/ sábado 30 de enero de 2021

Don Héctor Fix-Zamudio

“El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”.- Aristóteles

La comunidad científica, investigativa, académica y jurídica del país se encuentra de luto por la reciente partida de don Héctor Fix-Zamudio.

Uno de los más brillantes juristas de la historia reciente en nuestro país, dueño de una vasta y prolífica obra escrita que queda para la posteridad, habiéndose caracterizado por sus muy relevantes aportaciones en áreas tan diversas como el Derecho Constitucional, el Derecho Procesal, los derechos humanos o el Derecho Administrativo. Adelantado a su tiempo y siempre con la vanguardia como estandarte, deja una profunda huella en el quehacer legal de México y de Iberoamérica.

Modelo de investigador comprometido, rechazó la función pública en múltiples ocasiones, salvo cuando ocupó la muy honrosa distinción de juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la cual incluso llegó a presidir. Constructor e impulsor de instituciones como el Ombudsman -hoy Ombudsperson-, deja un legado de honestidad intelectual y amor patrio.

Don Héctor fue un hombre metódico, sistemático y sabio. Su manera de escribir era sumamente clara y sencilla pero no por ello menos informada; no reñían, en efecto, el rigor metodológico con la precisión en el uso del lenguaje. Inventor de constructos académicos y jurídicos, contrastaba siempre sus fuentes de investigación y puntualizaba sus ideas propias. Marcó un antes y un después en el entorno investigativo de nuestra república y allende las fronteras.

Desde luego, sus construcciones teóricas fueron llevadas al terreno de la práctica, acentuando con ello su calidad. Fue forjador de varias generaciones no sólo en la Universidad Nacional Autónoma de México sino en otros centros de estudios, incluso entre quienes no tuvimos la oportunidad de ser sus alumnos de viva voz.

Fue autor de innumerables textos a manera de artículos y libros como “Constitución y proceso civil en Latinoamérica”, “Introducción al estudio de la defensa de la Constitución en el ordenamiento mexicano”, “Ensayos sobre el derecho de amparo”, “Función constitucional del Ministerio Público”, “Los tribunales constitucionales y los derechos humanos”, “Reflexiones sobre el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana”, “Veinticinco años de evolución de la justicia constitucional (1940-1965)”, entre muchos otros.

Dentro de la enorme cantidad de merecidos reconocimientos que acumuló a lo largo de su fructífera y longeva vida, el maestro Fix recibió por ejemplo el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1982, el Premio UNESCO en 1986, el Premio Universidad Nacional en 1991, la Medalla Belisario Domínguez en 2002 y el Premio Nacional de Derechos Humanos en 2018. La sencillez del maestro no era propia de la recepción de tributos de este tipo, lo cual también evidencia su grandeza humana en cuanto tal.

Afortunadamente, en vida fue objeto de muchos homenajes sobre todo de índole académica, que era su esencia natural. Cabe resaltar como botones de muestra “Estudios en homenaje al doctor Héctor Fix-Zamudio en sus treinta años como investigador de las ciencias jurídicas”, “La ciencia del derecho procesal constitucional. Estudios en homenaje a Héctor Fix-Zamudio en sus cincuenta años como investigador del derecho” o “Derechos humanos y ombudsman en México. Selección de textos en homenaje a Héctor Fix-Zamudio”. Todos ellos son libros o colecciones de libros no sólo voluminosos sino de una altísima calidad en forma y fondo.

El académico que nos ocupa falleció a los 96 años y fue padre de otro gran jurista como fue Héctor Fix-Fierro, quien desafortunadamente partió de este plano el año pasado. Los dos ilustres miembros de la familia Fix seguramente ya se reencontraron en un lugar mejor y han de estar teniendo deliciosas discusiones jurídicas. La obra de ambos quedará para el recuerdo y el estudio permanente, pues sin duda es el mejor tipo de homenaje permanente que se puede llevar a cabo. Descansen en paz.

“El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”.- Aristóteles

La comunidad científica, investigativa, académica y jurídica del país se encuentra de luto por la reciente partida de don Héctor Fix-Zamudio.

Uno de los más brillantes juristas de la historia reciente en nuestro país, dueño de una vasta y prolífica obra escrita que queda para la posteridad, habiéndose caracterizado por sus muy relevantes aportaciones en áreas tan diversas como el Derecho Constitucional, el Derecho Procesal, los derechos humanos o el Derecho Administrativo. Adelantado a su tiempo y siempre con la vanguardia como estandarte, deja una profunda huella en el quehacer legal de México y de Iberoamérica.

Modelo de investigador comprometido, rechazó la función pública en múltiples ocasiones, salvo cuando ocupó la muy honrosa distinción de juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la cual incluso llegó a presidir. Constructor e impulsor de instituciones como el Ombudsman -hoy Ombudsperson-, deja un legado de honestidad intelectual y amor patrio.

Don Héctor fue un hombre metódico, sistemático y sabio. Su manera de escribir era sumamente clara y sencilla pero no por ello menos informada; no reñían, en efecto, el rigor metodológico con la precisión en el uso del lenguaje. Inventor de constructos académicos y jurídicos, contrastaba siempre sus fuentes de investigación y puntualizaba sus ideas propias. Marcó un antes y un después en el entorno investigativo de nuestra república y allende las fronteras.

Desde luego, sus construcciones teóricas fueron llevadas al terreno de la práctica, acentuando con ello su calidad. Fue forjador de varias generaciones no sólo en la Universidad Nacional Autónoma de México sino en otros centros de estudios, incluso entre quienes no tuvimos la oportunidad de ser sus alumnos de viva voz.

Fue autor de innumerables textos a manera de artículos y libros como “Constitución y proceso civil en Latinoamérica”, “Introducción al estudio de la defensa de la Constitución en el ordenamiento mexicano”, “Ensayos sobre el derecho de amparo”, “Función constitucional del Ministerio Público”, “Los tribunales constitucionales y los derechos humanos”, “Reflexiones sobre el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana”, “Veinticinco años de evolución de la justicia constitucional (1940-1965)”, entre muchos otros.

Dentro de la enorme cantidad de merecidos reconocimientos que acumuló a lo largo de su fructífera y longeva vida, el maestro Fix recibió por ejemplo el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1982, el Premio UNESCO en 1986, el Premio Universidad Nacional en 1991, la Medalla Belisario Domínguez en 2002 y el Premio Nacional de Derechos Humanos en 2018. La sencillez del maestro no era propia de la recepción de tributos de este tipo, lo cual también evidencia su grandeza humana en cuanto tal.

Afortunadamente, en vida fue objeto de muchos homenajes sobre todo de índole académica, que era su esencia natural. Cabe resaltar como botones de muestra “Estudios en homenaje al doctor Héctor Fix-Zamudio en sus treinta años como investigador de las ciencias jurídicas”, “La ciencia del derecho procesal constitucional. Estudios en homenaje a Héctor Fix-Zamudio en sus cincuenta años como investigador del derecho” o “Derechos humanos y ombudsman en México. Selección de textos en homenaje a Héctor Fix-Zamudio”. Todos ellos son libros o colecciones de libros no sólo voluminosos sino de una altísima calidad en forma y fondo.

El académico que nos ocupa falleció a los 96 años y fue padre de otro gran jurista como fue Héctor Fix-Fierro, quien desafortunadamente partió de este plano el año pasado. Los dos ilustres miembros de la familia Fix seguramente ya se reencontraron en un lugar mejor y han de estar teniendo deliciosas discusiones jurídicas. La obra de ambos quedará para el recuerdo y el estudio permanente, pues sin duda es el mejor tipo de homenaje permanente que se puede llevar a cabo. Descansen en paz.