/ miércoles 1 de diciembre de 2021

Designan ministra para la Suprema Corte

En días pasados, el Senado designó a quien ocupará el lugar del ministro José Fernando Franco González Salas, quien concluye su periodo el 12 de diciembre de 2021. Se trata de una persona que cuenta con sólida preparación académica y con prestigio como investigadora, pero como es cercana al actual presidente de la República, ha sido objeto de críticas.

Dicha persona es Loretta Ortiz Ahlf, quien es egresada de instituciones mexicanas de prestigio como la Escuela Libre Derecho en donde estudió la Licenciatura en Derecho, la Universidad Iberoamericana en la que llevó a cabo su Maestría en Derechos Humanos, y es Doctora en Derechos Humanos y Derecho Comunitario Europeo por la Universidad Nacional a Distancia de España.

También ha sido distinguida como investigadora nacional por el Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, pues tiene nueve libros escritos y alrededor de ochenta artículos.

Tiene carrera política, pues fue fundadora de Morena y diputada federal por el Partido del Trabajo y ha desempeñado algunos cargos, por ejemplo, al principio del gobierno federal actual fue coordinadora del Consejo Asesor para Garantizar la Paz y el más reciente como Consejera del Consejo de la Judicatura Federal.

Desde que había sido propuesta en dos ocasiones anteriores en la terna para ocupar el cargo de ministra, había sido objeto de críticas, pues se decía que había conflicto de intereses por su cercanía con el presidente, ya que su esposo es de las personas muy cercanas a él, José Agustín Ortiz Pinchetti, quien es actualmente el titular de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales.

De acuerdo con lo antes expuesto, considero que, en primer lugar, es muy positivo que una mujer llegue como ministra a la Suprema Corte, máxime que se trata de una persona con amplia preparación, gracias a su esfuerzo personal. Ya con ella el Pleno del máximo tribunal del país suma cuatro mujeres.

En cuanto a la crítica realizada a la que hice referencia, considero que es necesario distinguir, por una parte, si la persona tiene un perfil que permita proyectar que va responder de una manera satisfactoria o más que ello con las obligaciones inherentes a su cargo y, por la otra, si para su designación tuvo que ver la cercanía con el presidente de la República.

Estimo que es más que obvio que para su propuesta en la terna y posterior designación como ministra sí tuvo que ver este último factor, pero también lo es que se trata de una persona con capacidad probada como lo ha demostrado a lo largo de su vida.

Por otra parte, también hay que distinguir entre la designación hecha en el Senado y el desempeño que tendrá como ministra. En este último aspecto, se tendrá que evaluar su imparcialidad y objetividad en la toma de decisiones, así como la calidad de los argumentos que esgrima para justificarlas.

De esta última forma es como algunos ministros y ministras cercanos a titulares del Poder Ejecutivo de la Unión anteriores, se han legitimado, esto es, a través de la solidez en la argumentación empleada que muestre su capacidad, pero también su independencia de los otros poderes.

Es mi criterio que los requisitos para ser ministro de la Suprema Corte deberían ser revisados así como el procedimiento de designación, pues en un sistema político en el que el presidente de la República acumula tanto poder al grado de romper el equilibrio con los otros órganos del Estado, es necesario acotarlo para que funcione adecuadamente una democracia constitucional.

En días pasados, el Senado designó a quien ocupará el lugar del ministro José Fernando Franco González Salas, quien concluye su periodo el 12 de diciembre de 2021. Se trata de una persona que cuenta con sólida preparación académica y con prestigio como investigadora, pero como es cercana al actual presidente de la República, ha sido objeto de críticas.

Dicha persona es Loretta Ortiz Ahlf, quien es egresada de instituciones mexicanas de prestigio como la Escuela Libre Derecho en donde estudió la Licenciatura en Derecho, la Universidad Iberoamericana en la que llevó a cabo su Maestría en Derechos Humanos, y es Doctora en Derechos Humanos y Derecho Comunitario Europeo por la Universidad Nacional a Distancia de España.

También ha sido distinguida como investigadora nacional por el Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, pues tiene nueve libros escritos y alrededor de ochenta artículos.

Tiene carrera política, pues fue fundadora de Morena y diputada federal por el Partido del Trabajo y ha desempeñado algunos cargos, por ejemplo, al principio del gobierno federal actual fue coordinadora del Consejo Asesor para Garantizar la Paz y el más reciente como Consejera del Consejo de la Judicatura Federal.

Desde que había sido propuesta en dos ocasiones anteriores en la terna para ocupar el cargo de ministra, había sido objeto de críticas, pues se decía que había conflicto de intereses por su cercanía con el presidente, ya que su esposo es de las personas muy cercanas a él, José Agustín Ortiz Pinchetti, quien es actualmente el titular de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales.

De acuerdo con lo antes expuesto, considero que, en primer lugar, es muy positivo que una mujer llegue como ministra a la Suprema Corte, máxime que se trata de una persona con amplia preparación, gracias a su esfuerzo personal. Ya con ella el Pleno del máximo tribunal del país suma cuatro mujeres.

En cuanto a la crítica realizada a la que hice referencia, considero que es necesario distinguir, por una parte, si la persona tiene un perfil que permita proyectar que va responder de una manera satisfactoria o más que ello con las obligaciones inherentes a su cargo y, por la otra, si para su designación tuvo que ver la cercanía con el presidente de la República.

Estimo que es más que obvio que para su propuesta en la terna y posterior designación como ministra sí tuvo que ver este último factor, pero también lo es que se trata de una persona con capacidad probada como lo ha demostrado a lo largo de su vida.

Por otra parte, también hay que distinguir entre la designación hecha en el Senado y el desempeño que tendrá como ministra. En este último aspecto, se tendrá que evaluar su imparcialidad y objetividad en la toma de decisiones, así como la calidad de los argumentos que esgrima para justificarlas.

De esta última forma es como algunos ministros y ministras cercanos a titulares del Poder Ejecutivo de la Unión anteriores, se han legitimado, esto es, a través de la solidez en la argumentación empleada que muestre su capacidad, pero también su independencia de los otros poderes.

Es mi criterio que los requisitos para ser ministro de la Suprema Corte deberían ser revisados así como el procedimiento de designación, pues en un sistema político en el que el presidente de la República acumula tanto poder al grado de romper el equilibrio con los otros órganos del Estado, es necesario acotarlo para que funcione adecuadamente una democracia constitucional.

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