/ sábado 16 de julio de 2022

Día Internacional de Nelson Mandela

En noviembre de 2009, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 18 de julio como Día Internacional de Nelson Mandela, a manera de reconocimiento a las múltiples y extraordinarias contribuciones que hizo el ex presidente de Sudáfrica a la cultura de la paz y la libertad por todo el mundo.


A partir de ese momento, cada 18 de julio es una ocasión propicia para celebrar la figura, el legado y los principios de Mandela como prócer de la libertad, la igualdad, la dignidad y el vasto conjunto de los derechos fundamentales a escala global. La segunda mitad de la pasada centuria, en definitiva, no se puede entender sin acudir a todo lo hecho por Mandela, incluso en los cerca de treinta años que estuvo en la cárcel.


En la Resolución 64/13, aprobada por la propia Asamblea General el 10 de noviembre de 2009, se reconocen entre otras cosas “la larga trayectoria de Nelson Rolihlahla Mandela como líder y promotor de la lucha por la liberación y la unidad de África”, “los valores de Nelson Mandela y su dedicación al servicio de la humanidad a través de su labor humanitaria en los ámbitos de la solución de conflictos, las relaciones interraciales, la promoción y protección de los derechos humanos, la reconciliación, la igualdad entre los géneros, los derechos de los niños y otros grupos vulnerables, y la defensa de las comunidades pobres y subdesarrolladas” y su contribución “a la lucha por la democracia a nivel internacional”.


En resumidas cuentas, se trata de una de las grandes personalidades de las últimas décadas cuando se habla de desarrollo civilizatorio a nivel planetario.


Dentro de sus aportaciones siempre habrá de destacar su decidido activismo contra el apartheid, ese deleznable sistema de segregación racial entre personas blancas -que representaban tan sólo el 21% de la población- y personas de color que estuvo vigente en Sudáfrica hasta casi el siglo XXI. Muy difícil hubiera resultado la abolición de tan ominoso escenario con el referéndum correspondiente del 17 de marzo de 1992 sin el involucramiento de Mandela.


Asimismo, el fin del apartheid trajo consigo las primeras elecciones en Sudáfrica bajo sufragio universal, en las que el propio Mandela fue electo presidente, inaugurando una nueva época para la nación.


En pleno año 2022, la desigualdad racial persiste en Sudáfrica y en muchas otras latitudes, lo cual no es sino un recordatorio de que la lucha para recuperar, reivindicar y multiplicar los ideales de Mandela debe ser permanente. Cuando Mandela falleció a los 95 años en 2013, dejó un lugar muy diferente al en que nació. La transformación que promovió tuvo efectos significativos, pero reiterando lo ya afirmado, son numerosos los retos y desafíos que sigue habiendo para la libertad y la no discriminación.


Recordar a Mandela no como una simple efeméride sino a través de la acción, tal y como él lo demostró en vida. Citándolo literalmente: “lo más fácil es romper y destruir. Los héroes son los que firman la paz y construyen”. Todos los individuos, a nuestra manera, debemos esforzarnos por ser héroes.


A manera de corolario, es adecuado sugerir al amable lector cinco piezas cinematográficas que sirven muy bien para recordar permanentemente a Mandela a través de las pantallas, con distintos ángulos y perspectivas: “Mandela. Del mito al hombre” (Justin Chadwick, 2013), “Mandela” (Angus Gibson y Jo Menell, 1996), “El Estado contra Mandela y los otros” (Nicolas Champeaux y Gilles Porte, 2018), “Mandela y de Klerk” (Joseph Sargent, 1997) e Invictus (Clint Eastwood, 2009).


En noviembre de 2009, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 18 de julio como Día Internacional de Nelson Mandela, a manera de reconocimiento a las múltiples y extraordinarias contribuciones que hizo el ex presidente de Sudáfrica a la cultura de la paz y la libertad por todo el mundo.


A partir de ese momento, cada 18 de julio es una ocasión propicia para celebrar la figura, el legado y los principios de Mandela como prócer de la libertad, la igualdad, la dignidad y el vasto conjunto de los derechos fundamentales a escala global. La segunda mitad de la pasada centuria, en definitiva, no se puede entender sin acudir a todo lo hecho por Mandela, incluso en los cerca de treinta años que estuvo en la cárcel.


En la Resolución 64/13, aprobada por la propia Asamblea General el 10 de noviembre de 2009, se reconocen entre otras cosas “la larga trayectoria de Nelson Rolihlahla Mandela como líder y promotor de la lucha por la liberación y la unidad de África”, “los valores de Nelson Mandela y su dedicación al servicio de la humanidad a través de su labor humanitaria en los ámbitos de la solución de conflictos, las relaciones interraciales, la promoción y protección de los derechos humanos, la reconciliación, la igualdad entre los géneros, los derechos de los niños y otros grupos vulnerables, y la defensa de las comunidades pobres y subdesarrolladas” y su contribución “a la lucha por la democracia a nivel internacional”.


En resumidas cuentas, se trata de una de las grandes personalidades de las últimas décadas cuando se habla de desarrollo civilizatorio a nivel planetario.


Dentro de sus aportaciones siempre habrá de destacar su decidido activismo contra el apartheid, ese deleznable sistema de segregación racial entre personas blancas -que representaban tan sólo el 21% de la población- y personas de color que estuvo vigente en Sudáfrica hasta casi el siglo XXI. Muy difícil hubiera resultado la abolición de tan ominoso escenario con el referéndum correspondiente del 17 de marzo de 1992 sin el involucramiento de Mandela.


Asimismo, el fin del apartheid trajo consigo las primeras elecciones en Sudáfrica bajo sufragio universal, en las que el propio Mandela fue electo presidente, inaugurando una nueva época para la nación.


En pleno año 2022, la desigualdad racial persiste en Sudáfrica y en muchas otras latitudes, lo cual no es sino un recordatorio de que la lucha para recuperar, reivindicar y multiplicar los ideales de Mandela debe ser permanente. Cuando Mandela falleció a los 95 años en 2013, dejó un lugar muy diferente al en que nació. La transformación que promovió tuvo efectos significativos, pero reiterando lo ya afirmado, son numerosos los retos y desafíos que sigue habiendo para la libertad y la no discriminación.


Recordar a Mandela no como una simple efeméride sino a través de la acción, tal y como él lo demostró en vida. Citándolo literalmente: “lo más fácil es romper y destruir. Los héroes son los que firman la paz y construyen”. Todos los individuos, a nuestra manera, debemos esforzarnos por ser héroes.


A manera de corolario, es adecuado sugerir al amable lector cinco piezas cinematográficas que sirven muy bien para recordar permanentemente a Mandela a través de las pantallas, con distintos ángulos y perspectivas: “Mandela. Del mito al hombre” (Justin Chadwick, 2013), “Mandela” (Angus Gibson y Jo Menell, 1996), “El Estado contra Mandela y los otros” (Nicolas Champeaux y Gilles Porte, 2018), “Mandela y de Klerk” (Joseph Sargent, 1997) e Invictus (Clint Eastwood, 2009).