/ lunes 4 de noviembre de 2019

De los problemas de Salum a la chamaqueada de Olga Sánchez C.

Las cosas en el gobierno municipal están resultando más complicadas de lo que Jorge Salum esperaba. No son pocas las voces que manifiestan en los corrillos del Palacio de Escárzaga que el edil capitalino está cayendo en el nada recomendable terreno de la desesperación.

Y es que no es para menos, el estado de cosas en el Ayuntamiento está al borde del paroxismo. Mire, por un lado se tiene la asfixiante presión financiera, mientras que por el otro se observa una marcada tendencia desestabilizadora por parte de los regidores de oposición, rayando inclusive en la perversidad.

Para nadie es un secreto que el gobierno municipal no tiene dinero y que hay un cúmulo de compromisos a los que debe hacer frente: El pago a proveedores –que cada vez son más-, el de las prestaciones de fin de año a sus trabajadores y el cotidiano para el funcionamiento de la administración, situación que aprovechan los regidores de oposición para presionar al presidente municipal por la falta –dicen ellos- de acciones de gobierno.

Además, sabedores de que la mejor manera de subir al cadalso a Jorge Salum, colocarle la soga al cuello y jalar con éxito, es acusándolo de incrementar o de generar nuevos impuestos -los ciudadanos podemos soportar malos gobernantes, corruptos y mentirosos, pero jamás que nos cobren impuestos-, así que han fraguado una estrategia mediática en la que lo acusan de incrementar los impuestos más allá del porcentaje de inflación previsto para el año entrante.

Bajo este escenario, resulta inexplicable –al menos para el que esto escribe-, que Salum no haya comunicado con precisión cómo encontró las finanzas, me parece que no se necesita un despacho externo para que determine lo que ya saben los funcionarios que recibieron. Tal vez si dijera lo que encontró, generaría empatía entre los vecinos de la capital, quienes no tardan mucho en embestirlo por la falta o deficiencia en la prestación de los servicios públicos.

Hasta el momento, Jorge Salum del Palacio sigue siendo el candidato natural del Partido Acción Nacional (PAN) para suceder a José Rosas Aispuro Torres como inquilino del Centro de Convenciones Bicentenario (CCB), así que las aguas comienzan a agitarse peligrosamente bajo sus pies. Si quiere contender con éxito en 2022 debe sacudirse un poco lo buena gente y actuar como lo que es, como político.

REMATE.

Sorprendente fue la chamaqueada que le dieron a la señora exministra de la Corte y actual secretaria de Gobernación, doña Olga Sánchez Cordero, quien ostentando la representación del presidente de México acudió a la toma de posesión del ahora gobernador de Baja California, Jaime Bonilla.

Como sabemos, a doña Olga Sánchez Cordero la grabaron antes de la toma de protesta de Jaime Bonilla, cuando entre risas y abrazos señalaba que había declarado que era legal que tomara posesión como gobernador por cinco años a pesar de que fue electo por dos.

Para muchas personas la acción representa una vil canallada por parte de Bonilla, eso no está en discusión, lo que sí es discutible es lo que dijo la Secretaria de Gobernación, en el video no se aprecia que alguien le haya pedido su opinión, ella la dio de mutuo propio, lo que puede interpretarse de muchas maneras. Ya luego la señora salió, al más puro estilo de este gobierno, a decir que lo que dijo no era lo que quiso decir, sino todo lo contrario.

El acontecimiento trae a mi memoria aquella chamaqueada que le dieron a Jorge Emilio González Martínez, el memorable ‘niño verde’, allá por el lejano 2004, sólo que entre este hecho y el de doña Olga hay una diferencia: El niño verde es… el niño verde, y doña Olga es una exministra de la Corte y la secretaria de Gobernación, lo que podría marcar diferencias de grado, pero triste realidad, en los hechos no la hubo.

Las cosas en el gobierno municipal están resultando más complicadas de lo que Jorge Salum esperaba. No son pocas las voces que manifiestan en los corrillos del Palacio de Escárzaga que el edil capitalino está cayendo en el nada recomendable terreno de la desesperación.

Y es que no es para menos, el estado de cosas en el Ayuntamiento está al borde del paroxismo. Mire, por un lado se tiene la asfixiante presión financiera, mientras que por el otro se observa una marcada tendencia desestabilizadora por parte de los regidores de oposición, rayando inclusive en la perversidad.

Para nadie es un secreto que el gobierno municipal no tiene dinero y que hay un cúmulo de compromisos a los que debe hacer frente: El pago a proveedores –que cada vez son más-, el de las prestaciones de fin de año a sus trabajadores y el cotidiano para el funcionamiento de la administración, situación que aprovechan los regidores de oposición para presionar al presidente municipal por la falta –dicen ellos- de acciones de gobierno.

Además, sabedores de que la mejor manera de subir al cadalso a Jorge Salum, colocarle la soga al cuello y jalar con éxito, es acusándolo de incrementar o de generar nuevos impuestos -los ciudadanos podemos soportar malos gobernantes, corruptos y mentirosos, pero jamás que nos cobren impuestos-, así que han fraguado una estrategia mediática en la que lo acusan de incrementar los impuestos más allá del porcentaje de inflación previsto para el año entrante.

Bajo este escenario, resulta inexplicable –al menos para el que esto escribe-, que Salum no haya comunicado con precisión cómo encontró las finanzas, me parece que no se necesita un despacho externo para que determine lo que ya saben los funcionarios que recibieron. Tal vez si dijera lo que encontró, generaría empatía entre los vecinos de la capital, quienes no tardan mucho en embestirlo por la falta o deficiencia en la prestación de los servicios públicos.

Hasta el momento, Jorge Salum del Palacio sigue siendo el candidato natural del Partido Acción Nacional (PAN) para suceder a José Rosas Aispuro Torres como inquilino del Centro de Convenciones Bicentenario (CCB), así que las aguas comienzan a agitarse peligrosamente bajo sus pies. Si quiere contender con éxito en 2022 debe sacudirse un poco lo buena gente y actuar como lo que es, como político.

REMATE.

Sorprendente fue la chamaqueada que le dieron a la señora exministra de la Corte y actual secretaria de Gobernación, doña Olga Sánchez Cordero, quien ostentando la representación del presidente de México acudió a la toma de posesión del ahora gobernador de Baja California, Jaime Bonilla.

Como sabemos, a doña Olga Sánchez Cordero la grabaron antes de la toma de protesta de Jaime Bonilla, cuando entre risas y abrazos señalaba que había declarado que era legal que tomara posesión como gobernador por cinco años a pesar de que fue electo por dos.

Para muchas personas la acción representa una vil canallada por parte de Bonilla, eso no está en discusión, lo que sí es discutible es lo que dijo la Secretaria de Gobernación, en el video no se aprecia que alguien le haya pedido su opinión, ella la dio de mutuo propio, lo que puede interpretarse de muchas maneras. Ya luego la señora salió, al más puro estilo de este gobierno, a decir que lo que dijo no era lo que quiso decir, sino todo lo contrario.

El acontecimiento trae a mi memoria aquella chamaqueada que le dieron a Jorge Emilio González Martínez, el memorable ‘niño verde’, allá por el lejano 2004, sólo que entre este hecho y el de doña Olga hay una diferencia: El niño verde es… el niño verde, y doña Olga es una exministra de la Corte y la secretaria de Gobernación, lo que podría marcar diferencias de grado, pero triste realidad, en los hechos no la hubo.