/ lunes 11 de julio de 2022

Economía en riesgo

En medio de pleitos políticos que dividen y provocan violencia, de guerras bélica y comercial, y una pandemia que amenaza incremento en contagios, la población sufre los embates del alza inmoderada en los precios de bienes y servicios básicos, con una inflación interanual que llegó al 7.99% al terminar junio, y la expectativa de que el encarecimiento en los productos de primera necesidad habrá de continuar.

El panorama no luce nada halagüeño para los ciudadanos, que además de sufrir en “sus bolsillos” los efectos globales de la invasión rusa a Ucrania, y resentir el regreso de las restricciones sanitarias en la vida cotidiana, tienen problemas para adquirir los alimentos y bienes esenciales para el diario sustento de las familias.

Pareciera que las autoridades quisieran distraer a la sociedad de la realidad económica en que viven, con escándalos políticos ¿prefabricados?, socializados a través de los medios de comunicación convencionales y redes sociales.

Y aunado a ese ambiente de “estrés económico” en los hogares, llegan las benditas vacaciones de verano, con la conclusión del ciclo escolar, lo que también significará recurrir a los nefastos créditos para poder asistir a los centros de recreación y esparcimiento, lo que indudablemente habrá de complicar mayormente la economía familiar.

La perspectiva inflacionaria habrá de continuar latente durante los siguientes meses, de acuerdo a las cifras dadas a conocer por el INEGI, que registró como factores responsables de lo que sucede, a incrementos promedio de un 13.4% en los alimentos naturales y procesados, además de que los insumos para la producción agropecuaria se han elevado hasta un 15 por ciento.

La economía se encuentra “prendida con alfileres”, a consecuencia de los subsidios gubernamentales a los precios de las gasolinas, que tendrían un valor superior al actual, de no aplicárseles la inyección financiera. Esta situación provoca el riesgo de que el índice de precios al consumidor escale aún más de lo que registra en la actualidad.

A las amas de casa ya no les alcanza el “chivo” que les entregan los proveedores del hogar, para adquirir los artículos que requieren para el diario sustento. Y además los servicios de electricidad y agua potable, inexplicablemente también han elevado sus cobros.

En el gobierno federal pareciera que no se han dado cuenta de lo que sucede, y se dedican más a promover las disputas que generan alboroto mediático, y por ende, alientan la polarización entre los mexicanos, incluso en el seno de los hogares.

Ojalá que las supuestas investigaciones por enriquecimiento inexplicable de ex presidentes y actuales dirigentes partidistas, fueran reales y no solamente acciones para ocultar lo sustancial que afecta a todos.

A nivel local, las autoridades electas que asumirán la responsabilidad en septiembre, tienen ante sí un panorama financiero sombrío, que, sumado a la precaria economía de las familias, podría complicarles la gobernabilidad.

En medio de pleitos políticos que dividen y provocan violencia, de guerras bélica y comercial, y una pandemia que amenaza incremento en contagios, la población sufre los embates del alza inmoderada en los precios de bienes y servicios básicos, con una inflación interanual que llegó al 7.99% al terminar junio, y la expectativa de que el encarecimiento en los productos de primera necesidad habrá de continuar.

El panorama no luce nada halagüeño para los ciudadanos, que además de sufrir en “sus bolsillos” los efectos globales de la invasión rusa a Ucrania, y resentir el regreso de las restricciones sanitarias en la vida cotidiana, tienen problemas para adquirir los alimentos y bienes esenciales para el diario sustento de las familias.

Pareciera que las autoridades quisieran distraer a la sociedad de la realidad económica en que viven, con escándalos políticos ¿prefabricados?, socializados a través de los medios de comunicación convencionales y redes sociales.

Y aunado a ese ambiente de “estrés económico” en los hogares, llegan las benditas vacaciones de verano, con la conclusión del ciclo escolar, lo que también significará recurrir a los nefastos créditos para poder asistir a los centros de recreación y esparcimiento, lo que indudablemente habrá de complicar mayormente la economía familiar.

La perspectiva inflacionaria habrá de continuar latente durante los siguientes meses, de acuerdo a las cifras dadas a conocer por el INEGI, que registró como factores responsables de lo que sucede, a incrementos promedio de un 13.4% en los alimentos naturales y procesados, además de que los insumos para la producción agropecuaria se han elevado hasta un 15 por ciento.

La economía se encuentra “prendida con alfileres”, a consecuencia de los subsidios gubernamentales a los precios de las gasolinas, que tendrían un valor superior al actual, de no aplicárseles la inyección financiera. Esta situación provoca el riesgo de que el índice de precios al consumidor escale aún más de lo que registra en la actualidad.

A las amas de casa ya no les alcanza el “chivo” que les entregan los proveedores del hogar, para adquirir los artículos que requieren para el diario sustento. Y además los servicios de electricidad y agua potable, inexplicablemente también han elevado sus cobros.

En el gobierno federal pareciera que no se han dado cuenta de lo que sucede, y se dedican más a promover las disputas que generan alboroto mediático, y por ende, alientan la polarización entre los mexicanos, incluso en el seno de los hogares.

Ojalá que las supuestas investigaciones por enriquecimiento inexplicable de ex presidentes y actuales dirigentes partidistas, fueran reales y no solamente acciones para ocultar lo sustancial que afecta a todos.

A nivel local, las autoridades electas que asumirán la responsabilidad en septiembre, tienen ante sí un panorama financiero sombrío, que, sumado a la precaria economía de las familias, podría complicarles la gobernabilidad.