/ viernes 6 de diciembre de 2019

De chivos expiatorios está lleno el reino de los cielos

El pueblo hebrero, lleno de tradiciones, guarda un lugar por el cual se dio origen a la expresión que conocemos como “chivo expiatorio”, y tiene su origen en un ritual que practicaban los antiguos judíos para celebrar el día de la expiación, que consistía en elegir a dos machos cabríos y mediante la suerte, elegir a uno de ellos para sacrificarlo, con todos los rituales para el caso, ofreciéndolo a Yahveh y con su sangre rociar el Propiciatorio. Mientras que, al otro chivo, quien recibía el nombre de Azazael, a quien posteriormente también se le daba por nombre “el ángel caído”, era en quien recaía la culpa de todos los pecados.

El rabino, ponía sus manos sobre la cabeza del animal, traspasando así la culpa del pueblo a éste, para luego llevarlo al desierto en calidad de emisario y ser abandonado allí, y de esta forma puede considerarse que el sacrificio elimina, borra y limpia el pecado.

En la actualidad, un chivo expiatorio es la denominación que se le da a una persona o grupo de ellas a quienes se quiere hacer culpables de algo, no obstante su inocencia, sirviendo así de excusa a los fines de quien o quienes inculpan, y con el nombre de “chivos expiatorios” conocemos a todo aquel sobre quienes injustamente se aplica una acusación o condena, para impedir que los auténticos responsables sean juzgados, pero la gran mayoría de las veces se hace para que, quienes están a cargo de la búsqueda de algún responsable o responsables, satisfagan ante la sociedad su responsabilidad de haber cumplido con la comisión que les hubiera sido encomendada y, presenten al culpable o culpables, sobre todo de algún delito que haya causado bastante sensacionalismo.

Y tal y como fue una tradición en el pueblo hebreo con el ritual que anteriormente se manifestó, por el cual celebraban el día de la expiación, así también, se ha vuelto una tradición que, en las corporaciones policiacas o acusatorias, se fabriquen “chivos expiatorios”, máxime tratándose de personas que tienen carencias económicas y de conocimiento para poder interponer su arbitrio y defenderse ante una burocracia autoritaria que, quizás se encuentre cargada de prepotencia pero también de falta de capacidad, llena de rencor, ambiciosa de poder y deseosa de quedar bien ante la sociedad y sus superiores.

Hace escasos días La Fiscalía General de la República (FGR) informó de la detención de “varios individuos” implicados en el asesinato de nueve miembros de la familia LeBarón, ocurrido el pasado 4 de noviembre en el municipio de Bavispe, Sonora, y como siempre, después de una alta dosis de incienso autoaplicado, se hace mención que, gracias a los trabajos de inteligencia llevados a cabo, se logró la detención de los presuntos perpetradores.

Ante la detención de quienes señalaron como Héctor Mario N., Luis Manuel N., y Cipriano N., uno de los integrantes de la familia LeBarón indicó que, al parecer dichas personas eran chivos expiatorios, pues sabía de ellos y no consideraba que algunos de ellos fueran capaces de haber realizado tan artero crimen.

Los familiares de los detenidos también expresan lo mismo, además de señalar irregularidades en las detenciones que les hicieron, arguyendo también, que les fueron sembradas armas y drogas para poder inculparlos, lo que en forma muy frecuente también sucede, por parte de las autoridades del orden.

Vicios muy frecuentes que suceden de los que, al haber prestado mis servicios como abogado postulante, hace ya algún tiempo, tuve oportunidad de conocer, tal y como lo narro en este artículo y por supuesto, en su oportunidad realicé las denuncias correspondientes y, siendo hasta la fecha presa del acoso policiaco por tal motivo.

Casi puedo asegurar que, el cincuenta por ciento de quienes incluso ya se encuentran purgando una condena, son inocentes, pero ante los medios noticiosos y la sociedad, las corporaciones policiacas cumplieron con su labor, y a los supuestos inculpados los tenemos como delincuentes, pero desgraciadamente, la gran mayoría de ellos son inocentes usados como chivos expiatorios.

Casi todo el país desea que algún día lleguen a cambiar para bien las cosas, pero con tristeza se palpa que todo siguen igual y, las autoridades pretenden seguir viéndole al pueblo la cara, con la salvedad que, las redes sociales han servido para la comunicación de la gran mayoría y, por tal motivo muchos permaneces con los ojos abiertos y conocen la realidad de las cosas, no obstante, se haga el intento de seguir embaucando al pueblo, ya no es tan fácil seguirlo haciendo, pero al parecer sí se pretende que la sociedad siga cayendo en la ignorancia.

Para muestra un botón, y es preciso recordar que Durazo Montaño hizo referencia que en Culiacán el 17 de octubre a las 19:30 horas, elementos de la Guardia Nacional mientras realizaban un patrullaje de rutina, fueron atacados por elementos del crimen organizado; pero al haberse dado cuenta que ya las redes sociales, habían corrido la noticia del cuantioso operativo de elementos de la Guardia, no tuvo más remedio que cambiar su estrategia y corregir su engaño.

Sabemos que las cosas no cambian y que, posiblemente vayan empeorando cada vez más, pues si se está requiriendo honestidad, pero no se tiene capacidad ni experiencia en el cargo a desempeñar, no cabe duda de que, también es corrupción y la deshonestidad se encuentra ahí.

Qué podemos decir de nuestros representantes, que visiblemente se constata su ignorancia y que, se preocupan más en procurarle al corrupto y extranjero de Evo Morales una dádiva mensual de 160 mil pesos, aunque cada vez el país empeore en educación, legalidad, capacidad, orden y progreso en general.

Ahora nos compete a los ciudadanos preocuparnos por no caer ante las autoridades como un chivo expiatorio.

El pueblo hebrero, lleno de tradiciones, guarda un lugar por el cual se dio origen a la expresión que conocemos como “chivo expiatorio”, y tiene su origen en un ritual que practicaban los antiguos judíos para celebrar el día de la expiación, que consistía en elegir a dos machos cabríos y mediante la suerte, elegir a uno de ellos para sacrificarlo, con todos los rituales para el caso, ofreciéndolo a Yahveh y con su sangre rociar el Propiciatorio. Mientras que, al otro chivo, quien recibía el nombre de Azazael, a quien posteriormente también se le daba por nombre “el ángel caído”, era en quien recaía la culpa de todos los pecados.

El rabino, ponía sus manos sobre la cabeza del animal, traspasando así la culpa del pueblo a éste, para luego llevarlo al desierto en calidad de emisario y ser abandonado allí, y de esta forma puede considerarse que el sacrificio elimina, borra y limpia el pecado.

En la actualidad, un chivo expiatorio es la denominación que se le da a una persona o grupo de ellas a quienes se quiere hacer culpables de algo, no obstante su inocencia, sirviendo así de excusa a los fines de quien o quienes inculpan, y con el nombre de “chivos expiatorios” conocemos a todo aquel sobre quienes injustamente se aplica una acusación o condena, para impedir que los auténticos responsables sean juzgados, pero la gran mayoría de las veces se hace para que, quienes están a cargo de la búsqueda de algún responsable o responsables, satisfagan ante la sociedad su responsabilidad de haber cumplido con la comisión que les hubiera sido encomendada y, presenten al culpable o culpables, sobre todo de algún delito que haya causado bastante sensacionalismo.

Y tal y como fue una tradición en el pueblo hebreo con el ritual que anteriormente se manifestó, por el cual celebraban el día de la expiación, así también, se ha vuelto una tradición que, en las corporaciones policiacas o acusatorias, se fabriquen “chivos expiatorios”, máxime tratándose de personas que tienen carencias económicas y de conocimiento para poder interponer su arbitrio y defenderse ante una burocracia autoritaria que, quizás se encuentre cargada de prepotencia pero también de falta de capacidad, llena de rencor, ambiciosa de poder y deseosa de quedar bien ante la sociedad y sus superiores.

Hace escasos días La Fiscalía General de la República (FGR) informó de la detención de “varios individuos” implicados en el asesinato de nueve miembros de la familia LeBarón, ocurrido el pasado 4 de noviembre en el municipio de Bavispe, Sonora, y como siempre, después de una alta dosis de incienso autoaplicado, se hace mención que, gracias a los trabajos de inteligencia llevados a cabo, se logró la detención de los presuntos perpetradores.

Ante la detención de quienes señalaron como Héctor Mario N., Luis Manuel N., y Cipriano N., uno de los integrantes de la familia LeBarón indicó que, al parecer dichas personas eran chivos expiatorios, pues sabía de ellos y no consideraba que algunos de ellos fueran capaces de haber realizado tan artero crimen.

Los familiares de los detenidos también expresan lo mismo, además de señalar irregularidades en las detenciones que les hicieron, arguyendo también, que les fueron sembradas armas y drogas para poder inculparlos, lo que en forma muy frecuente también sucede, por parte de las autoridades del orden.

Vicios muy frecuentes que suceden de los que, al haber prestado mis servicios como abogado postulante, hace ya algún tiempo, tuve oportunidad de conocer, tal y como lo narro en este artículo y por supuesto, en su oportunidad realicé las denuncias correspondientes y, siendo hasta la fecha presa del acoso policiaco por tal motivo.

Casi puedo asegurar que, el cincuenta por ciento de quienes incluso ya se encuentran purgando una condena, son inocentes, pero ante los medios noticiosos y la sociedad, las corporaciones policiacas cumplieron con su labor, y a los supuestos inculpados los tenemos como delincuentes, pero desgraciadamente, la gran mayoría de ellos son inocentes usados como chivos expiatorios.

Casi todo el país desea que algún día lleguen a cambiar para bien las cosas, pero con tristeza se palpa que todo siguen igual y, las autoridades pretenden seguir viéndole al pueblo la cara, con la salvedad que, las redes sociales han servido para la comunicación de la gran mayoría y, por tal motivo muchos permaneces con los ojos abiertos y conocen la realidad de las cosas, no obstante, se haga el intento de seguir embaucando al pueblo, ya no es tan fácil seguirlo haciendo, pero al parecer sí se pretende que la sociedad siga cayendo en la ignorancia.

Para muestra un botón, y es preciso recordar que Durazo Montaño hizo referencia que en Culiacán el 17 de octubre a las 19:30 horas, elementos de la Guardia Nacional mientras realizaban un patrullaje de rutina, fueron atacados por elementos del crimen organizado; pero al haberse dado cuenta que ya las redes sociales, habían corrido la noticia del cuantioso operativo de elementos de la Guardia, no tuvo más remedio que cambiar su estrategia y corregir su engaño.

Sabemos que las cosas no cambian y que, posiblemente vayan empeorando cada vez más, pues si se está requiriendo honestidad, pero no se tiene capacidad ni experiencia en el cargo a desempeñar, no cabe duda de que, también es corrupción y la deshonestidad se encuentra ahí.

Qué podemos decir de nuestros representantes, que visiblemente se constata su ignorancia y que, se preocupan más en procurarle al corrupto y extranjero de Evo Morales una dádiva mensual de 160 mil pesos, aunque cada vez el país empeore en educación, legalidad, capacidad, orden y progreso en general.

Ahora nos compete a los ciudadanos preocuparnos por no caer ante las autoridades como un chivo expiatorio.