/ domingo 16 de agosto de 2020

Durango, de los rumores a la ciencia ficción

No sabemos si a usted le ha sucedido que cuando va a un restaurante a tomar un café alguien en la mesa le dice “ten cuidado con los comentarios que haces sobre algún funcionario público, porque es posible que tengamos micrófonos ocultos debajo de la mesa”. Eso estuvo muy de moda hace dos sexenios, cuando se aseguraba que los restaurantes eran centros de espionaje. Ya ha pasado el tiempo, Durango entró a la modernidad, y con ello al supuesto espionaje artesanal lo sustituye el de alta tecnología, y ahora con sofisticados aparatos cualquier persona con mínimos conocimientos sobre la materia interviene conversaciones telefónicas, hackea cuentas, roba identidades, publica fake news, sabe donde está una persona y, como dijo Pedro Ferriz, un mundo nos vigila.

Toda esta tecnología la utiliza el Estado mexicano como centros de inteligencia, y los particulares, que tienen poder económico para espiar por su cuenta, han logrado quitarle el sabor al chisme y al rumor cuando sacamos al politólogo que llevamos dentro a la hora del café o del desayuno en famosos restaurantes del Centro Histórico. Cuando el presidente Jorge Salum del Palacio tuvo un problema de salud, encontrándose en atención médica, en cuestión de minutos corrió el rumor de que la Comisión del Congreso citaría a un periodo extraordinario de sesiones para nombrar al nuevo presidente municipal interino. Algunos funcionarios del gabinete municipal declararon a los medios que en ausencia del presidente ellos estaban asumiendo sus funciones. “¡Háigase visto!” Y, con la pena, al otro día tuvieron que corregir la plana, porque Jorge Salum seguía siendo el presidente municipal en funciones.

En recientes acontecimientos, el presidente de la Barra de Abogados, para pedir la salida del presidente del Tribunal Superior de Justicia, se manifestó frente al Tribunal. Por ello fue detenido, al igual que sus hijos menores. Todavía no llegaban a la Fiscalía, cuando en las redes se decía que había renunciado Esteban Calderón Rosas y que el magistrado Benavente entraría al relevo. Otro caso emblemático de rumores fue cuando José Ramón Enríquez Herrera “regresó a sus orígenes de la izquierda”, por el solo hecho de haberse sumado a la bancada de Morena. Bastaron solo unos minutos para que los politólogos en las redes sociales lo hicieran candidato de Morena al gobierno del estado y, por supuesto, a punto estuvieron de entregarle la constancia de mayoría como gobernador electo. Sus voceros Ernesto Aguilar y Juan Carlos Corral tendrán que seguir enfriando las botellas de champagne para otra ocasión.

La cereza del pastel de los rumores y la ciencia ficción en Durango son las renuncias y cambios de los gobiernos municipal y estatal que piden los expertos, mínimo una vez al mes. Pero como siempre pasa en estos temas, no son todos los que están, ni están todos los que son. Más tardó el gobernador del estado en nombrar su gabinete que en que los politólogos le pidieran que renunciaran algunos, porque eran priistas o expriistas, y que no tenían cabida en un gobierno panista. Y ya que hablamos de mujeres y traiciones, recién anunció el gobernador en su cuenta de Twitter que había dado positivo a un examen de Covid, algunos soltaron el rumor de que en realidad estaba preparando su defensa por el caso Lozoya. Han pasado los días, la carpeta de investigación avanza, y en conferencias de prensa dadas por el Fiscal General de la República no menciona nombres, pero todos sabemos que se trata de los panistas Ricardo Anaya, Ernesto Cordero, Francisco García Cabeza de Vaca y, entre otros, el gobernador de Querétaro.

O al menos son los que se mencionan a nivel nacional.

No sabemos si a usted le ha sucedido que cuando va a un restaurante a tomar un café alguien en la mesa le dice “ten cuidado con los comentarios que haces sobre algún funcionario público, porque es posible que tengamos micrófonos ocultos debajo de la mesa”. Eso estuvo muy de moda hace dos sexenios, cuando se aseguraba que los restaurantes eran centros de espionaje. Ya ha pasado el tiempo, Durango entró a la modernidad, y con ello al supuesto espionaje artesanal lo sustituye el de alta tecnología, y ahora con sofisticados aparatos cualquier persona con mínimos conocimientos sobre la materia interviene conversaciones telefónicas, hackea cuentas, roba identidades, publica fake news, sabe donde está una persona y, como dijo Pedro Ferriz, un mundo nos vigila.

Toda esta tecnología la utiliza el Estado mexicano como centros de inteligencia, y los particulares, que tienen poder económico para espiar por su cuenta, han logrado quitarle el sabor al chisme y al rumor cuando sacamos al politólogo que llevamos dentro a la hora del café o del desayuno en famosos restaurantes del Centro Histórico. Cuando el presidente Jorge Salum del Palacio tuvo un problema de salud, encontrándose en atención médica, en cuestión de minutos corrió el rumor de que la Comisión del Congreso citaría a un periodo extraordinario de sesiones para nombrar al nuevo presidente municipal interino. Algunos funcionarios del gabinete municipal declararon a los medios que en ausencia del presidente ellos estaban asumiendo sus funciones. “¡Háigase visto!” Y, con la pena, al otro día tuvieron que corregir la plana, porque Jorge Salum seguía siendo el presidente municipal en funciones.

En recientes acontecimientos, el presidente de la Barra de Abogados, para pedir la salida del presidente del Tribunal Superior de Justicia, se manifestó frente al Tribunal. Por ello fue detenido, al igual que sus hijos menores. Todavía no llegaban a la Fiscalía, cuando en las redes se decía que había renunciado Esteban Calderón Rosas y que el magistrado Benavente entraría al relevo. Otro caso emblemático de rumores fue cuando José Ramón Enríquez Herrera “regresó a sus orígenes de la izquierda”, por el solo hecho de haberse sumado a la bancada de Morena. Bastaron solo unos minutos para que los politólogos en las redes sociales lo hicieran candidato de Morena al gobierno del estado y, por supuesto, a punto estuvieron de entregarle la constancia de mayoría como gobernador electo. Sus voceros Ernesto Aguilar y Juan Carlos Corral tendrán que seguir enfriando las botellas de champagne para otra ocasión.

La cereza del pastel de los rumores y la ciencia ficción en Durango son las renuncias y cambios de los gobiernos municipal y estatal que piden los expertos, mínimo una vez al mes. Pero como siempre pasa en estos temas, no son todos los que están, ni están todos los que son. Más tardó el gobernador del estado en nombrar su gabinete que en que los politólogos le pidieran que renunciaran algunos, porque eran priistas o expriistas, y que no tenían cabida en un gobierno panista. Y ya que hablamos de mujeres y traiciones, recién anunció el gobernador en su cuenta de Twitter que había dado positivo a un examen de Covid, algunos soltaron el rumor de que en realidad estaba preparando su defensa por el caso Lozoya. Han pasado los días, la carpeta de investigación avanza, y en conferencias de prensa dadas por el Fiscal General de la República no menciona nombres, pero todos sabemos que se trata de los panistas Ricardo Anaya, Ernesto Cordero, Francisco García Cabeza de Vaca y, entre otros, el gobernador de Querétaro.

O al menos son los que se mencionan a nivel nacional.