/ sábado 3 de agosto de 2019

El difícil contexto de la economía: dardo al optimismo

Después de consultar a 36 grupos de análisis y consultoría del sector privado nacional y extranjero, el Banco de México presentó sus pronósticos de crecimiento de la economía para este y el siguiente año, con 0.8% para 2019 y 1.5% para 2020, cifras muy por debajo al 2.0% que repite cada mañana se logrará -según “otros datos”- el presidente Andrés Manuel López Obrador para este año.

Esta situación tendrá su impacto en la creación de nuevos empleos, toda vez que el número de trabajadores asegurados en el IMSS para este año ascenderá sólo a 450 mil y no a los 492 mil anunciados; es decir, 42 mil empleos permanentes menos. Lo mismo se espera para el año 2020, menos crecimiento del empleo con 500 mil registros, 36 mil menos de los estimados.

Los obstáculos que enfrenta la marcha de la economía son más del orden interno que externo. La incertidumbre entre los agentes económicos sobre la situación económica actual del país subió del 11% al 15%, lo que regularmente se refleja en pérdida de confianza para iniciar nuevos proyectos.

El tema del exiguo gasto público actual es una limitante para el crecimiento al pasar del 11% al 13% la preocupación entre los analistas. El ejercicio del gasto en el primer semestre fue menor a lo aprobado por la Cámara de Diputados -por lo que recursos sí hay-, lo que está fallando es el flujo de recursos del sector público, y la disminución del gasto en inversión afecta el desarrollo de varias ramas de la economía.

También el clima de negocios empeorará en los próximos seis meses según lo externaron especialistas del sector privado, quienes consideran que el clima de negocios en una economía estancada se encamina a una vía en declive. De cada 100 son 77 los que consideran que no es un buen momento para invertir.

Las preocupaciones se multiplican en todas las áreas de la economía destacando la preocupación de los empresarios de los sectores manufacturero, de la construcción y del comercio acerca de la situación que priva en sus negocios y en el entorno económico nacional. El Indicador de Confianza Manufacturero disminuyó considerablemente en julio respecto del mes anterior; el Indicador de Confianza Empresarial de la Construcción también cayó de manera destacada en julio y el Indicador de Confianza Empresarial del Comercio sufrió un bajón fuerte en julio.

Otras ramas o áreas que generan divisas también arrojan datos reveladores para aumentar la preocupación: la producción automotriz presenta una caída de entre el 2% y 3% en 2020, debido a que se dejará de fabricar el Fusion y se descontinuará el Fiesta, ambos de la Ford; mientras que la planta Toyota abrirá su planta en México hasta 2021, de acuerdo con previsiones de IHS Markit. El porcentaje que disminuirá Ford representa un volumen de 11 mil unidades menos de la producción del país.

Hasta las remesas que envían los connacionales de Estados Unidos a sus familiares disminuyeron 0.7% durante junio, siendo la primera vez que se presenta una disminución desde marzo de 2016. El Banco de México informó que en el sexto mes del año las remesas sumaron 3 mil 119 millones de dólares, un monto menor a los 3,141 millones que se captaron en junio de 2018.

También el tema de las inversiones hacia México está detenido por falta de interlocución con el gobierno y entendimiento de los funcionarios del ecosistema de negocios. Hace falta concretar políticas gubernamentales en apoyo a las empresas e impulsar el crecimiento económico. A consideración de Martín Rodríguez Sánchez, presidente del Consejo Internacional de Empresarios (Coine) el gobierno federal necesita un equipo técnico experimentado que comprenda los temas para traer inversiones, para competir con otros países y regiones que se están llevando la inversión, como Rusia y Asia; actualmente el país carece de una interlocución profesional que entienda el tema de negocios.

El dato menos preocupante lo reportó el INEGI esta semana cuando revela un crecimiento preliminar del 0.1% de la economía entre abril y junio de este año, es decir durante el tercer trimestre no hubo decrecimiento, lo que detuvo la inercia de los dos primeros trimestres que apuntaban hacia una recesión.

En síntesis la situación actual de la economía se caracteriza por el estancamiento, lo que influye negativamente en el clima de negocios y frena nuevas inversiones. Altamente preocupante es que el 77% de los analistas consultados por el Banco de México considere que es mal momento para la actividad productiva, siendo la cifra más alta en los últimos 18 años, desde octubre del 2001 no se generaba un resultado así en estas consultas.

Ante este difícil entorno, se espera que el Gobierno de la República asuma su responsabilidad, no sólo como regulador sino como impulsor de la economía, tal y como lo asume todo estado benefactor, destinando recursos a la inversión productiva para la construcción de infraestructura física, aumentando con ello el consumo privado, además de rectificar en decisiones que han afectado la confianza de los inversionistas como la cancelación del Aeropuerto de Texcoco. También se debe reactivar la banca de desarrollo y otros instrumentos financieros con los que cuenta el gobierno federal para reactivar el sector primario con el otorgamiento de créditos que demandan de manera urgente 500 mil productores agroalimentarios.

Es indispensable que el Estado impulse la actividad económica para generar el crecimiento que hoy vemos lejano. Las políticas asistencialistas no son el camino para el desarrollo económico y social que demandan los mexicanos.

Si el Producto Interno Bruto (PIB) sigue estancandose ó creciendo a tasas de 2% a 2.5% anual a mediano y largo plazo, vamos a caer en estancamiento económico, toda vez que con esas cifras no es posible una transformación sustantiva y se escapan las posibilidades para avanzar en la construcción de una sociedad con bienestar para la mayoría de las familias mexicanas.

Después de consultar a 36 grupos de análisis y consultoría del sector privado nacional y extranjero, el Banco de México presentó sus pronósticos de crecimiento de la economía para este y el siguiente año, con 0.8% para 2019 y 1.5% para 2020, cifras muy por debajo al 2.0% que repite cada mañana se logrará -según “otros datos”- el presidente Andrés Manuel López Obrador para este año.

Esta situación tendrá su impacto en la creación de nuevos empleos, toda vez que el número de trabajadores asegurados en el IMSS para este año ascenderá sólo a 450 mil y no a los 492 mil anunciados; es decir, 42 mil empleos permanentes menos. Lo mismo se espera para el año 2020, menos crecimiento del empleo con 500 mil registros, 36 mil menos de los estimados.

Los obstáculos que enfrenta la marcha de la economía son más del orden interno que externo. La incertidumbre entre los agentes económicos sobre la situación económica actual del país subió del 11% al 15%, lo que regularmente se refleja en pérdida de confianza para iniciar nuevos proyectos.

El tema del exiguo gasto público actual es una limitante para el crecimiento al pasar del 11% al 13% la preocupación entre los analistas. El ejercicio del gasto en el primer semestre fue menor a lo aprobado por la Cámara de Diputados -por lo que recursos sí hay-, lo que está fallando es el flujo de recursos del sector público, y la disminución del gasto en inversión afecta el desarrollo de varias ramas de la economía.

También el clima de negocios empeorará en los próximos seis meses según lo externaron especialistas del sector privado, quienes consideran que el clima de negocios en una economía estancada se encamina a una vía en declive. De cada 100 son 77 los que consideran que no es un buen momento para invertir.

Las preocupaciones se multiplican en todas las áreas de la economía destacando la preocupación de los empresarios de los sectores manufacturero, de la construcción y del comercio acerca de la situación que priva en sus negocios y en el entorno económico nacional. El Indicador de Confianza Manufacturero disminuyó considerablemente en julio respecto del mes anterior; el Indicador de Confianza Empresarial de la Construcción también cayó de manera destacada en julio y el Indicador de Confianza Empresarial del Comercio sufrió un bajón fuerte en julio.

Otras ramas o áreas que generan divisas también arrojan datos reveladores para aumentar la preocupación: la producción automotriz presenta una caída de entre el 2% y 3% en 2020, debido a que se dejará de fabricar el Fusion y se descontinuará el Fiesta, ambos de la Ford; mientras que la planta Toyota abrirá su planta en México hasta 2021, de acuerdo con previsiones de IHS Markit. El porcentaje que disminuirá Ford representa un volumen de 11 mil unidades menos de la producción del país.

Hasta las remesas que envían los connacionales de Estados Unidos a sus familiares disminuyeron 0.7% durante junio, siendo la primera vez que se presenta una disminución desde marzo de 2016. El Banco de México informó que en el sexto mes del año las remesas sumaron 3 mil 119 millones de dólares, un monto menor a los 3,141 millones que se captaron en junio de 2018.

También el tema de las inversiones hacia México está detenido por falta de interlocución con el gobierno y entendimiento de los funcionarios del ecosistema de negocios. Hace falta concretar políticas gubernamentales en apoyo a las empresas e impulsar el crecimiento económico. A consideración de Martín Rodríguez Sánchez, presidente del Consejo Internacional de Empresarios (Coine) el gobierno federal necesita un equipo técnico experimentado que comprenda los temas para traer inversiones, para competir con otros países y regiones que se están llevando la inversión, como Rusia y Asia; actualmente el país carece de una interlocución profesional que entienda el tema de negocios.

El dato menos preocupante lo reportó el INEGI esta semana cuando revela un crecimiento preliminar del 0.1% de la economía entre abril y junio de este año, es decir durante el tercer trimestre no hubo decrecimiento, lo que detuvo la inercia de los dos primeros trimestres que apuntaban hacia una recesión.

En síntesis la situación actual de la economía se caracteriza por el estancamiento, lo que influye negativamente en el clima de negocios y frena nuevas inversiones. Altamente preocupante es que el 77% de los analistas consultados por el Banco de México considere que es mal momento para la actividad productiva, siendo la cifra más alta en los últimos 18 años, desde octubre del 2001 no se generaba un resultado así en estas consultas.

Ante este difícil entorno, se espera que el Gobierno de la República asuma su responsabilidad, no sólo como regulador sino como impulsor de la economía, tal y como lo asume todo estado benefactor, destinando recursos a la inversión productiva para la construcción de infraestructura física, aumentando con ello el consumo privado, además de rectificar en decisiones que han afectado la confianza de los inversionistas como la cancelación del Aeropuerto de Texcoco. También se debe reactivar la banca de desarrollo y otros instrumentos financieros con los que cuenta el gobierno federal para reactivar el sector primario con el otorgamiento de créditos que demandan de manera urgente 500 mil productores agroalimentarios.

Es indispensable que el Estado impulse la actividad económica para generar el crecimiento que hoy vemos lejano. Las políticas asistencialistas no son el camino para el desarrollo económico y social que demandan los mexicanos.

Si el Producto Interno Bruto (PIB) sigue estancandose ó creciendo a tasas de 2% a 2.5% anual a mediano y largo plazo, vamos a caer en estancamiento económico, toda vez que con esas cifras no es posible una transformación sustantiva y se escapan las posibilidades para avanzar en la construcción de una sociedad con bienestar para la mayoría de las familias mexicanas.