/ viernes 20 de marzo de 2020

Diputados y senadores: ¡Qué bonita familia!

¿México es el país de las maravillas o el de las reformas? Nos gusta más el de las reformas, porque el de las maravillas sólo es para unos cuantos:


De las 300 familias dueñas de este país, compuestas por miembros honorarios de la revista Forbes, y claro, algunos distinguidos integrantes de la clase política mexicana como son Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto. Tal parece que a los diputados y senadores sólo les falta reformar la avenida Reforma de la Ciudad de México. El hecho de que el PAN, PRI y PRD se hayan ausentado para no votar la reforma electoral, donde de hoy en adelante diputados y senadores podrán ser candidatos sin pedir licencia, no los exime de nada, porque al final ellos también gozarán de esos privilegios.

Dicha reforma establece que a partir de 2021, quienes quieran reelegirse para seguirse sacrificando por México, podrán legislar, cobrar sus sueldos y dietas, hacer campañas con recursos públicos, rompiendo con todo esto el principio de equidad o lo que se conoce como que “no hay piso parejo”.

Este tema de la reelección se inicia con la reforma de 2014 en materia electoral. Aquí en Durango tenemos diputados beneficiados por esta reforma. Entre otras cosas recordamos a José Ramón Enríquez Herrera, que intentó reelegirse como presidente municipal, pero en su momento prefirió pedir licencia, aun cuando no estaba obligado de acuerdo a la Constitución.

Como podemos ver, la utopía de Francisco I. Madero está siendo enterrada por el pragmatismo y la ambición de la clase política mexicana. Sin lugar a dudas, hay quienes están a favor o en contra de la reelección, los que la apoyan argumentan que tendríamos diputados y senadores “de carrera”, y que así habría legisladores con experiencia, para no tener que improvisar cada 3 años en el caso de los diputados y 6 en el tema de los senadores.

En cambio, los que están en contra, argumentan que esto se solucionaría dando cursos de técnica legislativa. En esto quizá tengan razón, en muchas ocasiones, nuestros representantes populares tienen baja escolaridad, como uno de los requisitos para ser diputado es saber leer y escribir, con eso basta, y no se les puede pedir una licenciatura o su equivalente porque estaríamos violando el derecho humano de votar y ser votado.

Abundándole al tema de la reelección, en otros países es normal, en Estados Unidos hay quienes son senadores hasta que se mueren, es el caso de Ted Kennedy. Los presidentes se pueden elegir hasta en dos ocasiones por un periodo de cuatro años cada uno. Pero va de reelecciones a reelecciones, en el vecino país del norte las campañas no se pagan con los recursos de los contribuyentes.

A quienes aprobaron esta iniciativa se les olvida que nosotros pagaremos sus reelecciones. Lo más triste de todo esto es que está en nuestra Ley Electoral, por lo tanto es legal. Muchos opinan que se debe pagar con recursos públicos, porque de lo contrario corremos el riesgo de que los cárteles de la droga financien las campañas de nuestros candidatos. ¿Acaso esto no sucede?, ¿alguien lo podría “jurar frente a una virgen, ante un altar”?

¿México es el país de las maravillas o el de las reformas? Nos gusta más el de las reformas, porque el de las maravillas sólo es para unos cuantos:


De las 300 familias dueñas de este país, compuestas por miembros honorarios de la revista Forbes, y claro, algunos distinguidos integrantes de la clase política mexicana como son Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto. Tal parece que a los diputados y senadores sólo les falta reformar la avenida Reforma de la Ciudad de México. El hecho de que el PAN, PRI y PRD se hayan ausentado para no votar la reforma electoral, donde de hoy en adelante diputados y senadores podrán ser candidatos sin pedir licencia, no los exime de nada, porque al final ellos también gozarán de esos privilegios.

Dicha reforma establece que a partir de 2021, quienes quieran reelegirse para seguirse sacrificando por México, podrán legislar, cobrar sus sueldos y dietas, hacer campañas con recursos públicos, rompiendo con todo esto el principio de equidad o lo que se conoce como que “no hay piso parejo”.

Este tema de la reelección se inicia con la reforma de 2014 en materia electoral. Aquí en Durango tenemos diputados beneficiados por esta reforma. Entre otras cosas recordamos a José Ramón Enríquez Herrera, que intentó reelegirse como presidente municipal, pero en su momento prefirió pedir licencia, aun cuando no estaba obligado de acuerdo a la Constitución.

Como podemos ver, la utopía de Francisco I. Madero está siendo enterrada por el pragmatismo y la ambición de la clase política mexicana. Sin lugar a dudas, hay quienes están a favor o en contra de la reelección, los que la apoyan argumentan que tendríamos diputados y senadores “de carrera”, y que así habría legisladores con experiencia, para no tener que improvisar cada 3 años en el caso de los diputados y 6 en el tema de los senadores.

En cambio, los que están en contra, argumentan que esto se solucionaría dando cursos de técnica legislativa. En esto quizá tengan razón, en muchas ocasiones, nuestros representantes populares tienen baja escolaridad, como uno de los requisitos para ser diputado es saber leer y escribir, con eso basta, y no se les puede pedir una licenciatura o su equivalente porque estaríamos violando el derecho humano de votar y ser votado.

Abundándole al tema de la reelección, en otros países es normal, en Estados Unidos hay quienes son senadores hasta que se mueren, es el caso de Ted Kennedy. Los presidentes se pueden elegir hasta en dos ocasiones por un periodo de cuatro años cada uno. Pero va de reelecciones a reelecciones, en el vecino país del norte las campañas no se pagan con los recursos de los contribuyentes.

A quienes aprobaron esta iniciativa se les olvida que nosotros pagaremos sus reelecciones. Lo más triste de todo esto es que está en nuestra Ley Electoral, por lo tanto es legal. Muchos opinan que se debe pagar con recursos públicos, porque de lo contrario corremos el riesgo de que los cárteles de la droga financien las campañas de nuestros candidatos. ¿Acaso esto no sucede?, ¿alguien lo podría “jurar frente a una virgen, ante un altar”?