/ martes 15 de junio de 2021

Discriminación presidencial a la clase media

Los resultados del pasado proceso electoral del 6 de junio le siguen causando molestias al presidente López Obrador; parece que al final del día el tabasqueño no está tan feliz, feliz, feliz como dice.

Fiel a su estilo personal de gobernar, el presidente le recriminó fuerte a la clase media y de profesionistas el no haber votado por MORENA, los tildó de aspiracionistas, egoístas y de fácil manipulación, con lo que quedan fuera del concepto que de pueblo necesita la Cuarta Transformación (4T), ellos requieren un tipo de pueblo que se crea lo que desde el gobierno se le diga sin cuestionar y que siempre recuerden que se les da dinero.

Según el INEGI, en México la clase media representa el 42% de los hogares, lo que en términos electorales podría representar algo así como 36 millones de votos. Un hogar de clase media es -siguiendo con el INEGI-, aquel que puede adquirir una computadora, salir a comer fuera de casa de vez en cuando y usar tarjeta de crédito; el grado educativo del jefe de familia es al menos de nivel medio superior.

Lo que ese estudio de INEGI no dice es que ese sector de la población es la que soporta en buena medida el peso de los impuestos, son los llamados contribuyentes cautivos; por lo general laboran dentro de la formalidad, son propietarios de pequeñas empresas, de despachos, consultorios o trabajar en la burocracia, incluso pueden tener dos empleos, lo que les permite alcanzar esos gastos que les dan el estatus de clase media.

El no haber votado por MORENA es la manifestación clara y contundente de que esa clase media no está de acuerdo con tantos programas sociales del presidente, los apoyos, becas, programas, descuentos y demás beneficios no generan equidad, no existe un solo programa pensado en el contribuyente que paga y paga puntual sus impuestos.

La realidad dice que bajo la visión de López Obrador los que trabajan mucho deben pagar más y no recibir apoyos mientras que los que trabajan poco no deben pagar y tener muchos apoyos.

Los resultados del pasado proceso electoral del 6 de junio le siguen causando molestias al presidente López Obrador; parece que al final del día el tabasqueño no está tan feliz, feliz, feliz como dice.

Fiel a su estilo personal de gobernar, el presidente le recriminó fuerte a la clase media y de profesionistas el no haber votado por MORENA, los tildó de aspiracionistas, egoístas y de fácil manipulación, con lo que quedan fuera del concepto que de pueblo necesita la Cuarta Transformación (4T), ellos requieren un tipo de pueblo que se crea lo que desde el gobierno se le diga sin cuestionar y que siempre recuerden que se les da dinero.

Según el INEGI, en México la clase media representa el 42% de los hogares, lo que en términos electorales podría representar algo así como 36 millones de votos. Un hogar de clase media es -siguiendo con el INEGI-, aquel que puede adquirir una computadora, salir a comer fuera de casa de vez en cuando y usar tarjeta de crédito; el grado educativo del jefe de familia es al menos de nivel medio superior.

Lo que ese estudio de INEGI no dice es que ese sector de la población es la que soporta en buena medida el peso de los impuestos, son los llamados contribuyentes cautivos; por lo general laboran dentro de la formalidad, son propietarios de pequeñas empresas, de despachos, consultorios o trabajar en la burocracia, incluso pueden tener dos empleos, lo que les permite alcanzar esos gastos que les dan el estatus de clase media.

El no haber votado por MORENA es la manifestación clara y contundente de que esa clase media no está de acuerdo con tantos programas sociales del presidente, los apoyos, becas, programas, descuentos y demás beneficios no generan equidad, no existe un solo programa pensado en el contribuyente que paga y paga puntual sus impuestos.

La realidad dice que bajo la visión de López Obrador los que trabajan mucho deben pagar más y no recibir apoyos mientras que los que trabajan poco no deben pagar y tener muchos apoyos.