/ jueves 16 de junio de 2022

División de poderes y la función de los órganos autónomos

En los últimos años, se ha puesto énfasis en el mundo el análisis del derrumbe de las democracias no por golpes violentos, sino por el deslizamiento gradual hacia el autoritarismo.

Mediante un estudio realizado por la investigadora Gabriela Guadalupe Valles Santillán y publicado en Monitor Democrático 2020, se llevó a cabo la aplicación de cuatro indicadores clave que componen el test de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt para identificar perfiles autoritarios que podrían poner en riesgo las democracias, al actual perfil del presidente de la República en nuestro país, derivado de su actuar en el cargo.

Los indicadores corresponden al rechazo o una débil aceptación de las reglas del juego democrático; negación de la legitimidad de los adversarios políticos; tolerancia a la violencia y la predisposición a castigar las libertades civiles de la oposición, incluyendo a los medios de comunicación.

Si bien, la salvaguarda de la democracia en México corresponde en principio a la ciudadanía, además de los agentes que intervienen directamente en la política del Estado, como los partidos políticos en función de que tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, además de los órganos constitucionalmente autónomos en un contexto en donde se requiere del respeto al principio de división de poderes.

Por ello al aplicar este test, se consideró el análisis de cada uno de los cuatro indicadores, dando respuesta a una serie de cuestionamiento relacionados.

En el primer indicador se realizaron preguntas como si rechaza la constitución o expresa su voluntad de no acatarla; si sugiere la necesidad de adoptar medidas antidemocráticas, como cancelar elecciones, incumplir o suspender la Constitución, prohibir determinadas organizaciones o restringir los derechos políticos o civiles.

En el segundo indicador, se analizó si sus rivales políticos constituyen una amenaza existencial, ya sea para la seguridad nacional o para el modelo de vida imperante; si describe a sus rivales como subversivos o contrarios al orden constitucional establecido o como delincuentes.

En el indicador de tolerancia a la violencia, se analizó si tiene nexos con bandas armadas, fuerzas paramilitares, con milicias, guerrillas u otras organizaciones violentas ilegales, mientras que en el último indicador se revisó si ha apoyado leyes o políticas que restringen las libertades civiles, como ampliar leyes por libelo o difamación, o aprobar leyes que limitan el derecho de manifestación, críticas al gobierno o a determinadas organizaciones civiles y políticas.

Los resultados arrojados en la aplicación del test de Levitsky y Ziblatt encienden varios focos de alarma en cuanto al perfil del ejecutivo federal en turno, ya que, si bien no son definitivos, se advierte que se trata de un perfil en potencia de ser autoritario y con riesgo latente por su tendencia creciente para la democracia sustancial.

En un contexto de recortes de presupuesto, desmantelamiento institucional sobre todo en lo que se refiere a los organismos públicos constitucionalmente autónomos y de presidencialismo carismático, es necesario hacer un llamado para rescatar la democracia.

En el modelo de Estado Constitucional y Democrático de Derecho, son necesarios tanto el respeto al principio de división de poderes como el mantenimiento de los órganos institucionales autónomos como contrapesos del poder mismo y como defensas y estructuras garantes de los derechos fundamentales.

En este sentido de la investigación se debe evitar que continúe el deterioro de la democracia y, por el contrario, que se vaya recomponiendo.

En los últimos años, se ha puesto énfasis en el mundo el análisis del derrumbe de las democracias no por golpes violentos, sino por el deslizamiento gradual hacia el autoritarismo.

Mediante un estudio realizado por la investigadora Gabriela Guadalupe Valles Santillán y publicado en Monitor Democrático 2020, se llevó a cabo la aplicación de cuatro indicadores clave que componen el test de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt para identificar perfiles autoritarios que podrían poner en riesgo las democracias, al actual perfil del presidente de la República en nuestro país, derivado de su actuar en el cargo.

Los indicadores corresponden al rechazo o una débil aceptación de las reglas del juego democrático; negación de la legitimidad de los adversarios políticos; tolerancia a la violencia y la predisposición a castigar las libertades civiles de la oposición, incluyendo a los medios de comunicación.

Si bien, la salvaguarda de la democracia en México corresponde en principio a la ciudadanía, además de los agentes que intervienen directamente en la política del Estado, como los partidos políticos en función de que tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, además de los órganos constitucionalmente autónomos en un contexto en donde se requiere del respeto al principio de división de poderes.

Por ello al aplicar este test, se consideró el análisis de cada uno de los cuatro indicadores, dando respuesta a una serie de cuestionamiento relacionados.

En el primer indicador se realizaron preguntas como si rechaza la constitución o expresa su voluntad de no acatarla; si sugiere la necesidad de adoptar medidas antidemocráticas, como cancelar elecciones, incumplir o suspender la Constitución, prohibir determinadas organizaciones o restringir los derechos políticos o civiles.

En el segundo indicador, se analizó si sus rivales políticos constituyen una amenaza existencial, ya sea para la seguridad nacional o para el modelo de vida imperante; si describe a sus rivales como subversivos o contrarios al orden constitucional establecido o como delincuentes.

En el indicador de tolerancia a la violencia, se analizó si tiene nexos con bandas armadas, fuerzas paramilitares, con milicias, guerrillas u otras organizaciones violentas ilegales, mientras que en el último indicador se revisó si ha apoyado leyes o políticas que restringen las libertades civiles, como ampliar leyes por libelo o difamación, o aprobar leyes que limitan el derecho de manifestación, críticas al gobierno o a determinadas organizaciones civiles y políticas.

Los resultados arrojados en la aplicación del test de Levitsky y Ziblatt encienden varios focos de alarma en cuanto al perfil del ejecutivo federal en turno, ya que, si bien no son definitivos, se advierte que se trata de un perfil en potencia de ser autoritario y con riesgo latente por su tendencia creciente para la democracia sustancial.

En un contexto de recortes de presupuesto, desmantelamiento institucional sobre todo en lo que se refiere a los organismos públicos constitucionalmente autónomos y de presidencialismo carismático, es necesario hacer un llamado para rescatar la democracia.

En el modelo de Estado Constitucional y Democrático de Derecho, son necesarios tanto el respeto al principio de división de poderes como el mantenimiento de los órganos institucionales autónomos como contrapesos del poder mismo y como defensas y estructuras garantes de los derechos fundamentales.

En este sentido de la investigación se debe evitar que continúe el deterioro de la democracia y, por el contrario, que se vaya recomponiendo.