/ sábado 8 de junio de 2019

Eduardo Medina Mora en el ojo del huracán

El “Eliot Ness” titular de inteligencia financiera, Santiago Nieto, ha tomado muy en serio lo de “cero tolerancia” en el tema de la corrupción. Por lo pronto, ya metió en serios problemas al presidente del Consejo de Administración de Altos Hornos de México, Alonso Ancira Elizondo. Dicho personaje se encuentra en prisión preventiva allá en España, mientras se llevan a cabo los procedimientos para su posible extradición. Emilio Lozoya, con todo y amparos y suspensiones provisionales, podría ser vinculado a proceso para que el Estado mexicano demuestre su culpabilidad. El tiempo lo dirá. Por lo pronto, en México hasta hace unos meses a la clase privilegiada de este país no se le tocaba ni con el pétalo de una rosa, salvo los ajustes entre ellos mismos.

Claro que algunos ministros de la Corte se han visto envueltos en algunos escándalos, como Góngora Pimentel debido a asuntos de índole familiar. José Mario Pardo Rebolledo por tener a su hija Daniela Pardo Soto cobrando un sueldo de 95 mil pesos mensuales en la nómina del Poder Judicial. Esta es una clara muestra del nepotismo que impera hasta la fecha en el Poder Judicial. Pero Eduardo Medina Mora es otra historia. Desde la National Crime Agency del gobierno británico, mediante lo que ellos llaman “actividad sospechosa”, lanzaron una acusación por movimientos financieros de 2 millones de euros que no coinciden con su salario como ministro de la Corte. Para variar, Estados Unidos puso su granito de arena al dar información de transferencias millonarias de Medina Mora que nada tienen que ver con sus ingresos. Claro que el ministro en apuros, en su derecho de réplica, dice que todo se lo debe a su difunta esposa, que fue socia de una importante empresa.

Amigo de Enrique Peña Nieto, don Eduardo hizo valer su amistad con el entonces presidente de México, quien lo propuso en la terna para ser ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y los Senadores se encargaron del resto. Medina Mora en su momento fue muy cuestionado por no tener carrera judicial, ocupó puestos importantes en los gobiernos panistas y priistas, y como premio lo hicieron embajador de México en el Reino Unido y de la embajada mexicana en Washington lo habilitaron como ministro de la SCJN. Los que conocen historias de ministros que se han metido en problemas incluyen a don Alberto Pérez Payán, conocido como el “ministro de la Champions”, pero ninguno se compara con el problema en el que está metido Medina Mora. Una cosa es que a un ministro le guste andar dando conferencias en España sobre convencionalidad y arbitraje en el futbol y otra hacer transferencias de millones de euros y dólares en los bancos más famosos del mundo que no tienen justificación alguna.

Nadie puede meter las manos al fuego por el Poder Judicial en México. Casos recientes como el de Nayarit, donde jueces, magistrados, actuarios y hasta despachos de famosos abogados están inmersos en un fraude a derechohabientes del Infonavit. Lo mismo de jueces y magistrados de circuito en Jalisco, poniendo en libertad a gente muy importante, y como resultado se detectaron transferencias millonarias que nunca las hubieran hecho con su sueldo. No sabemos cómo terminará el caso Medina Mora, pero por lo pronto es un mensaje a todos los integrantes del Poder Judicial, desde jueces, magistrados, miembros del Consejo de la Judicatura Federal y ministros de la SCJN. El Poder Judicial es, quizá, el único órgano autónomo del que se espera imparta justicia a los mexicanos.

Como alguien decía: para acabar con la impunidad y la corrupción, hay que empezar con los de arriba.

El “Eliot Ness” titular de inteligencia financiera, Santiago Nieto, ha tomado muy en serio lo de “cero tolerancia” en el tema de la corrupción. Por lo pronto, ya metió en serios problemas al presidente del Consejo de Administración de Altos Hornos de México, Alonso Ancira Elizondo. Dicho personaje se encuentra en prisión preventiva allá en España, mientras se llevan a cabo los procedimientos para su posible extradición. Emilio Lozoya, con todo y amparos y suspensiones provisionales, podría ser vinculado a proceso para que el Estado mexicano demuestre su culpabilidad. El tiempo lo dirá. Por lo pronto, en México hasta hace unos meses a la clase privilegiada de este país no se le tocaba ni con el pétalo de una rosa, salvo los ajustes entre ellos mismos.

Claro que algunos ministros de la Corte se han visto envueltos en algunos escándalos, como Góngora Pimentel debido a asuntos de índole familiar. José Mario Pardo Rebolledo por tener a su hija Daniela Pardo Soto cobrando un sueldo de 95 mil pesos mensuales en la nómina del Poder Judicial. Esta es una clara muestra del nepotismo que impera hasta la fecha en el Poder Judicial. Pero Eduardo Medina Mora es otra historia. Desde la National Crime Agency del gobierno británico, mediante lo que ellos llaman “actividad sospechosa”, lanzaron una acusación por movimientos financieros de 2 millones de euros que no coinciden con su salario como ministro de la Corte. Para variar, Estados Unidos puso su granito de arena al dar información de transferencias millonarias de Medina Mora que nada tienen que ver con sus ingresos. Claro que el ministro en apuros, en su derecho de réplica, dice que todo se lo debe a su difunta esposa, que fue socia de una importante empresa.

Amigo de Enrique Peña Nieto, don Eduardo hizo valer su amistad con el entonces presidente de México, quien lo propuso en la terna para ser ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y los Senadores se encargaron del resto. Medina Mora en su momento fue muy cuestionado por no tener carrera judicial, ocupó puestos importantes en los gobiernos panistas y priistas, y como premio lo hicieron embajador de México en el Reino Unido y de la embajada mexicana en Washington lo habilitaron como ministro de la SCJN. Los que conocen historias de ministros que se han metido en problemas incluyen a don Alberto Pérez Payán, conocido como el “ministro de la Champions”, pero ninguno se compara con el problema en el que está metido Medina Mora. Una cosa es que a un ministro le guste andar dando conferencias en España sobre convencionalidad y arbitraje en el futbol y otra hacer transferencias de millones de euros y dólares en los bancos más famosos del mundo que no tienen justificación alguna.

Nadie puede meter las manos al fuego por el Poder Judicial en México. Casos recientes como el de Nayarit, donde jueces, magistrados, actuarios y hasta despachos de famosos abogados están inmersos en un fraude a derechohabientes del Infonavit. Lo mismo de jueces y magistrados de circuito en Jalisco, poniendo en libertad a gente muy importante, y como resultado se detectaron transferencias millonarias que nunca las hubieran hecho con su sueldo. No sabemos cómo terminará el caso Medina Mora, pero por lo pronto es un mensaje a todos los integrantes del Poder Judicial, desde jueces, magistrados, miembros del Consejo de la Judicatura Federal y ministros de la SCJN. El Poder Judicial es, quizá, el único órgano autónomo del que se espera imparta justicia a los mexicanos.

Como alguien decía: para acabar con la impunidad y la corrupción, hay que empezar con los de arriba.