/ miércoles 20 de julio de 2022

El constructor de la crónica

Hace algunos días falleció el maestro Heriberto Hernández Velázquez, cronista de Nombre de Dios, Durango, un hombre que nació para servir y educar.

Lo conocí en la década de los noventa en la ciudad de Durango, en virtud de la convocatoria emitida por la señora Elvira Díaz de Silerio, presidenta del DIF estatal, para la conformación de la Unión de Cronistas Municipales del Estado de Durango, una tarea en la que estuvo involucrado el propio mandatario duranguense Maximiliano Silerio Esparza.

En la reunión de cronistas municipales efectuada en el año de 1997, se propuso la fundación de una asociación que representara los intereses de los escasos cronistas municipales existentes en aquel momento y que a la postre representaría un antes y un después para la crónica municipal. Ahí fue donde advertí la calidad moral y personal del maestro Heriberto Hernández Velázquez, quien tras una votación por parte de quien asistimos de los diferentes municipios de la entidad, lo designamos nuestro primer presidente de la Unión de Cronistas Municipales del Estado de Durango.

A 35 años de distancia una asociación civil consolidada que nació con buena estrella, bajo la dirección y tutela del maestro Heriberto Hernández. Como escritor y cronista, el maestro Heriberto prodigó un profundo amor a su tierra. El solo referir “El terruño” es algo que se lleva adentro, que se siente en cada palpitar de nuestra vida; a él entregamos el sentimiento y nuestras ansias; por él nuestra nostalgia y nuestro canto; nuestro gemir hecho verso y hecho nota; nuestro suspiro hecho canción¨.

Esa fue la manera en la que el maestro Heriberto concibió su acendrada pasión por la tierra que lo vio nacer. Fue fundador de la asociación civil “Investigadores y Guardianes de la Historia de Nombre de Dios”, así mismo del Museo Comunitario “Contalpa”. Así fue la fructífera existencia del maestro Heriberto Hernández, a quien su pasión por la escritura y la crónica la reflejó en sus obras literarias, que abordan puntualmente la historia de Nombre de Dios, a través de anécdotas, crónicas, cuentos, leyendas y poemas.

Escuchar al maestro Heriberto, siempre resultó una delicia, toda vez que desbordaba una indescriptible pasión y un conocimiento amplio de su teruño.

Como docente dejó una huella perdurable en sus alumnos, fue un reconocido maestro en la Normal Superior de Durango y en la Escuela Normal Experimental Carlos A. Carrillo en Santa María del Oro, solía referir que la memoria colectiva precisa de sólidos cimientos y de una base firme a la vista de todos, para que, en nuestros pueblos y comunidades, nos recordara diariamente lo que somos, de dónde venimos, y a dónde pretendemos llegar.

Esa fue la base que constituyó su bagaje cultural y educativo del maestro Heriberto en Nombre de Dios, y que los cronistas duranguenses tenemos la obligación de enaltecer a personajes como él, además de proteger y cuidar con auténtico fervor su ejemplo, para que en todo momento, generación tras generación, podamos tenerlo presente.

Hace algunos días falleció el maestro Heriberto Hernández Velázquez, cronista de Nombre de Dios, Durango, un hombre que nació para servir y educar.

Lo conocí en la década de los noventa en la ciudad de Durango, en virtud de la convocatoria emitida por la señora Elvira Díaz de Silerio, presidenta del DIF estatal, para la conformación de la Unión de Cronistas Municipales del Estado de Durango, una tarea en la que estuvo involucrado el propio mandatario duranguense Maximiliano Silerio Esparza.

En la reunión de cronistas municipales efectuada en el año de 1997, se propuso la fundación de una asociación que representara los intereses de los escasos cronistas municipales existentes en aquel momento y que a la postre representaría un antes y un después para la crónica municipal. Ahí fue donde advertí la calidad moral y personal del maestro Heriberto Hernández Velázquez, quien tras una votación por parte de quien asistimos de los diferentes municipios de la entidad, lo designamos nuestro primer presidente de la Unión de Cronistas Municipales del Estado de Durango.

A 35 años de distancia una asociación civil consolidada que nació con buena estrella, bajo la dirección y tutela del maestro Heriberto Hernández. Como escritor y cronista, el maestro Heriberto prodigó un profundo amor a su tierra. El solo referir “El terruño” es algo que se lleva adentro, que se siente en cada palpitar de nuestra vida; a él entregamos el sentimiento y nuestras ansias; por él nuestra nostalgia y nuestro canto; nuestro gemir hecho verso y hecho nota; nuestro suspiro hecho canción¨.

Esa fue la manera en la que el maestro Heriberto concibió su acendrada pasión por la tierra que lo vio nacer. Fue fundador de la asociación civil “Investigadores y Guardianes de la Historia de Nombre de Dios”, así mismo del Museo Comunitario “Contalpa”. Así fue la fructífera existencia del maestro Heriberto Hernández, a quien su pasión por la escritura y la crónica la reflejó en sus obras literarias, que abordan puntualmente la historia de Nombre de Dios, a través de anécdotas, crónicas, cuentos, leyendas y poemas.

Escuchar al maestro Heriberto, siempre resultó una delicia, toda vez que desbordaba una indescriptible pasión y un conocimiento amplio de su teruño.

Como docente dejó una huella perdurable en sus alumnos, fue un reconocido maestro en la Normal Superior de Durango y en la Escuela Normal Experimental Carlos A. Carrillo en Santa María del Oro, solía referir que la memoria colectiva precisa de sólidos cimientos y de una base firme a la vista de todos, para que, en nuestros pueblos y comunidades, nos recordara diariamente lo que somos, de dónde venimos, y a dónde pretendemos llegar.

Esa fue la base que constituyó su bagaje cultural y educativo del maestro Heriberto en Nombre de Dios, y que los cronistas duranguenses tenemos la obligación de enaltecer a personajes como él, además de proteger y cuidar con auténtico fervor su ejemplo, para que en todo momento, generación tras generación, podamos tenerlo presente.