/ domingo 23 de junio de 2019

De los quinquenios de los maestros ya se hizo todo un caos

Cada día que pasa me sorprende el tipo de inconformidades que se manifiestan de un lado para otro, con la bandera de los quinquenios que enarbolan los maestros que fueron despojados de ellos, bajo el madruguete de la derogación de la ley que los contemplaba.

Este asunto se ha convertido en un verdadero caos, porque la mayoría de los docentes ignora el origen de este problema, y que motivados sólo por la avalancha de los decires, ahí andan en esa danza, donde desafortunadamente nadie sabe cuánto le adeudan. Lo único que saben es que les deben ese concepto, y lo reclaman a tontas y a locas, guiados sólo por el señuelo tonto de quienes irresponsablemente les dicen que andan luchando para rescatarlo.

De ahí que veamos barruntos de protesta y paros locos en La Laguna; mantas de reclamos aquí y allá; remedos de mesas de negociación, que nadie sabe que negocian; plantones frente a las dependencias recaudatorias; tomas de la Secretaría de Educación. En fin, el asunto está tan manoseado y gastado, que pese a eso, muchos docentes no saben cuánto les deben y cómo y cuándo les van a pagar.

Y así, en ese contexto se han desarrollado los brotes de inconformidad, bajo una característica dispersa, donde los reclamos no han sido uniformes ni consistentes porque el comité ejecutivo de la Sección 44 en lugar de encabezar dichos movimientos se han dado a la tarea de desactivarlos bajo la oferta ridícula de una mesa de negociación, que desafortunadamente aceptan los inconformes como salida airosa a su movimiento, donde hasta ahorita el resultado ha sido la mezquindad y la burla

Lo cierto es que en este tema la situación se ha tornado caótica y desigual, ya que algunos docentes se movieron a tiempo y lograron más de un millón de pesos; otros intentaron hacer lo mismo, pero el gobierno ya había derogado la ley que le daba sustento a dicha prestación. De ahí que se engancharon con abogados vivales y ahí permanecen atorados; mientras los más buenos de esta película se arrodillaron ante sus líderes sindicales para que por el amor de Dios aboguen por sus quinquenios.

Y vaya que los charritos han sabido capitalizar muy bien esta chicanada, dado que fueron ellos quienes se vendieron, para que la ley en una maniobra de fast track se derogara y una vez fuera de vigencia se aprestaran a defender a las víctimas de su traición. Así, bajo el cinismo de esa farsa, han engatusado y arrinconado la inocencia de los docentes, a que se apegue al consabido dicho popular: “De lo perdido lo que aparezca” Y he ahí, un gran puñado de maestros con las esperanzas en brazos, sabidos que éstas no engordan pero mantienen.

Así los tienen y para los líderes charros esa es la clave a la que le apuestan, ya que entre más se tarde el gobierno en dar una respuesta, esa es la bandera más efectiva para manipular y ahí están las evidencias que los maestros exhiben, cuando presurosos acuden a las reuniones, seducidos por el cebo de los quinquenios, cuyo tema encabeza el orden del día.

Pero el asunto no se suscribe únicamente al tenor de las asambleas, sino que también se proyecta a los eventos que preside el líder nacional, donde convocan a los docentes a que hagan bola y a que aplaudan como focas para motivar a Cepeda, y plantee ante el gobernador el problema de los quinquenios, que bajo las más viles argucias los despojaron y ahora bajo esquemas amañados les regatean la solución.

Aunque ya es demasiado tiempo el que los han entretenido, los maestros no se dan por vencidos en esa cansada y larguísima espera a la que los líderes y gobierno le dan todavía más y más largas, para que los interesados se aburran y en ese ínter de tedio y desesperanza darles la sorpresa de una solución de aquí a tres años. Plazo que aceptarán con gusto, porque la comprensión de los docentes encontrará el consuelo en aquel refrán que dice “Vale más tarde que nunca”. Y por si le faltara soporte a este adagio de la esperanza, ahí está el refuerzo: “los últimos serán los primeros”.

El jueves 20 de junio, los líderes convocaron a un plantón frente a gasto educativo con el señuelo de que “el dinero ya está pero lo están jineteando” textualmente así lo expresaron los alguaciles que operaron la invitación. Acción que supongo se realizó, dadas las declaraciones positivas del día siguiente, donde sostiene el líder de la Sección 44 que “sí hay disposición”, pero no hay monto ni plazo para entregarlo.

Si la cantidad global de 500 millones que se maneja es “objeto de jineteo”, eso da la pauta para pensar que una vez entregados estarán sujetos al manejo discrecional, ya que nadie sabe entre cuántos trabajadores se va a repartir ni qué monto le corresponde a cada uno. De ahí que las especulaciones fluyan del sentir de los maestros en servicio, jubilados, incapacitados. En fin, es un mundo al que se agregan los federalizados, sin saber bajo qué sustento legal.

Dicho problema ya rebasa algunos años y cada vez que se avecina el cierre del año escolar dan por hecho que ya se va a resolver. Antes los maestros le entraban a ese juego como si fueran carreras de velocidad y ahora se han transformado en carreras de aguante y aunque muchos ya cansados, siguen esperando la bagatela derivada de los muchos miles de pesos que les robaron.

Sin duda que en dicha competencia las apuestas han sido cargadas contra los maestros, ya que los beneficios fueron a parar a los bolsillos de los líderes que permitieron la derogación de la ley, y los perjuicios vaciaron los bolsillos de los que confiaron en ellos. Y así, seguimos observando a los docentes muy desgastados frente a las mentiras y fraudes cometidos en su haber.

Desafortunadamente nunca ha habido un debate amplio y profundo sobre esa pifia que han hecho los quinquenios. Sobre dicho concepto no se ha promovido una información real y objetiva. Ha prevalecido la prisa, la desinformación, la improvisación, todo, menos algo serio que sustente la credibilidad y transparencia de dicho rubro.

También ha prevalecido la costumbre de tomar acuerdos a puerta cerrada y a espaldas de los interesados. La opacidad y la discrecionalidad del otorgamiento de largos plazos para que se cumpla con dicha deuda, alimentan la sospecha aun de los más apáticos. Alimentan la percepción de complicidades costosas, para el monto que se ha asignado y los que lo administran. Alimentan la percepción de alianzas entre quienes lo negocian y lo jinetean. Alimentan la visión de líderes que venden a los trabajadores y funcionarios que están dispuestos a comprarlos.

La ausencia de aquella ley que derogaron a espaldas de los docentes, debilita día con día una prestación que se encuentra en jaque. Empodera a quienes no piensan en sus beneficiarios, sino en cómo regatearles más ese derecho desaparecido a la mala. Porque nadie ignora que los líderes venales viven de las ganancias para pocos y de las pérdidas para muchos.

Cada día que pasa me sorprende el tipo de inconformidades que se manifiestan de un lado para otro, con la bandera de los quinquenios que enarbolan los maestros que fueron despojados de ellos, bajo el madruguete de la derogación de la ley que los contemplaba.

Este asunto se ha convertido en un verdadero caos, porque la mayoría de los docentes ignora el origen de este problema, y que motivados sólo por la avalancha de los decires, ahí andan en esa danza, donde desafortunadamente nadie sabe cuánto le adeudan. Lo único que saben es que les deben ese concepto, y lo reclaman a tontas y a locas, guiados sólo por el señuelo tonto de quienes irresponsablemente les dicen que andan luchando para rescatarlo.

De ahí que veamos barruntos de protesta y paros locos en La Laguna; mantas de reclamos aquí y allá; remedos de mesas de negociación, que nadie sabe que negocian; plantones frente a las dependencias recaudatorias; tomas de la Secretaría de Educación. En fin, el asunto está tan manoseado y gastado, que pese a eso, muchos docentes no saben cuánto les deben y cómo y cuándo les van a pagar.

Y así, en ese contexto se han desarrollado los brotes de inconformidad, bajo una característica dispersa, donde los reclamos no han sido uniformes ni consistentes porque el comité ejecutivo de la Sección 44 en lugar de encabezar dichos movimientos se han dado a la tarea de desactivarlos bajo la oferta ridícula de una mesa de negociación, que desafortunadamente aceptan los inconformes como salida airosa a su movimiento, donde hasta ahorita el resultado ha sido la mezquindad y la burla

Lo cierto es que en este tema la situación se ha tornado caótica y desigual, ya que algunos docentes se movieron a tiempo y lograron más de un millón de pesos; otros intentaron hacer lo mismo, pero el gobierno ya había derogado la ley que le daba sustento a dicha prestación. De ahí que se engancharon con abogados vivales y ahí permanecen atorados; mientras los más buenos de esta película se arrodillaron ante sus líderes sindicales para que por el amor de Dios aboguen por sus quinquenios.

Y vaya que los charritos han sabido capitalizar muy bien esta chicanada, dado que fueron ellos quienes se vendieron, para que la ley en una maniobra de fast track se derogara y una vez fuera de vigencia se aprestaran a defender a las víctimas de su traición. Así, bajo el cinismo de esa farsa, han engatusado y arrinconado la inocencia de los docentes, a que se apegue al consabido dicho popular: “De lo perdido lo que aparezca” Y he ahí, un gran puñado de maestros con las esperanzas en brazos, sabidos que éstas no engordan pero mantienen.

Así los tienen y para los líderes charros esa es la clave a la que le apuestan, ya que entre más se tarde el gobierno en dar una respuesta, esa es la bandera más efectiva para manipular y ahí están las evidencias que los maestros exhiben, cuando presurosos acuden a las reuniones, seducidos por el cebo de los quinquenios, cuyo tema encabeza el orden del día.

Pero el asunto no se suscribe únicamente al tenor de las asambleas, sino que también se proyecta a los eventos que preside el líder nacional, donde convocan a los docentes a que hagan bola y a que aplaudan como focas para motivar a Cepeda, y plantee ante el gobernador el problema de los quinquenios, que bajo las más viles argucias los despojaron y ahora bajo esquemas amañados les regatean la solución.

Aunque ya es demasiado tiempo el que los han entretenido, los maestros no se dan por vencidos en esa cansada y larguísima espera a la que los líderes y gobierno le dan todavía más y más largas, para que los interesados se aburran y en ese ínter de tedio y desesperanza darles la sorpresa de una solución de aquí a tres años. Plazo que aceptarán con gusto, porque la comprensión de los docentes encontrará el consuelo en aquel refrán que dice “Vale más tarde que nunca”. Y por si le faltara soporte a este adagio de la esperanza, ahí está el refuerzo: “los últimos serán los primeros”.

El jueves 20 de junio, los líderes convocaron a un plantón frente a gasto educativo con el señuelo de que “el dinero ya está pero lo están jineteando” textualmente así lo expresaron los alguaciles que operaron la invitación. Acción que supongo se realizó, dadas las declaraciones positivas del día siguiente, donde sostiene el líder de la Sección 44 que “sí hay disposición”, pero no hay monto ni plazo para entregarlo.

Si la cantidad global de 500 millones que se maneja es “objeto de jineteo”, eso da la pauta para pensar que una vez entregados estarán sujetos al manejo discrecional, ya que nadie sabe entre cuántos trabajadores se va a repartir ni qué monto le corresponde a cada uno. De ahí que las especulaciones fluyan del sentir de los maestros en servicio, jubilados, incapacitados. En fin, es un mundo al que se agregan los federalizados, sin saber bajo qué sustento legal.

Dicho problema ya rebasa algunos años y cada vez que se avecina el cierre del año escolar dan por hecho que ya se va a resolver. Antes los maestros le entraban a ese juego como si fueran carreras de velocidad y ahora se han transformado en carreras de aguante y aunque muchos ya cansados, siguen esperando la bagatela derivada de los muchos miles de pesos que les robaron.

Sin duda que en dicha competencia las apuestas han sido cargadas contra los maestros, ya que los beneficios fueron a parar a los bolsillos de los líderes que permitieron la derogación de la ley, y los perjuicios vaciaron los bolsillos de los que confiaron en ellos. Y así, seguimos observando a los docentes muy desgastados frente a las mentiras y fraudes cometidos en su haber.

Desafortunadamente nunca ha habido un debate amplio y profundo sobre esa pifia que han hecho los quinquenios. Sobre dicho concepto no se ha promovido una información real y objetiva. Ha prevalecido la prisa, la desinformación, la improvisación, todo, menos algo serio que sustente la credibilidad y transparencia de dicho rubro.

También ha prevalecido la costumbre de tomar acuerdos a puerta cerrada y a espaldas de los interesados. La opacidad y la discrecionalidad del otorgamiento de largos plazos para que se cumpla con dicha deuda, alimentan la sospecha aun de los más apáticos. Alimentan la percepción de complicidades costosas, para el monto que se ha asignado y los que lo administran. Alimentan la percepción de alianzas entre quienes lo negocian y lo jinetean. Alimentan la visión de líderes que venden a los trabajadores y funcionarios que están dispuestos a comprarlos.

La ausencia de aquella ley que derogaron a espaldas de los docentes, debilita día con día una prestación que se encuentra en jaque. Empodera a quienes no piensan en sus beneficiarios, sino en cómo regatearles más ese derecho desaparecido a la mala. Porque nadie ignora que los líderes venales viven de las ganancias para pocos y de las pérdidas para muchos.