/ domingo 4 de julio de 2021

De lo que no se habla

En Durango, desde el pasado 7 de junio todo mundo comenta de la elección que pasó, y más de la que viene. Las cúpulas de los partidos, con toda seguridad, y nos referimos al PAN y al PRI, ya se habrán reunido en más de una ocasión para ir juntos de nuevo en 2022. Quienes ejercen el poder pagan una factura muy cara, desde el presidente de la República, gobernadores y los presidentes municipales de los municipios más importantes del país, el desgaste que sufren a diario y las críticas de la oposición todos los días. Durango no es la excepción. No hace mucho, Enrique Benítez afirmaba que el gobierno de la alternancia era un fracaso, pero eso no le impidió que fueran juntos con el PAN en la elección reciente. ¿Qué pensará ahora Benítez Ojeda del gobierno de la alternancia?

Oscar García Barrón dejó el PRI. Cuando estuvo en este partido, fue autocrítico y en varias ocasiones los acusó de violar los estatutos. Ya fuera del tricolor, ha enfocado sus baterías para criticar al gobierno estatal. José Ramón Enríquez desde hace tiempo, “porque sangra por la herida”, hace lo mismo. Pero eso no le impide andar ya en campaña y gestionando recursos para obra pública. Aprovechando de que es senador, lo hace con fines electorales, por el tema de “los juegos de la sucesión”. No vemos como sociedad lo que se hace en materia de políticas públicas. Por ejemplo: el asunto de la pandemia parece haber pasado a segundo término, cuando en los hechos estamos muy lejos de haberla dejado atrás.

Da la impresión de que los políticos cuando son oposición utilizan la crítica como si fuera su patrimonio. Retomando el asunto de la pandemia, la sociedad, aunque muchos no están de acuerdo con la alternancia, sería muy perverso no reconocerles al gobierno del Estado, a la Secretaría de Salud y todo el sector, el esfuerzo que han hecho en bien de la salud de todos los duranguenses. Hoy muchos médicos, enfermeras y personal de salud pagaron con sus vidas para conservar la nuestra. En las vacunas ni se diga. El ejecutivo del Estado ha hecho lo que le corresponde cada vez mejor, los resultados están a la vista, hoy se tiene una logística para que en cuanto lleguen las vacunas se apliquen de acuerdo al calendario y por edades. Esto, por supuesto, no está sujeto a tiempos electorales.

Y ya que hablamos de mujeres y traiciones, los gobiernos estatal y federal por fin han puesto en marcha el Hospital General de Gómez Palacio, para que no corra el riesgo de convertirse en un elefante blanco como lo fue en su tiempo el Hospital 450. Por cierto, no recordamos en la historia reciente que un hospital haya sido inaugurado por varios gobernadores, presidentes de la República, y sólo faltó Andrés Manuel López Obrador. El problema tan grave de salud que estamos viviendo, sin lugar a dudas, ha sido prioritario sobre muchos otros, por parte del gobierno del Estado. Como sociedad, no podemos confundir a “chana” con “feliciana” o la magnesia con la gimnasia.

Si alguien tiene derecho a la crítica es la sociedad, y no sólo la clase política o los que aspiran a gobernar el Estado. Los políticos hacen crítica cuando son oposición con el fin de regresar al poder. Son incapaces de reconocer cuando las cosas se hacen bien. La crítica pierde su valor cuando la ejercen grupos de interés, partidos políticos o poderes fácticos, con el objetivo de regresar al paraíso perdido.

Hoy muchos médicos, enfermeras y personal de salud pagaron con sus vidas para conservar la nuestra. En las vacunas ni se diga. El ejecutivo del Estado ha hecho lo que le corresponde, los resultados están a la vista, hoy se tiene una logística para que en cuanto lleguen las vacunas se apliquen por calendario y por edades. Esto, por supuesto, no está sujeto a tiempos electorales.

En Durango, desde el pasado 7 de junio todo mundo comenta de la elección que pasó, y más de la que viene. Las cúpulas de los partidos, con toda seguridad, y nos referimos al PAN y al PRI, ya se habrán reunido en más de una ocasión para ir juntos de nuevo en 2022. Quienes ejercen el poder pagan una factura muy cara, desde el presidente de la República, gobernadores y los presidentes municipales de los municipios más importantes del país, el desgaste que sufren a diario y las críticas de la oposición todos los días. Durango no es la excepción. No hace mucho, Enrique Benítez afirmaba que el gobierno de la alternancia era un fracaso, pero eso no le impidió que fueran juntos con el PAN en la elección reciente. ¿Qué pensará ahora Benítez Ojeda del gobierno de la alternancia?

Oscar García Barrón dejó el PRI. Cuando estuvo en este partido, fue autocrítico y en varias ocasiones los acusó de violar los estatutos. Ya fuera del tricolor, ha enfocado sus baterías para criticar al gobierno estatal. José Ramón Enríquez desde hace tiempo, “porque sangra por la herida”, hace lo mismo. Pero eso no le impide andar ya en campaña y gestionando recursos para obra pública. Aprovechando de que es senador, lo hace con fines electorales, por el tema de “los juegos de la sucesión”. No vemos como sociedad lo que se hace en materia de políticas públicas. Por ejemplo: el asunto de la pandemia parece haber pasado a segundo término, cuando en los hechos estamos muy lejos de haberla dejado atrás.

Da la impresión de que los políticos cuando son oposición utilizan la crítica como si fuera su patrimonio. Retomando el asunto de la pandemia, la sociedad, aunque muchos no están de acuerdo con la alternancia, sería muy perverso no reconocerles al gobierno del Estado, a la Secretaría de Salud y todo el sector, el esfuerzo que han hecho en bien de la salud de todos los duranguenses. Hoy muchos médicos, enfermeras y personal de salud pagaron con sus vidas para conservar la nuestra. En las vacunas ni se diga. El ejecutivo del Estado ha hecho lo que le corresponde cada vez mejor, los resultados están a la vista, hoy se tiene una logística para que en cuanto lleguen las vacunas se apliquen de acuerdo al calendario y por edades. Esto, por supuesto, no está sujeto a tiempos electorales.

Y ya que hablamos de mujeres y traiciones, los gobiernos estatal y federal por fin han puesto en marcha el Hospital General de Gómez Palacio, para que no corra el riesgo de convertirse en un elefante blanco como lo fue en su tiempo el Hospital 450. Por cierto, no recordamos en la historia reciente que un hospital haya sido inaugurado por varios gobernadores, presidentes de la República, y sólo faltó Andrés Manuel López Obrador. El problema tan grave de salud que estamos viviendo, sin lugar a dudas, ha sido prioritario sobre muchos otros, por parte del gobierno del Estado. Como sociedad, no podemos confundir a “chana” con “feliciana” o la magnesia con la gimnasia.

Si alguien tiene derecho a la crítica es la sociedad, y no sólo la clase política o los que aspiran a gobernar el Estado. Los políticos hacen crítica cuando son oposición con el fin de regresar al poder. Son incapaces de reconocer cuando las cosas se hacen bien. La crítica pierde su valor cuando la ejercen grupos de interés, partidos políticos o poderes fácticos, con el objetivo de regresar al paraíso perdido.

Hoy muchos médicos, enfermeras y personal de salud pagaron con sus vidas para conservar la nuestra. En las vacunas ni se diga. El ejecutivo del Estado ha hecho lo que le corresponde, los resultados están a la vista, hoy se tiene una logística para que en cuanto lleguen las vacunas se apliquen por calendario y por edades. Esto, por supuesto, no está sujeto a tiempos electorales.