/ viernes 30 de octubre de 2020

Día de Muertos, lo nuestro

Para nosotros los mexicanos el Día de Muertos o Día de los Fieles Difuntos representa algo más que la veneración de sus muertos.

Podría decirse que para los mexicanos a diferencia de otros países, lo reflejan burlándose, jugando y conviviendo con la muerte.

Esta convivencia ha dado lugar a diferentes manifestaciones de su arte popular, a través de expresiones muy originales como lo son las calaveras de dulce, el pan de muerto, dibujos que se burlan de la muerte, versos en los que se ridiculiza a cualquier personaje vivo, de las artes, ciencia y en especial los de la política y las tradicionales ofrendas, las cuales se preparan con respeto por los familiares para recordar a los que se han ido, alimentos, flores y objetos personales del difunto son parte esencial del altar y según la creencia, los seres queridos regresan este día para gozar lo que en vida más disfrutaban.

Haciendo un repaso de la historia, en las culturas mesoamericanas los nativos consideraban a la muerte como el paso a seguir hacia una nueva vida y fue hasta la llegada de los españoles que trajeron consigo las nuevas creencias con respecto a la vida y la muerte. La muerte producía terror, pues en el juicio final los justos recibirían su recompensa y los pecadores su castigo... y lo difícil era no contarse dentro de los pecadores.

En la cotidianeidad del mexicano la muerte aparece salpicada de picardía, y en este día en particular, todos los cementerios del país se llenan de gente que esta ansiosa de compartir esta sagrada fecha con sus difuntos. Sus tradiciones culturales se han seguido conservando gracias a la religiosidad y fervor de su gente, las cuales se han transmitido de generación en generación a pesar de que estas tradiciones están en peligro de desvirtuarse debido a la influencia y mezcla con otras costumbres extranjeras.

Es por eso que en Durango es aún más importante que se conserven estas tradiciones, ya que mantienen el espíritu de unidad y nacionalismo entre las personas de un mismo estado y de aquellos que sin importar el lugar de donde provienen se sienten identificados con esta bella expresión cultural mexicana, la cual admiramos en nuestra plaza de armas, al ver con espontaneidad de lo que somos y a dónde iremos.

Finalmente cada uno debe fabricar su pequeño rito, que tal vez reproduzca el dictado de la tradición e incluya estos ingredientes. Esta revitalización íntima romperá ortodoxias chatas pero pervivirá. Así evitaremos la muerte del día de muertos. Y recordemos las 90,309 víctimas de esta pandemia, con amor y respeto Certa ratio “La muerte es una cuenta segura”.

Para nosotros los mexicanos el Día de Muertos o Día de los Fieles Difuntos representa algo más que la veneración de sus muertos.

Podría decirse que para los mexicanos a diferencia de otros países, lo reflejan burlándose, jugando y conviviendo con la muerte.

Esta convivencia ha dado lugar a diferentes manifestaciones de su arte popular, a través de expresiones muy originales como lo son las calaveras de dulce, el pan de muerto, dibujos que se burlan de la muerte, versos en los que se ridiculiza a cualquier personaje vivo, de las artes, ciencia y en especial los de la política y las tradicionales ofrendas, las cuales se preparan con respeto por los familiares para recordar a los que se han ido, alimentos, flores y objetos personales del difunto son parte esencial del altar y según la creencia, los seres queridos regresan este día para gozar lo que en vida más disfrutaban.

Haciendo un repaso de la historia, en las culturas mesoamericanas los nativos consideraban a la muerte como el paso a seguir hacia una nueva vida y fue hasta la llegada de los españoles que trajeron consigo las nuevas creencias con respecto a la vida y la muerte. La muerte producía terror, pues en el juicio final los justos recibirían su recompensa y los pecadores su castigo... y lo difícil era no contarse dentro de los pecadores.

En la cotidianeidad del mexicano la muerte aparece salpicada de picardía, y en este día en particular, todos los cementerios del país se llenan de gente que esta ansiosa de compartir esta sagrada fecha con sus difuntos. Sus tradiciones culturales se han seguido conservando gracias a la religiosidad y fervor de su gente, las cuales se han transmitido de generación en generación a pesar de que estas tradiciones están en peligro de desvirtuarse debido a la influencia y mezcla con otras costumbres extranjeras.

Es por eso que en Durango es aún más importante que se conserven estas tradiciones, ya que mantienen el espíritu de unidad y nacionalismo entre las personas de un mismo estado y de aquellos que sin importar el lugar de donde provienen se sienten identificados con esta bella expresión cultural mexicana, la cual admiramos en nuestra plaza de armas, al ver con espontaneidad de lo que somos y a dónde iremos.

Finalmente cada uno debe fabricar su pequeño rito, que tal vez reproduzca el dictado de la tradición e incluya estos ingredientes. Esta revitalización íntima romperá ortodoxias chatas pero pervivirá. Así evitaremos la muerte del día de muertos. Y recordemos las 90,309 víctimas de esta pandemia, con amor y respeto Certa ratio “La muerte es una cuenta segura”.