/ miércoles 17 de abril de 2019

Decisiones

Una decisión es una resolución o determinación que se toma respecto a algo, por lo que la toma de decisiones puede aparecer en cualquier contexto de la vida cotidiana y este proceso, en esencia, permite resolver los distintos desafíos a los que una persona o una organización se deben enfrentar.

Por eso, llama la atención el contexto social en que vivimos, donde a muchos no les interesa saber qué piensan los demás, sólo determinar si es o no adversario en función de lo que pensamos y creemos y de serlo, definir qué tratamiento darle, consideran que su sensor es infalible, aseguran tener la razón y contar con la verdad verdadera.

Entonces, se requiere entender la situación y trazar la mejor vía para salir del laberinto, sin embargo, como sucede cuando no tenemos a la mano un mapa, es más fácil extraviarse que llegar adonde se quiere, por lo que se debe apelar a la capacidad analítica para escoger el mejor camino posible y abrir las puertas a la solución de conflictos.

Sin embargo, actualmente, pocos prestan oído al argumento y la mayoría exige tomar postura, sumarse a la porra o a los contrarios, el centro se convierte en un lugar inexistente y el equilibrio es una postura inadmisible, y se toman posiciones, ya sea si es conservador o liberal, chairo o fifí, corrupto u honesto, neoliberal o populista.

Así, se deja de lado la toma de decisiones, que debe incluir un amplio conocimiento del problema que se desea superar, ya que solo luego del pertinente análisis es posible comprenderlo y dar con una solución adecuada. Es necesario proceder de una manera meticulosa, sopesando los potenciales resultados, y con el tiempo necesario, ya que actuamos muchas veces de forma casi automática, dado que las consecuencias de una decisión “equivocada” no tienen mayor importancia.

Es necesario reconstruir el tejido social del país sin frenar su funcionamiento y desarrollo, requiere de la participación de la sociedad, por lo que demanda resolución en los liderazgos, así como unidad, comprensión y entendimiento entre ellos, sin que ello signifique renunciar a la diversidad de ideas, por lo que se debe poner de antemano la tolerancia y la solidaridad. Esto significa tomar decisiones.

Tomar decisiones no es algo desconocido para nosotros, porque lo hacemos todos los días y en lo personal, es probable que al tomar tantas, algunas parezcan automáticas. Las buenas decisiones son el resultado de un arduo proceso mental en la que participan nuestras experiencias, por lo que si las condiciones cambian, a veces, no podemos exponernos a los riesgos de una respuesta mecánica.

Debemos tener claros nuestros valores y nuestras necesidades, eso nos permitirá contar con la autoconfianza necesaria para considerar válidas sus propias ideas, y tomar las decisiones correctas. Esto sin duda nos aleja de las trampas y repercute en el rumbo que damos a nuestra vida.

Una decisión es una resolución o determinación que se toma respecto a algo, por lo que la toma de decisiones puede aparecer en cualquier contexto de la vida cotidiana y este proceso, en esencia, permite resolver los distintos desafíos a los que una persona o una organización se deben enfrentar.

Por eso, llama la atención el contexto social en que vivimos, donde a muchos no les interesa saber qué piensan los demás, sólo determinar si es o no adversario en función de lo que pensamos y creemos y de serlo, definir qué tratamiento darle, consideran que su sensor es infalible, aseguran tener la razón y contar con la verdad verdadera.

Entonces, se requiere entender la situación y trazar la mejor vía para salir del laberinto, sin embargo, como sucede cuando no tenemos a la mano un mapa, es más fácil extraviarse que llegar adonde se quiere, por lo que se debe apelar a la capacidad analítica para escoger el mejor camino posible y abrir las puertas a la solución de conflictos.

Sin embargo, actualmente, pocos prestan oído al argumento y la mayoría exige tomar postura, sumarse a la porra o a los contrarios, el centro se convierte en un lugar inexistente y el equilibrio es una postura inadmisible, y se toman posiciones, ya sea si es conservador o liberal, chairo o fifí, corrupto u honesto, neoliberal o populista.

Así, se deja de lado la toma de decisiones, que debe incluir un amplio conocimiento del problema que se desea superar, ya que solo luego del pertinente análisis es posible comprenderlo y dar con una solución adecuada. Es necesario proceder de una manera meticulosa, sopesando los potenciales resultados, y con el tiempo necesario, ya que actuamos muchas veces de forma casi automática, dado que las consecuencias de una decisión “equivocada” no tienen mayor importancia.

Es necesario reconstruir el tejido social del país sin frenar su funcionamiento y desarrollo, requiere de la participación de la sociedad, por lo que demanda resolución en los liderazgos, así como unidad, comprensión y entendimiento entre ellos, sin que ello signifique renunciar a la diversidad de ideas, por lo que se debe poner de antemano la tolerancia y la solidaridad. Esto significa tomar decisiones.

Tomar decisiones no es algo desconocido para nosotros, porque lo hacemos todos los días y en lo personal, es probable que al tomar tantas, algunas parezcan automáticas. Las buenas decisiones son el resultado de un arduo proceso mental en la que participan nuestras experiencias, por lo que si las condiciones cambian, a veces, no podemos exponernos a los riesgos de una respuesta mecánica.

Debemos tener claros nuestros valores y nuestras necesidades, eso nos permitirá contar con la autoconfianza necesaria para considerar válidas sus propias ideas, y tomar las decisiones correctas. Esto sin duda nos aleja de las trampas y repercute en el rumbo que damos a nuestra vida.