México ha tenido severas complicaciones para adaptarse a la democracia, desde su independencia y hasta la fecha ha padecido un sincretismo entre una democracia falaz y un autoritarismo con marcada acentuación en el caudillismo.
Debe precisase que “El Caudillismo” es un fenómeno político y social que surge en el siglo XIX en América Latina al terminar las luchas independentistas; con el fin de la guerra había que conformar los gobiernos nacionales y resolver los problemas de la población.
Es entonces cuando emerge la figura del caudillo, líder carismático que dice poder resolver todos los problemas de una manera eficaz, pero sobre todo, rápida, para lo cual exige como condición que el poder se institucionalice en su persona.
Huelga decir que en la práctica el fenómeno fracasó, el modelo no resolvió los problemas pero sí provocó autoritarismos y dictaduras militares y partidistas, como en el caso de México, en donde se dio un hiper presidencialismo sostenido en un sistema de partido hegemónico.
A lo largo de los 70 años que el modelo se sostuvo en México, los paridos de oposición lucharon por romper con el bloque autoritario priista e implantar la democracia, logrando materializar una serie de reformas constitucionales que permitieron abrir el poder legislativo a la oposición y con ello esbozar un sistema electoral democrático.
Para Aguilar Camín este periodo fue solo una primavera por la democracia que no culminó por la falta de demócratas, afirmación que se confirma con lo ocurrido en el PRI, donde su dirigente nacional busca emular el caudillismo para perpetuarse en la dirigencia, tal y como ya lo hacen Anaya en el PT, el niño verde en el PVEM y Dante Delgado en MC.
La pregunta surge por reflejo: ¿De dónde saldrán los demócratas que lucharan por la democracia que dicen que Morena quiere usufructuar en la persona de AMLO a través de Claudia Sheinbaum?