/ jueves 12 de mayo de 2022

De empleado a empresario

Obviamente la gran mayoría de nuevos empresarios vienen del campo laboral; han sido empleados, pero en algún momento deciden dar el salto de empleados a empresarios.

El empresario quiere ser su propio jefe. No le atrae depender de las decisiones, a veces arbitrarias de su empleador, mientras que el empleado trabaja en una relación de dependencia para con una empresa.

Si una persona está cansada de su trabajo, puede parecer que sólo hay dos pasos a seguir para convertirte en empresario. El primero es dejar su trabajo y el segundo empezar una compañía, aunque hacer la transición de empleado a emprendedor es posible, es mucho más complejo que eso.

Lo primero es determinar qué le gustaría hacer y aunque algunos llaman a esto encontrar su pasión, hay que pensar en sus habilidades, sus capacidades y su experiencia; por lo que hay que ser realista y contemplar qué se imagina haciendo durante varias horas al día, por varias semanas y años.

Los emprendedores que deciden dar el salto de empleados a empresarios, toman esta decisión motivados por la idea de no tener un jefe, de gozar de la libertad de disponer de su tiempo, de decidir qué hacer y cuándo hacerlo, pero una vez que comienzan su negocio, poco a poco se dan cuenta que las cosas no siempre son así.

Ahora, en lugar de tener que responderle a un solo jefe, cada uno de sus clientes, en cierto sentido, es su jefe, por lo que si antes odiaban tener que regirse por un horario, como empresarios no tienen un horario fijo; con frecuencia deben iniciar sus labores más temprano y terminar más tarde que los demás o trabajar en las noches y durante los fines de semana. De esta manera, se debe analizar si otros pagarán por los productos y si hay la posibilidad de clientes ideales, sin dejar de lado un plan de mercadotecnia y negocios.

La mercadotecnia de hoy consiste en la creación de contenidos, el manejo de redes sociales y el envío de correos electrónicos, entre otras cosas. Hay que asegurarse de saber cómo se aproximará a estas alternativas para presentar su idea a los clientes. También se requiere de un plan de negocios que detalle cómo pretendes hacer que tu negocio funcione, que cubra su estructura operativa, el producto, los sistemas de distribución y planes de expansión.

Si es posible, hay que poner a prueba la idea de su compañía. Esto dará una oportunidad libre de riesgo de probar sus ideas, obtener sus primeros clientes y ver si el negocio se sostendrá con el tiempo antes de dejar la seguridad del trabajo actual, ya que echar a andar la operación a pequeña escala ayudará a determinar qué partes de la idea son buenas y cuáles necesitan un ajuste.

Si la idea parece viable, dependiendo de la experiencia personal, se podría requerir ayuda en áreas como finanzas, mercadotecnia, servicio al cliente y producción, para definir la estructura de la empresa y asegurar el financiamiento, para luego emprender la nueva empresa, establecer un presupuesto y escalar el negocio de acuerdo a los resultados y al plan establecido con antelación.

Cuando el empleado termina su jornada laboral se da el lujo de dejar en la oficina los problemas del trabajo, no se preocupa de si la empresa genera suficientes ganancias, ya que tiene la certeza de contar con sus ingresos fijos al final de cada quincena. Tampoco se inquieta si las metas de ventas del mes no se lograron. Esas son preocupaciones de su jefe, no de él. Esta realidad marca una enorme diferencia entre la manera de pensar del empleado y la del empresario y esa forma de pensar también debe de cambiar. Y entonces sí, en marcha.


Obviamente la gran mayoría de nuevos empresarios vienen del campo laboral; han sido empleados, pero en algún momento deciden dar el salto de empleados a empresarios.

El empresario quiere ser su propio jefe. No le atrae depender de las decisiones, a veces arbitrarias de su empleador, mientras que el empleado trabaja en una relación de dependencia para con una empresa.

Si una persona está cansada de su trabajo, puede parecer que sólo hay dos pasos a seguir para convertirte en empresario. El primero es dejar su trabajo y el segundo empezar una compañía, aunque hacer la transición de empleado a emprendedor es posible, es mucho más complejo que eso.

Lo primero es determinar qué le gustaría hacer y aunque algunos llaman a esto encontrar su pasión, hay que pensar en sus habilidades, sus capacidades y su experiencia; por lo que hay que ser realista y contemplar qué se imagina haciendo durante varias horas al día, por varias semanas y años.

Los emprendedores que deciden dar el salto de empleados a empresarios, toman esta decisión motivados por la idea de no tener un jefe, de gozar de la libertad de disponer de su tiempo, de decidir qué hacer y cuándo hacerlo, pero una vez que comienzan su negocio, poco a poco se dan cuenta que las cosas no siempre son así.

Ahora, en lugar de tener que responderle a un solo jefe, cada uno de sus clientes, en cierto sentido, es su jefe, por lo que si antes odiaban tener que regirse por un horario, como empresarios no tienen un horario fijo; con frecuencia deben iniciar sus labores más temprano y terminar más tarde que los demás o trabajar en las noches y durante los fines de semana. De esta manera, se debe analizar si otros pagarán por los productos y si hay la posibilidad de clientes ideales, sin dejar de lado un plan de mercadotecnia y negocios.

La mercadotecnia de hoy consiste en la creación de contenidos, el manejo de redes sociales y el envío de correos electrónicos, entre otras cosas. Hay que asegurarse de saber cómo se aproximará a estas alternativas para presentar su idea a los clientes. También se requiere de un plan de negocios que detalle cómo pretendes hacer que tu negocio funcione, que cubra su estructura operativa, el producto, los sistemas de distribución y planes de expansión.

Si es posible, hay que poner a prueba la idea de su compañía. Esto dará una oportunidad libre de riesgo de probar sus ideas, obtener sus primeros clientes y ver si el negocio se sostendrá con el tiempo antes de dejar la seguridad del trabajo actual, ya que echar a andar la operación a pequeña escala ayudará a determinar qué partes de la idea son buenas y cuáles necesitan un ajuste.

Si la idea parece viable, dependiendo de la experiencia personal, se podría requerir ayuda en áreas como finanzas, mercadotecnia, servicio al cliente y producción, para definir la estructura de la empresa y asegurar el financiamiento, para luego emprender la nueva empresa, establecer un presupuesto y escalar el negocio de acuerdo a los resultados y al plan establecido con antelación.

Cuando el empleado termina su jornada laboral se da el lujo de dejar en la oficina los problemas del trabajo, no se preocupa de si la empresa genera suficientes ganancias, ya que tiene la certeza de contar con sus ingresos fijos al final de cada quincena. Tampoco se inquieta si las metas de ventas del mes no se lograron. Esas son preocupaciones de su jefe, no de él. Esta realidad marca una enorme diferencia entre la manera de pensar del empleado y la del empresario y esa forma de pensar también debe de cambiar. Y entonces sí, en marcha.