/ jueves 21 de febrero de 2019

Dos Cataluñas

“Todos quieren ser amos y ninguno el dueño de sí mismo”.- Ugo Foscolo


Está disponible en Netflix un excelente documental llamado “Dos Cataluñas”, dirigido por Álvaro Longoria y Gerardo Olivares, el cual muestra las dos caras de la moneda de la política catalana de los últimos años, lo cual es de obligado análisis aunque no se sea español o catalán en razón de que muestra distintos desafíos para las sociedades contemporáneas, tales como el cosmopolitismo, el multiculturalismo, la soberanía, la democracia, el secesionismo, la autodeterminación de los pueblos, la regla de la mayoría, entre otros de igual importancia, los cuales en su conjunto sirven para reflexionar sobre las oportunidades y las alternativas de una ciudadanía globalizada.

La lucha de una parte de la sociedad catalana por lograr su independencia de España constituye el hilo conductor de la narrativa del documental, el cual, dicho sea de paso, ganó en días recientes el premio Cinema for Peace, aunque fue devuelto por el equipo de “Dos Cataluñas” al recibirlo de manos del expresidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puidgemont.

No obstante que Puidgemont es uno de los protagonistas centrales de la trama y de la pieza audiovisual, Longoria y Olivares justificaron su decisión en los siguientes términos: “Renunciamos al premio porque creemos que el acto de entrega no ha sido imparcial, le ha fallado a nuestra ética profesional y a uno de los principios claves de nuestro documental, la neutralidad”.

Más allá de esta polémica, lo que llama la atención como espectador y como ciudadano cosmopolita es la búsqueda emprendida por prácticamente la mitad de Cataluña en pos de su independización de España, lo cual en sí mismo nos lleva a una de las primeras inquietudes cuando se analiza como observador externo la cuestión catalana: ¿Cuál es en términos cuantitativos una mayoría lo suficientemente legitimada como para emprender un proceso de este tipo? ¿50+1? ¿Una mayoría calificada de dos terceras partes o de tres cuartas partes?

El sentimiento independentista ha aflorado en los últimos tiempos en Cataluña, sobre todo a raíz de que en 2010 se declararon inconstitucionales algunos extractos de su Estatuto de Autonomía por parte del Tribunal Constitucional, lo que en buena medida puede considerarse como el punto de inflexión que desencadenó los acontecimientos de los años recientes.

“Dos Cataluñas” tiene la virtud de ser un documento imparcial pero al mismo tiempo esclarecedor de la situación de fragmentación que ha predominado en esta pujante región ibérica. Porque así como existe una gran cantidad de personas que buscan la independencia y que se sienten catalanes más no españoles, hay otras cuya identidad es lo mismo tanto con Cataluña como con España, asumiendo que el elemento identitario del Estado autonómico en cuanto tal ha estado un tanto disperso en la era posfranquista y de la democracia propiamente dicha.

Una nación de naciones tiene sus propios vericuetos cuando se inserta en el fenómeno globalizador, dado que el elemento multicultural expresa un cúmulo desperdigado de conquistas y retos permanentes en lo social, lo político, lo lingüístico, entre otros aspectos de gran relevancia.

En “Dos Cataluñas” se explora la cuestión catalana desde los medios de comunicación tanto partidarios como contrarios a la independencia, desde figuras públicas situadas en uno y otro bando y, acaso lo más importante, desde la calle, acudiendo a la opinión de los ciudadanos que han visto cómo la ausencia de arrestos dialécticos ha generado una crisis económica, política y social que para nadie es buena.

Una interrogante que subyace en el film y en el análisis concienzudo de la cuestión catalana es la siguiente: Si se hubiese convocado desde hace algún tiempo a un referéndum de autodeterminación plenamente ajustado a la legalidad, ¿cuál opción hubiese sido la ganadora?

Algunos estudiosos del tema han referido que el “no” hubiese salido victorioso de forma clara, por lo que la política de Madrid ha sido errática en este sentido, ya que ha contribuido en buena medida a incrementar el nacionalismo imperante en Barcelona y sus alrededores. Recordemos que en democracia imperan las mayoría siempre y cuando no se violenten los derechos de las minorías. Lo que quiera la gente debe respetarse.

En estos días tiene lugar un juicio en el Tribunal Supremo ibérico para juzgar a los políticos presuntamente responsables del “procés” independentista. A como van las cosas, es probable que exista una sentencia condenatoria contra todos o la mayoría de los involucrados, pero en términos de cálculo político esto puede llegar a ser, de nuevo, contraproducente para el ánimo de un diálogo sincero, franco y sin ambages entre Madrid y Barcelona, aumentando los afanes emancipatorios y secesionistas. Incluso ya se ha deslizado la posibilidad de convocar a otro mecanismo de democracia directa en donde se vuelva a preguntar a la gente si se quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república. Veremos.

“Todos quieren ser amos y ninguno el dueño de sí mismo”.- Ugo Foscolo


Está disponible en Netflix un excelente documental llamado “Dos Cataluñas”, dirigido por Álvaro Longoria y Gerardo Olivares, el cual muestra las dos caras de la moneda de la política catalana de los últimos años, lo cual es de obligado análisis aunque no se sea español o catalán en razón de que muestra distintos desafíos para las sociedades contemporáneas, tales como el cosmopolitismo, el multiculturalismo, la soberanía, la democracia, el secesionismo, la autodeterminación de los pueblos, la regla de la mayoría, entre otros de igual importancia, los cuales en su conjunto sirven para reflexionar sobre las oportunidades y las alternativas de una ciudadanía globalizada.

La lucha de una parte de la sociedad catalana por lograr su independencia de España constituye el hilo conductor de la narrativa del documental, el cual, dicho sea de paso, ganó en días recientes el premio Cinema for Peace, aunque fue devuelto por el equipo de “Dos Cataluñas” al recibirlo de manos del expresidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puidgemont.

No obstante que Puidgemont es uno de los protagonistas centrales de la trama y de la pieza audiovisual, Longoria y Olivares justificaron su decisión en los siguientes términos: “Renunciamos al premio porque creemos que el acto de entrega no ha sido imparcial, le ha fallado a nuestra ética profesional y a uno de los principios claves de nuestro documental, la neutralidad”.

Más allá de esta polémica, lo que llama la atención como espectador y como ciudadano cosmopolita es la búsqueda emprendida por prácticamente la mitad de Cataluña en pos de su independización de España, lo cual en sí mismo nos lleva a una de las primeras inquietudes cuando se analiza como observador externo la cuestión catalana: ¿Cuál es en términos cuantitativos una mayoría lo suficientemente legitimada como para emprender un proceso de este tipo? ¿50+1? ¿Una mayoría calificada de dos terceras partes o de tres cuartas partes?

El sentimiento independentista ha aflorado en los últimos tiempos en Cataluña, sobre todo a raíz de que en 2010 se declararon inconstitucionales algunos extractos de su Estatuto de Autonomía por parte del Tribunal Constitucional, lo que en buena medida puede considerarse como el punto de inflexión que desencadenó los acontecimientos de los años recientes.

“Dos Cataluñas” tiene la virtud de ser un documento imparcial pero al mismo tiempo esclarecedor de la situación de fragmentación que ha predominado en esta pujante región ibérica. Porque así como existe una gran cantidad de personas que buscan la independencia y que se sienten catalanes más no españoles, hay otras cuya identidad es lo mismo tanto con Cataluña como con España, asumiendo que el elemento identitario del Estado autonómico en cuanto tal ha estado un tanto disperso en la era posfranquista y de la democracia propiamente dicha.

Una nación de naciones tiene sus propios vericuetos cuando se inserta en el fenómeno globalizador, dado que el elemento multicultural expresa un cúmulo desperdigado de conquistas y retos permanentes en lo social, lo político, lo lingüístico, entre otros aspectos de gran relevancia.

En “Dos Cataluñas” se explora la cuestión catalana desde los medios de comunicación tanto partidarios como contrarios a la independencia, desde figuras públicas situadas en uno y otro bando y, acaso lo más importante, desde la calle, acudiendo a la opinión de los ciudadanos que han visto cómo la ausencia de arrestos dialécticos ha generado una crisis económica, política y social que para nadie es buena.

Una interrogante que subyace en el film y en el análisis concienzudo de la cuestión catalana es la siguiente: Si se hubiese convocado desde hace algún tiempo a un referéndum de autodeterminación plenamente ajustado a la legalidad, ¿cuál opción hubiese sido la ganadora?

Algunos estudiosos del tema han referido que el “no” hubiese salido victorioso de forma clara, por lo que la política de Madrid ha sido errática en este sentido, ya que ha contribuido en buena medida a incrementar el nacionalismo imperante en Barcelona y sus alrededores. Recordemos que en democracia imperan las mayoría siempre y cuando no se violenten los derechos de las minorías. Lo que quiera la gente debe respetarse.

En estos días tiene lugar un juicio en el Tribunal Supremo ibérico para juzgar a los políticos presuntamente responsables del “procés” independentista. A como van las cosas, es probable que exista una sentencia condenatoria contra todos o la mayoría de los involucrados, pero en términos de cálculo político esto puede llegar a ser, de nuevo, contraproducente para el ánimo de un diálogo sincero, franco y sin ambages entre Madrid y Barcelona, aumentando los afanes emancipatorios y secesionistas. Incluso ya se ha deslizado la posibilidad de convocar a otro mecanismo de democracia directa en donde se vuelva a preguntar a la gente si se quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república. Veremos.