Históricamente la cultura en nuestro país, nunca ha sido bien vista por las y los que ejercen el poder. Por lo general, a las y a los creadores de arte los consideran subversivos y un peligro para el orden establecido. En contra parte, para contrarrestar las críticas al poder, la clase política mexicana desde hace mucho tiempo se sacó un as de la manga: tener sus propias políticas culturales. Esta política de Estado le ha hecho mucho daño a la cultura y a los verdaderos artistas creadores e independientes.
Hace algún tiempo estuvo en Durango Susana Harp, encargada en su momento de los diálogos para la cultura. A este evento, asistieron integrantes de la comunidad cultural de Durango y se habló con libertad y cada quien dijo “cómo le fue en la feria, donde hay hasta milagros”. Lo más rescatable de este encuentro con Susana Harp, fueron dos denuncias que hasta el día de hoy, no han sido resueltas: el centralismo y la burocracia que son los responsables de aplicar las políticas culturales.
Tenemos un ejemplo reciente: hace unos días, estuvo en Durango la actual secretaria de cultura Alejandra Frausto Guerrero. Su visita se puede calificar como un viaje de “turismo cultural”. Quizá se quedó sin aliento dicha funcionaria, con el panorama que le presentaron los responsables de la cultura estatal. Ignoramos si la secretaria de cultura no está informada o se hizo de la “vista gorda”. A casi dos años de la actual administración, nos enteramos de que por fin el ICED al cargo de Francisco Javier Pérez Meza, hizo llegar a todos los rincones del Estado la cultura. No sabemos a que Estado del país se refirieron. Podemos resumir en pocas palabras, las políticas culturales de Estado con los gobiernos del PRI y del PAN: han sido un total fracaso y más aún, el derecho humano a la cultura se lo han pasado por el arco del triunfo. En el actual sexenio, tal parece que en el tema de la cultura todo cambio para que todo siga igual. No se ha podido erradicar el centralismo cultural que se ejerce desde la CDMX. Tampoco, no han podido los gobernantes en turno eliminar a la burocracia cultural que nos cuesta miles de millones de pesos de nuestros impuestos y son, los privilegiados junto con sus amigas y amigos de la “cultura”.
Hoy que tenemos por primera vez, en la presidencia de la República a una mujer de izquierda, debe llevar a cabo una política cultural de izquierda. En una ocasión, Carlos Monsiváis le contestó a Octavio Paz: “Es muy difícil sostener que la izquierda sufra una suerte de parálisis intelectual y que la izquierda, con todas sus limitaciones, sigue siendo la alternativa más coherente y valiosa para el país”. Esperamos que la nueva secretaria de cultura Claudia Curiel de Icaza, por fin, pueda implementar la política cultural a la que tenemos derecho en este país y no sea más de lo mismo. Ya no hay excusas, para que en el tema de la cultura nos sigan dando “atole con el dedo”.