/ viernes 16 de octubre de 2020

De nuevo UJED requiere "salvavidas” económico

Aunque es un problema cíclico de hace más de una década, el déficit presupuestal que enfrenta la UJED cada fin de año.

Amenaza con generarle un colapso financiero que la obligue a un “achicamiento” de los objetivos primigenios que le dieron vida, lo que implicaría una severa reducción en la matrícula estudiantil, y se reflejaría en la desaparición de espacios laborales.

Aunque es un problema cíclico de hace más de una década, el déficit presupuestal que enfrenta la UJED cada fin de año, amenaza con generarle un colapso financiero que la obligue a un “achicamiento” de los objetivos primigenios que le dieron vida, lo que implicaría una severa reducción en la matrícula estudiantil, y se reflejaría en la desaparición de espacios laborales.

Ningún universitario desea que se presente tal escenario y, sin embargo, tampoco demuestran hacer algo por evitarlo, tal como lo recomendó desde el año pasado durante su visita a Durango, el secretario de Educación, Esteban Moctezuma Barragán, quien anunció que ya no habría los apoyos extraordinarios para las Universidades Públicas en crisis, como es el caso de la UJED.

El funcionario federal planteó que la Universidad Juárez pudiese llevar a cabo acciones de autofinanciamiento que le permitieran allegarse recursos necesarios para hacer frente a ese déficit presupuestal que año con año se acumula, y que para el 2020, según el rector Rubén Solís, llegará a los 350 millones de pesos.

Y según parece, al menos para el año en curso, no se realizaron las medidas tendientes a tapar el bache financiero en que ha caído la Casa de Estudios, y que al contrario, los 250 millones del 2019, se elevarán a los 350.

Y según declaraciones de funcionarios de la administración central universitaria, el problema de este año es más grande, debido a que desde noviembre, es posible que ya no tengan recursos para el pago de la nómina quincenal, menos para cumplir con las prerrogativas contractuales de cada diciembre.

En los sindicatos universitarios hay rechazo para renunciar a las conquistas laborales obtenidas al paso de los años, y mucho menos existe la disposición para someterse a un proceso de evaluación de plazas, con miras a realizar una depuración.

Culpan a los gobiernos, tanto federal como estatal, que con visión política-electoral, y en aras de mantener la tranquilidad en la Universidad, dieron respuesta positiva a las demandas de mejora salarial y en prestaciones, pero con partidas de recursos extraordinarios, que nunca han querido ser reconocidas en el presupuesto asignado por las Secretarías de Educación y Hacienda.

Tal parece que este año, se mantendrá ese círculo vicioso y los gobiernos federal y estatal, aventarán “el salvavidas” a la UJED, con dinero extraordinario que le resolvería hacer frente a los compromisos anuales, pero que para el siguiente período, se agrandaría aún más el problema.

La solución, como según lo ha comentado el mismo Rector, e incluso ya se dieron los primeros pasos con la creación de una Fundación, sería llevar a cabo actividades recaudatorias que le abonen a disminuir el problema y demostrar a los gobiernos que hay conciencia para coadyuvar en atenderlo.

La disyuntiva está planteada: Que nuevamente el gobierno acuda en auxilio financiero de la UJED, o que los universitarios entiendan que deben ser corresponsables de lo que sucede para buscar recursos extraordinarios que no provengan del erario público. No parece factible que las autoridades dejen a la deriva a la institución educativa que atiende a cerca de 30 mil alumnos.

Aunque es un problema cíclico de hace más de una década, el déficit presupuestal que enfrenta la UJED cada fin de año.

Amenaza con generarle un colapso financiero que la obligue a un “achicamiento” de los objetivos primigenios que le dieron vida, lo que implicaría una severa reducción en la matrícula estudiantil, y se reflejaría en la desaparición de espacios laborales.

Aunque es un problema cíclico de hace más de una década, el déficit presupuestal que enfrenta la UJED cada fin de año, amenaza con generarle un colapso financiero que la obligue a un “achicamiento” de los objetivos primigenios que le dieron vida, lo que implicaría una severa reducción en la matrícula estudiantil, y se reflejaría en la desaparición de espacios laborales.

Ningún universitario desea que se presente tal escenario y, sin embargo, tampoco demuestran hacer algo por evitarlo, tal como lo recomendó desde el año pasado durante su visita a Durango, el secretario de Educación, Esteban Moctezuma Barragán, quien anunció que ya no habría los apoyos extraordinarios para las Universidades Públicas en crisis, como es el caso de la UJED.

El funcionario federal planteó que la Universidad Juárez pudiese llevar a cabo acciones de autofinanciamiento que le permitieran allegarse recursos necesarios para hacer frente a ese déficit presupuestal que año con año se acumula, y que para el 2020, según el rector Rubén Solís, llegará a los 350 millones de pesos.

Y según parece, al menos para el año en curso, no se realizaron las medidas tendientes a tapar el bache financiero en que ha caído la Casa de Estudios, y que al contrario, los 250 millones del 2019, se elevarán a los 350.

Y según declaraciones de funcionarios de la administración central universitaria, el problema de este año es más grande, debido a que desde noviembre, es posible que ya no tengan recursos para el pago de la nómina quincenal, menos para cumplir con las prerrogativas contractuales de cada diciembre.

En los sindicatos universitarios hay rechazo para renunciar a las conquistas laborales obtenidas al paso de los años, y mucho menos existe la disposición para someterse a un proceso de evaluación de plazas, con miras a realizar una depuración.

Culpan a los gobiernos, tanto federal como estatal, que con visión política-electoral, y en aras de mantener la tranquilidad en la Universidad, dieron respuesta positiva a las demandas de mejora salarial y en prestaciones, pero con partidas de recursos extraordinarios, que nunca han querido ser reconocidas en el presupuesto asignado por las Secretarías de Educación y Hacienda.

Tal parece que este año, se mantendrá ese círculo vicioso y los gobiernos federal y estatal, aventarán “el salvavidas” a la UJED, con dinero extraordinario que le resolvería hacer frente a los compromisos anuales, pero que para el siguiente período, se agrandaría aún más el problema.

La solución, como según lo ha comentado el mismo Rector, e incluso ya se dieron los primeros pasos con la creación de una Fundación, sería llevar a cabo actividades recaudatorias que le abonen a disminuir el problema y demostrar a los gobiernos que hay conciencia para coadyuvar en atenderlo.

La disyuntiva está planteada: Que nuevamente el gobierno acuda en auxilio financiero de la UJED, o que los universitarios entiendan que deben ser corresponsables de lo que sucede para buscar recursos extraordinarios que no provengan del erario público. No parece factible que las autoridades dejen a la deriva a la institución educativa que atiende a cerca de 30 mil alumnos.