trump y la dura política exterior que ha dificultado la vida diaria de los ciudadanos.

Asimismo, la escasez de medicinas y alimentos; la dependencia energética; los apagones de hasta 4 horas al día; el control de las redes sociales; la censura en la repentina muerte del máximo jefe del Ejército Oriental, Agustín Peña; y la incapacidad de accionar frente a la crisis sanitaria, han acumulado un enojo entre los cubanos.

Las nuevas generaciones al interior del país exigen un gobierno capaz de adaptarse a las nuevas necesidades, y aunque Raúl Castro en algún momento reclutó jóvenes para el Partido Comunista, la agenda doméstica del gobierno no termina por solucionar los problemas del país. Los cubanos reconocen los tintes de gerontocracia que existen en el gobierno y cómo la lealtad a los principios revolucionarios ya no encaja con el sentido de cambio y evolución con los que las generaciones jóvenes han crecido.

Finalmente, aunque el gobierno se aferre al grito de la revolución castrista, la Guerra Fría ya acabó y la URSS ya no existe. Los tiempos han cambiado y Cuba también. La vigencia del régimen castrista que en algún momento se adaptó a las necesidades de la entonces Cuba e hizo a Fidel un “hombre del pueblo”, muere poco a poco. Sin duda esta es la Cuba de la revolución eterna con un mismo mensaje que grita por cambio y por libertad.

*Estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad Anáhuac en la Ciudad de México.

Desde que Raúl Castro subió al poder en el 2008, se propició una mayor apertura al internet, fortaleciendo los lazos de conectividad, algo que hoy los cubanos aprovechan para lanzar fotos a las redes sobre cómo es Cuba en realidad y cómo sus protestas han sido reprimidas violetamente.

Las nuevas generaciones al interior del país exigen un gobierno capaz de adaptarse a las nuevas necesidades, y aunque Raúl Castro en algún momento reclutó jóvenes para el Partido Comunista, la agenda doméstica del gobierno no termina por solucionar los problemas del país. Los cubanos reconocen los tintes de gerontocracia que existen en el gobierno.

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