/ viernes 17 de junio de 2022

El dilema del PRI


A nivel nacional, Durango debería ser considerado por todos los priistas del país como el búnker del PRI o el último de los mohicanos. En el año 2000, Vicente Fox Quezada interrumpió 70 años de presidentes de la República, todos emanados del partido que fundó Plutarco Elías Calles. Y si sumamos el sexenio de Peña Nieto, serían 76 años en total.

Lo que Fox y Felipe Calderón hicieron fue darles unas vacaciones a los priistas, pero con Andrés López Obrador las cosas son muy distintas. Si alguien conoce las entrañas de las cúpulas del PRI es, sin duda, Andrés Manuel. Con él se comprobó el refrán “pa’ los toros del jaral los caballos de allá mesmo”.

Los 30 millones de votos a favor de AMLO nos hacen recordar la frase de Carlos Monsiváis “a ver quién le pone el último clavo al ataúd del PRI”. Para ser honestos, ese clavo hasta ahora nadie se lo ha puesto. Lo que sí es verdad es que el PRI había quedado herido de muerte, pero gracias a una terapia intensiva sigue vivito y coleando.

Con el tsunami de 2018, el PRI y el PAN sufrieron la derrota más dolorosa de toda su historia como partidos políticos. Los cuadros más inteligentes y poderosos del PRI como Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón, por mencionar solo algunos, hicieron sus análisis y se dieron cuenta de que solos no ganarían en el futuro, ni siquiera una regiduría. En el PAN, con toda seguridad sucedió lo mismo.

Por eso, a nadie debió sorprender que empezaran a ir en alianza para hacerle frente a López Obrador. Haciendo un balance, no les ha ido muy bien. Con la llegada de Alejandro Moreno Cárdenas al partido fue la gota que derramó el vaso. Hoy el PRI sólo cuenta con dos estados de la República: Coahuila y el Estado de México. En Durango, aunque hoy el gobernador electo pertenezca a ese partido, no se puede considerar que el PRI ganó solo.

Desde 2021, los panistas se han convertido en el trampolín preferido del tricolor, sin las palomitas blancas vestidas de azul, Esteban Villegas Villarreal jamás hubiera sido gobernador. Esos famosos 100 mil votos de diferencia fueron aportados por los panistas al PRI, y así consiguió la victoria. Sólo bastan unos cálculos y nos daremos cuenta que así sucedió.

Los priistas a nivel nacional hoy viven un verdadero dilema. Parafraseando el clásico, “sin Alito, con Alito, sin Alito….”. Sin temor a equivocarnos, un número importante de priistas en todo el país se encuentran deshojando la margarita: No me quiere, sí me quiere…. Los priistas de Durango proponen que se replique su modelo en Coahuila y el Estado de México, porque aquí ganó la alianza Va por Durango.

Y por si fuera poco, en el pasado Consejo Nacional del PRI, Esteban Villegas Villareal soltó de su ronco pecho: “ya demostramos que Morena no es invencible”. El único problema que hay es que no se puede confundir la gimnasia con la magnesia ni a Chana con Feliciana. Después de todo, aquí en Durango todo cambia para que todo siga igual.

Como si estuviéramos mirándolo, en 2024 casi es un hecho que vayan juntos el PRI y el PAN en la alianza llamada Va Por México. Sin duda, el PRI va a encabezar dicha alianza y el PAN tendrá que doblar las manos por enésima vez.

Si “Alito”, el que “mata a los periodistas de hambre”, se aferra a no irse del PRI y quiere ser el candidato de la Alianza, Morena, que de eso pide su limosna, les volverá a ganar la presidencia de la República. No es lo mismo ganar la gubernatura de Durango que ganar el 2024.


A nivel nacional, Durango debería ser considerado por todos los priistas del país como el búnker del PRI o el último de los mohicanos. En el año 2000, Vicente Fox Quezada interrumpió 70 años de presidentes de la República, todos emanados del partido que fundó Plutarco Elías Calles. Y si sumamos el sexenio de Peña Nieto, serían 76 años en total.

Lo que Fox y Felipe Calderón hicieron fue darles unas vacaciones a los priistas, pero con Andrés López Obrador las cosas son muy distintas. Si alguien conoce las entrañas de las cúpulas del PRI es, sin duda, Andrés Manuel. Con él se comprobó el refrán “pa’ los toros del jaral los caballos de allá mesmo”.

Los 30 millones de votos a favor de AMLO nos hacen recordar la frase de Carlos Monsiváis “a ver quién le pone el último clavo al ataúd del PRI”. Para ser honestos, ese clavo hasta ahora nadie se lo ha puesto. Lo que sí es verdad es que el PRI había quedado herido de muerte, pero gracias a una terapia intensiva sigue vivito y coleando.

Con el tsunami de 2018, el PRI y el PAN sufrieron la derrota más dolorosa de toda su historia como partidos políticos. Los cuadros más inteligentes y poderosos del PRI como Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón, por mencionar solo algunos, hicieron sus análisis y se dieron cuenta de que solos no ganarían en el futuro, ni siquiera una regiduría. En el PAN, con toda seguridad sucedió lo mismo.

Por eso, a nadie debió sorprender que empezaran a ir en alianza para hacerle frente a López Obrador. Haciendo un balance, no les ha ido muy bien. Con la llegada de Alejandro Moreno Cárdenas al partido fue la gota que derramó el vaso. Hoy el PRI sólo cuenta con dos estados de la República: Coahuila y el Estado de México. En Durango, aunque hoy el gobernador electo pertenezca a ese partido, no se puede considerar que el PRI ganó solo.

Desde 2021, los panistas se han convertido en el trampolín preferido del tricolor, sin las palomitas blancas vestidas de azul, Esteban Villegas Villarreal jamás hubiera sido gobernador. Esos famosos 100 mil votos de diferencia fueron aportados por los panistas al PRI, y así consiguió la victoria. Sólo bastan unos cálculos y nos daremos cuenta que así sucedió.

Los priistas a nivel nacional hoy viven un verdadero dilema. Parafraseando el clásico, “sin Alito, con Alito, sin Alito….”. Sin temor a equivocarnos, un número importante de priistas en todo el país se encuentran deshojando la margarita: No me quiere, sí me quiere…. Los priistas de Durango proponen que se replique su modelo en Coahuila y el Estado de México, porque aquí ganó la alianza Va por Durango.

Y por si fuera poco, en el pasado Consejo Nacional del PRI, Esteban Villegas Villareal soltó de su ronco pecho: “ya demostramos que Morena no es invencible”. El único problema que hay es que no se puede confundir la gimnasia con la magnesia ni a Chana con Feliciana. Después de todo, aquí en Durango todo cambia para que todo siga igual.

Como si estuviéramos mirándolo, en 2024 casi es un hecho que vayan juntos el PRI y el PAN en la alianza llamada Va Por México. Sin duda, el PRI va a encabezar dicha alianza y el PAN tendrá que doblar las manos por enésima vez.

Si “Alito”, el que “mata a los periodistas de hambre”, se aferra a no irse del PRI y quiere ser el candidato de la Alianza, Morena, que de eso pide su limosna, les volverá a ganar la presidencia de la República. No es lo mismo ganar la gubernatura de Durango que ganar el 2024.