/ domingo 5 de abril de 2020

El impacto del Covid-19 en la economía nacional

La incertidumbre económica mundial propiciada por la pandemia del virus Covid-19 tiene fuertes repercusiones en nuestro país, perjudicando de manera especial a las personas más vulnerables y a las micro, pequeñas y medianas empresas, consideradas la espina dorsal de nuestra economía al generar 72% del empleo y 52% del Producto Interno Bruto, en actividades como el comercio, los servicios y la industria artesanal.

La mayoría de los países asiáticos, europeos y de América enfrentan una contracción económica al caerse de manera abrupta el consumo privado, el debilitamiento del sector laboral y la insolvencia de las empresas para enfrentar la paralización de sus actividades; ante tal escenario, se estima que en México alrededor del 70% de las MiPYMES se encuentran en peligro de extinguirse si la crítica situación actual llegara a prolongarse por dos meses más.

El panorama económico se observa sombrío con este impacto inesperado, estimando la mayoría de los análisis especializados fuertes caídas en el PIB de Europa de -5%, China con 3% a 4% de crecimiento, lo que representa una contracción si consideramos que en los últimos años su crecimiento es del 8% en promedio; mientras que en Estados Unidos se pronostica una cifra de -1%, perspectivas que tienen una repercusión directa en nuestro país.

Las finanzas públicas se verán afectadas debido a la disminución de los ingresos por la fuerte caída de los precios del petróleo y el descenso de la demanda mundial de energéticos. Habrá menos ingresos para Pemex aumentando el riesgo financiero que enfrenta dicha empresa, en otro tiempo fuente principal de ingresos de la hacienda pública.

Otros datos nada halagadores son la caía del consumo a niveles de -7.3%, las inversiones en -4%, las exportaciones con -4% y la masa salarial con -2%, propiciando una baja en los ingresos tributarios de -1.5% del PIB, resultando seriamente afectados sectores importantes como el mercado informal, los bienes semiduraderos, el transporte y turismo, el ingreso de remesas, las PYMES formales y las cadenas productivas.

Para revertir la tendencia negativa de estas cifras es necesario que las nuevas estrategias del gobierno federal -programadas para anunciarse hoy- se orienten a suavizar la política fiscal, revisar la política monetaria, fortalecer el mercado interno y apoyar a las micro, pequeñas y medianas empresas.

En medio de este clima de incertidumbre, la sociedad desde la academia, los medios de comunicación y organismos del sector privado, ha alzado la voz para hacer propuestas al gobierno federal a fin superar los retos. Destaca el planteamiento del “Grupo Nuevo Curso de Desarrollo sobre la emergencia sanitaria, económica y social”, encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas, excandidato Presidencial y el académico Rolando Cordera.

Mediante un manifiesto formulan la necesidad de “Un Pacto de Estado” suscrito por el gobierno, sectores sociales, trabajadores y empresarios, poderes Legislativo y Judicial, estados y municipios de zonas metropolitanas, con la finalidad de proteger el empleo y el ingreso de los grupos más vulnerables, salvaguardar la planta productiva con énfasis en las PYMES, mantener la continuidad en servicios estratégicos públicos, concesionados o privados, así como apoyar más proyectos de inversión pública, privada y mixta para la recuperación.

El documento publicado en medios impresos de difusión nacional y circulado en redes sociales, señala que es tiempo de atender la prioridad central de protección a la salud y responder a los impactos económicos y sociales de la actual crisis sanitaria, para lo que -añade- se requiere un cambio de estrategia en política económica y en las finanzas públicas. “No es el momento para la polarización, es preciso se convoque a un Pacto incluyente, porque la emergencia actual excede las dificultades de otras crisis profundas”, sostiene.

Destaca el anuncio que ante un panorama inédito como actual, sociedad y gobierno estamos obligados a responder de común acuerdo con medidas a la altura de las circunstancias y la magnitud de este nuevo desafío. El Pacto de Estado propuesto sería un mecanismo de trabajo que involucre a todos los sectores del país.

Hasta el momento las decisiones que se han tomado desde el ámbito gubernamental para enfrentar las amenazas provienen de los gobiernos locales, como el otorgar créditos por 25,000 pesos a las PYMES, exención de impuesto de nomina, exención de pago de agua, créditos estatales a las MiPYMES; en tanto que a determinaciones del sector privado destaca el programa de diferimiento a créditos por parte de los bancos comerciales.

Ahora es el turno del Gobierno Federal de tomar el liderazgo para enfrentar la difícil situación sanitaria y sus consecuencias en el ámbito económico y social, la sociedad está haciendo lo que le compete al no salir de casa para evitar riesgos más drásticos, los empresarios están buscando alternativas para mantener la plantilla de trabajadores y reactivar la producción una vez superada la situación de emergencia sanitaria, es deseable que se atienda la propuesta de un Pacto de Estado en el que los sectores social, privado y gubernamental, interactúen para encontrar unidos soluciones que hoy requieren los mexicanos.

Mal haría el gobierno si el titular del Ejecutivo repite lo que sucedió cuando presentó el Plan Nacional de Desarrollo, que en lugar de proyectos y programas con soporte técnico y viabilidad financiera, envió al Congreso una proclama política de anhelos con tintes ideológicos. En esta ocasión ya no se puede dar ese lujo porque está de por medio la vida de miles de personas y la viabilidad de la economía nacional.

Se requiere una estrategia con acciones factibles, en la que se determinen responsables, tiempos y formas de evaluación. Hoy se debe actuar conforme a las circunstancias objetivas y no a obsesiones políticas.

La incertidumbre económica mundial propiciada por la pandemia del virus Covid-19 tiene fuertes repercusiones en nuestro país, perjudicando de manera especial a las personas más vulnerables y a las micro, pequeñas y medianas empresas, consideradas la espina dorsal de nuestra economía al generar 72% del empleo y 52% del Producto Interno Bruto, en actividades como el comercio, los servicios y la industria artesanal.

La mayoría de los países asiáticos, europeos y de América enfrentan una contracción económica al caerse de manera abrupta el consumo privado, el debilitamiento del sector laboral y la insolvencia de las empresas para enfrentar la paralización de sus actividades; ante tal escenario, se estima que en México alrededor del 70% de las MiPYMES se encuentran en peligro de extinguirse si la crítica situación actual llegara a prolongarse por dos meses más.

El panorama económico se observa sombrío con este impacto inesperado, estimando la mayoría de los análisis especializados fuertes caídas en el PIB de Europa de -5%, China con 3% a 4% de crecimiento, lo que representa una contracción si consideramos que en los últimos años su crecimiento es del 8% en promedio; mientras que en Estados Unidos se pronostica una cifra de -1%, perspectivas que tienen una repercusión directa en nuestro país.

Las finanzas públicas se verán afectadas debido a la disminución de los ingresos por la fuerte caída de los precios del petróleo y el descenso de la demanda mundial de energéticos. Habrá menos ingresos para Pemex aumentando el riesgo financiero que enfrenta dicha empresa, en otro tiempo fuente principal de ingresos de la hacienda pública.

Otros datos nada halagadores son la caía del consumo a niveles de -7.3%, las inversiones en -4%, las exportaciones con -4% y la masa salarial con -2%, propiciando una baja en los ingresos tributarios de -1.5% del PIB, resultando seriamente afectados sectores importantes como el mercado informal, los bienes semiduraderos, el transporte y turismo, el ingreso de remesas, las PYMES formales y las cadenas productivas.

Para revertir la tendencia negativa de estas cifras es necesario que las nuevas estrategias del gobierno federal -programadas para anunciarse hoy- se orienten a suavizar la política fiscal, revisar la política monetaria, fortalecer el mercado interno y apoyar a las micro, pequeñas y medianas empresas.

En medio de este clima de incertidumbre, la sociedad desde la academia, los medios de comunicación y organismos del sector privado, ha alzado la voz para hacer propuestas al gobierno federal a fin superar los retos. Destaca el planteamiento del “Grupo Nuevo Curso de Desarrollo sobre la emergencia sanitaria, económica y social”, encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas, excandidato Presidencial y el académico Rolando Cordera.

Mediante un manifiesto formulan la necesidad de “Un Pacto de Estado” suscrito por el gobierno, sectores sociales, trabajadores y empresarios, poderes Legislativo y Judicial, estados y municipios de zonas metropolitanas, con la finalidad de proteger el empleo y el ingreso de los grupos más vulnerables, salvaguardar la planta productiva con énfasis en las PYMES, mantener la continuidad en servicios estratégicos públicos, concesionados o privados, así como apoyar más proyectos de inversión pública, privada y mixta para la recuperación.

El documento publicado en medios impresos de difusión nacional y circulado en redes sociales, señala que es tiempo de atender la prioridad central de protección a la salud y responder a los impactos económicos y sociales de la actual crisis sanitaria, para lo que -añade- se requiere un cambio de estrategia en política económica y en las finanzas públicas. “No es el momento para la polarización, es preciso se convoque a un Pacto incluyente, porque la emergencia actual excede las dificultades de otras crisis profundas”, sostiene.

Destaca el anuncio que ante un panorama inédito como actual, sociedad y gobierno estamos obligados a responder de común acuerdo con medidas a la altura de las circunstancias y la magnitud de este nuevo desafío. El Pacto de Estado propuesto sería un mecanismo de trabajo que involucre a todos los sectores del país.

Hasta el momento las decisiones que se han tomado desde el ámbito gubernamental para enfrentar las amenazas provienen de los gobiernos locales, como el otorgar créditos por 25,000 pesos a las PYMES, exención de impuesto de nomina, exención de pago de agua, créditos estatales a las MiPYMES; en tanto que a determinaciones del sector privado destaca el programa de diferimiento a créditos por parte de los bancos comerciales.

Ahora es el turno del Gobierno Federal de tomar el liderazgo para enfrentar la difícil situación sanitaria y sus consecuencias en el ámbito económico y social, la sociedad está haciendo lo que le compete al no salir de casa para evitar riesgos más drásticos, los empresarios están buscando alternativas para mantener la plantilla de trabajadores y reactivar la producción una vez superada la situación de emergencia sanitaria, es deseable que se atienda la propuesta de un Pacto de Estado en el que los sectores social, privado y gubernamental, interactúen para encontrar unidos soluciones que hoy requieren los mexicanos.

Mal haría el gobierno si el titular del Ejecutivo repite lo que sucedió cuando presentó el Plan Nacional de Desarrollo, que en lugar de proyectos y programas con soporte técnico y viabilidad financiera, envió al Congreso una proclama política de anhelos con tintes ideológicos. En esta ocasión ya no se puede dar ese lujo porque está de por medio la vida de miles de personas y la viabilidad de la economía nacional.

Se requiere una estrategia con acciones factibles, en la que se determinen responsables, tiempos y formas de evaluación. Hoy se debe actuar conforme a las circunstancias objetivas y no a obsesiones políticas.