/ miércoles 6 de mayo de 2020

El camino real y los presidios en Durango

A partir de la segunda mitad del siglo XVI, se inicia la conquista de los estados del Septentrión Novohispano, y empieza a esbozarse el Camino Real Tierra Adentro, correspondiente al Norte de México.

Entrando por el territorio que se conocía como La Nueva Vizcaya por el lindero oriental de la Sierra Madre Occidental, desde la ciudad de Zacatecas, terminando en Santa Fe, Nuevo México, alcanzando una longitud máxima de 2,900 kilómetros lineales.

A mitad del siglo XVI los expedicionarios españoles recorrieron los vastos territorios del norte, destacando en esta aventura el capitán Francisco de Ibarra en el año de 1554, quien en compañía de Rodrigo del Río realiza excursiones y de esa manera descubren algunas minas.

A raíz de estos descubrimientos se abrió un camino nuevo siguiendo la sierra para comunicar la costa con el altiplano, continuado con la fundación de la Villa de Durango. Poco después Francisco de Ibarra encomendó a Rodrigo del Río de Losa en el año de 1567, para que se dirigiera al norte de Indé, y más adelante fundó Santa Bárbara, poblado que con el tiempo pasó a ser uno de los más importantes de la Nueva Vizcaya.

El resultado de estas expediciones fueron el descubrimiento y conquista de nuevas poblaciones y ciudades ricas, que se encontraban por los caminos, como Aztatlán, Chiametla que fue el centro de operaciones de Francisco de Ibarra; Papasquiaro, Topia, Paquimé y Cíbola. Los españoles dentro de sus expediciones fueron en la búsqueda de los ricos minerales, de los cuales se formaron los reales de minas.

Así mismo las poblaciones se convirtieron en villas, como San Juan del Río, Santiago Papasquiaro, Nombre de Dios y Durango, que se le conocía como Guadiana, éstos fueron los puntos donde partió la ruta del Camino Real de Tierra Adentro.

Surgiendo la necesidad de los traslados de la plata de las minas descubiertas hacia el centro del país y la protección de las rutas por donde transitaban los metales preciosos, garantizando la seguridad de las carretas y pasajeros.

El Camino Real contó con el paso del tiempo con varias rutas, siendo la primera comunicación hacia el norte de la Villa de Durango, el que se conectaba con las minas de San José de Avino, continuando al pueblo de Peñón Blanco, las minas de Cuencamé (Velardeña) y Mapimí, de ahí se continuaba a Saltillo, que era el último asentamiento perteneciente a la Nueva Vizcaya.

El segundo camino se repartía hacia el norte llegando a algunas haciendas como La Sauceda, de ahí se separaba el camino por un ramal hacia el oriente con dirección a San Juan del Río y Valle de Palmito en Rodeo, pasando el Río Nazas, atravesando por las llanuras de la Zarca, siguiendo el camino por San Julián, San José de Ramos e Indé. En 1631, a partir del auge minero en Parral, las políticas económicas de la Nueva Vizcaya auspiciadas por las autoridades virreinales, cuya capital estaba establecida en la Ciudad de Durango, éstas se trasladan al Real de Parral.

Los movimientos poblacionales, provocan que la ruta principal del camino tenga un cambio en el cual Zacatecas se comunicaría con la nueva Capital de la Nueva Vizcaya, entre Río Grande, San Juan del Mezquital y Cuencamé; sin la necesidad de pasar por Durango.

El surgimiento de San José del Parral, provocó un levantamiento de grupos indígenas llamados tobosos, acoclameses y Cocoyomes, causando mucho daño; por lo que se fundó en 1646, el presidio de San Miguel de Cerro Gordo; ubicado al norte de la llanura de la Zarca.

El presidio de San Miguel de Cerro Gordo hoy Villa Hidalgo, fue un espacio despoblado donde estaba situada la hacienda de la Zarca además de pequeños ranchos a orillas del Río Nazas, los cuales ofrecían una escasa protección a los convoyes y trenes de carros que transitaban por el camino. Fue así que para darle solución al problema de la inseguridad se crearon en 1685, los presidios de la Purísima Concepción de Pasaje, San Pedro del Gallo y Conchos.

Uno de los pasos para las caravanas que transitaban por el Camino Real fue el vado del Río Nazas entre Cuencamé y Pasaje y para protegerlo los jesuitas formaron en 1705 la misión de 5 Señores del Río Nazas, con un grupo de tarahumaras, cabezas y bausirogames, procedentes de Coahuila.

En 1732 un grupo de apaches procedentes del norte irrumpieron en la Nueva Vizcaya, por lo que la línea de presidios de la provincia se trasladó a las orillas del Bravo y los presidios de Cerro Gordo y San Pedro del Gallo se suprimieron en 1751, quedando como poblados vecinos.

Los constantes ataques de los indígenas continuaron durante el siglo siguiente, por lo cual se fundó el poblado de San Luis del Cordero, el 12 de agosto de 1805, para proteger el tramo entre Nazas y el San Pedro del Gallo.

A partir de la segunda mitad del siglo XVI, se inicia la conquista de los estados del Septentrión Novohispano, y empieza a esbozarse el Camino Real Tierra Adentro, correspondiente al Norte de México.

Entrando por el territorio que se conocía como La Nueva Vizcaya por el lindero oriental de la Sierra Madre Occidental, desde la ciudad de Zacatecas, terminando en Santa Fe, Nuevo México, alcanzando una longitud máxima de 2,900 kilómetros lineales.

A mitad del siglo XVI los expedicionarios españoles recorrieron los vastos territorios del norte, destacando en esta aventura el capitán Francisco de Ibarra en el año de 1554, quien en compañía de Rodrigo del Río realiza excursiones y de esa manera descubren algunas minas.

A raíz de estos descubrimientos se abrió un camino nuevo siguiendo la sierra para comunicar la costa con el altiplano, continuado con la fundación de la Villa de Durango. Poco después Francisco de Ibarra encomendó a Rodrigo del Río de Losa en el año de 1567, para que se dirigiera al norte de Indé, y más adelante fundó Santa Bárbara, poblado que con el tiempo pasó a ser uno de los más importantes de la Nueva Vizcaya.

El resultado de estas expediciones fueron el descubrimiento y conquista de nuevas poblaciones y ciudades ricas, que se encontraban por los caminos, como Aztatlán, Chiametla que fue el centro de operaciones de Francisco de Ibarra; Papasquiaro, Topia, Paquimé y Cíbola. Los españoles dentro de sus expediciones fueron en la búsqueda de los ricos minerales, de los cuales se formaron los reales de minas.

Así mismo las poblaciones se convirtieron en villas, como San Juan del Río, Santiago Papasquiaro, Nombre de Dios y Durango, que se le conocía como Guadiana, éstos fueron los puntos donde partió la ruta del Camino Real de Tierra Adentro.

Surgiendo la necesidad de los traslados de la plata de las minas descubiertas hacia el centro del país y la protección de las rutas por donde transitaban los metales preciosos, garantizando la seguridad de las carretas y pasajeros.

El Camino Real contó con el paso del tiempo con varias rutas, siendo la primera comunicación hacia el norte de la Villa de Durango, el que se conectaba con las minas de San José de Avino, continuando al pueblo de Peñón Blanco, las minas de Cuencamé (Velardeña) y Mapimí, de ahí se continuaba a Saltillo, que era el último asentamiento perteneciente a la Nueva Vizcaya.

El segundo camino se repartía hacia el norte llegando a algunas haciendas como La Sauceda, de ahí se separaba el camino por un ramal hacia el oriente con dirección a San Juan del Río y Valle de Palmito en Rodeo, pasando el Río Nazas, atravesando por las llanuras de la Zarca, siguiendo el camino por San Julián, San José de Ramos e Indé. En 1631, a partir del auge minero en Parral, las políticas económicas de la Nueva Vizcaya auspiciadas por las autoridades virreinales, cuya capital estaba establecida en la Ciudad de Durango, éstas se trasladan al Real de Parral.

Los movimientos poblacionales, provocan que la ruta principal del camino tenga un cambio en el cual Zacatecas se comunicaría con la nueva Capital de la Nueva Vizcaya, entre Río Grande, San Juan del Mezquital y Cuencamé; sin la necesidad de pasar por Durango.

El surgimiento de San José del Parral, provocó un levantamiento de grupos indígenas llamados tobosos, acoclameses y Cocoyomes, causando mucho daño; por lo que se fundó en 1646, el presidio de San Miguel de Cerro Gordo; ubicado al norte de la llanura de la Zarca.

El presidio de San Miguel de Cerro Gordo hoy Villa Hidalgo, fue un espacio despoblado donde estaba situada la hacienda de la Zarca además de pequeños ranchos a orillas del Río Nazas, los cuales ofrecían una escasa protección a los convoyes y trenes de carros que transitaban por el camino. Fue así que para darle solución al problema de la inseguridad se crearon en 1685, los presidios de la Purísima Concepción de Pasaje, San Pedro del Gallo y Conchos.

Uno de los pasos para las caravanas que transitaban por el Camino Real fue el vado del Río Nazas entre Cuencamé y Pasaje y para protegerlo los jesuitas formaron en 1705 la misión de 5 Señores del Río Nazas, con un grupo de tarahumaras, cabezas y bausirogames, procedentes de Coahuila.

En 1732 un grupo de apaches procedentes del norte irrumpieron en la Nueva Vizcaya, por lo que la línea de presidios de la provincia se trasladó a las orillas del Bravo y los presidios de Cerro Gordo y San Pedro del Gallo se suprimieron en 1751, quedando como poblados vecinos.

Los constantes ataques de los indígenas continuaron durante el siglo siguiente, por lo cual se fundó el poblado de San Luis del Cordero, el 12 de agosto de 1805, para proteger el tramo entre Nazas y el San Pedro del Gallo.